La OCDE ha recortado sus previsiones económicas para el próximo año incluso hace más de dos meses, especialmente en Europa por el impacto de la crisis energética agravada por la invasión rusa a Ucrania, y considera que la prioridad número uno de gobiernos y bancos centrales debe ser inflación.
En su informe Outlook publicado este martes, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) calcula que el crecimiento del producto interior bruto (PIB) mundial se va a ralentizar gravemente, al pasar del 3,1 % este año al 2,2 % el próximo año.
Además, la recuperación de lo que se califica como “la mayor crisis energética desde los años 70” tardará en llegar, ya que en 2024 ese crecimiento solo ascenderá a un discreto 2,7%.
A excepción de Irlanda, que se ha revisado al alza hasta el 3,8%, y Japón, que se mantiene en el 1,8%, los autores del informe han recortado las previsiones para los otros 36 países de la organización respecto al anterior informe semestral que tenían publicado en junio.
Y para muchos de esos países también han tenido que revisarlo con respecto al estudio provisional que publicaron a finales de septiembre.
Aunque las situaciones recesivas no serán muy generalizadas, seis de estos países verán reducido su producto interior bruto (PIB) en 2023, especialmente por el impacto de la guerra en Ucrania: Alemania (-0,3%), Reino Unido (- 0,4 %), Chile (-0,5 %), Suecia (-0,6 %), Finlandia (-0,3 %) y Letonia (-0,2 %).
El PIB de la zona euro en su conjunto solo aumentará un 0,5% (se esperaba un 1,6% en junio) y lo mismo ocurrirá con el de Estados Unidos (se esperaba un 1,2%). La recuperación en ambos casos será muy tímida en 2024, con una progresión del 1,4% y 1%, respectivamente.
Ello sin tener en cuenta que el principal riesgo de estas proyecciones es el de un recrudecimiento de la crisis energética, especialmente en Europa este invierno, y quizás más el próximo invierno por las dificultades para llenar las reservas de gas.
Porque, como advierte la OCDE, incluso los precios más altos de la gasolina o una interrupción del suministro reducirían el crecimiento económico y aumentarían la inflación.
En las grandes economías emergentes, aunque la tendencia general es también de desaceleración en 2023, la situación es bastante desigual, y un buen ejemplo es China, que este año va a tener un aumento limitado de su PIB (3,3%) debido a las restricciones por su política covid cero, y donde se prevé una recuperación en 2023 (4,6%) que debería mantenerse en 2024 (4,1%).
LAS SANCIONES CONTRA RUSIA TIENEN POCO IMPACTO POR AHORA
La OCDE reconoce implícitamente que las sanciones occidentales contra Rusia por la guerra no están teniendo ni de cerca el impacto que predijeron inicialmente.
Es cierto que estima que su economía sufrirá una recesión del 3,9% este año, pero en junio calculó que el retroceso sería del 10%. Los autores del estudio afirman que allí la situación empeorará mucho más el próximo año, con una caída del 5,6%, y la caída del PIB continuará en 2024 (-0,2%).
Economista Jefe de la OCDE Álvaro santos pereirainsiste en que la lucha contra la inflación “Ahora tiene que ser nuestra primera prioridad, y eso pasa por la subida de tipos de interés que están aplicando los bancos centrales, que ya está surtiendo efecto”.
Según sus proyecciones, esta subida deberá continuar durante lo que resta de 2022 y en el primer semestre de 2023 para alcanzar una tasa superior al 4% para el Banco Central Europeo y del 5% para la Reserva Federal de Estados Unidos.
Pero la política monetaria no es suficiente. Los gobiernos también tienen que implicarse en una política fiscal más restrictiva orientada al ahorro energético y al fomento de las renovables.
En concreto, las ayudas públicas para compensar los costes energéticos de particulares y empresas no pueden seguir siendo masivas e indiscriminadas, sino temporales y selectivas, para proteger a los más vulnerables sin generar presiones inflacionistas adicionales.
El economista jefe también enfatiza que los gobiernos deben mantener los mercados abiertos y los flujos comerciales sin obstáculos porque continuar con las políticas proteccionistas sería «un serio revés para muchos países, particularmente los más pobres del mundo, y dañaría significativamente la economía global».