Las últimas acciones de Cristina Kirchner están dejando claro que no se limitará a dar el debate a nivel discursivo, sino que está dispuesta a liderar el «confrontación de modelos económicos» a los hechos
Y eso, en conjunto con su hijo Máximotratará de presionar Alberto Fernández del Congreso, con iniciativas que obligarán al Presidente a tomar posición. Sucedió con el proyecto para que los trabajadores puedan jubilarse sin el número requerido de años de cotización.
Hace unas semanas se había presentado una iniciativa para que la aportación extraordinaria de las grandes fortunas que se aplicó el año pasado quedara fija durante diez años. Y, ahora, a la polémica se ha sumado otra iniciativa, que quiere materializar el reclamo de los piqueteros por un «salario universal».
Todo en momentos en que el ministro Guzmán comenzó a repetir casi a diario que el objetivo del equilibrio fiscal y la reducción de la emisión de moneda sin respaldo no es una imposición de la Fondo Monetario Internacional sino una convicción del propio Gobierno.
Para colmo, el kirchnerismo incluso hace quedar mal al ministro al “cebarlo” con medidas que ya tenía pensado aplicar. Por ejemplo, la aceleración en el esquema de aumentos del salario minimo, de modo que en agosto se alcanzó el 45% previsto para diciembre. Guzmán ya había insinuado que pensaba aplicar esta medida, pero ante la opinión pública fue Máximo Kirchner quien se quedó atrás como impulsor de la iniciativa.
Y, en estos momentos, uno de los temas en los que el kirchnerismo está poniendo la lupa es el acceso de empresas endeudadas en dólares al mercado cambiario. Según el vicio, el pago de deudas privadas es uno de los rubros que explica por qué el Banco Central no puede retener divisas en un momento de ingresos récord por exportaciones agropecuarias.
Martín Guzmán y Axel Kicillof, puntas de lanza en el «enfrentamiento de modelos» que se desarrolla en el interior oficial
La presión K sobre los salarios
En definitiva, todo lo que está pasando es consecuencia del diagnóstico político de Cristina, que ve como los «poderes concentrados» -que incluyen empresas, consultoras de economistas y medios de prensa- se encargan de «crear sentido común» para que se acepte como natural y afirmaciones incuestionables que no son ciertas. Por ejemplo, que los aumentos de salarios pueden ser causa de aceleración de la inflación.
Y, lo que se hace evidente es que esta crítica no iba dirigida sólo a los empresarios y la oposición sino, sobre todo, al propio gobierno interno. Cristina es dispuesto a forzar un cambio en la política de ingresos.
Incluso antes de su comentado discurso sobre Chaco, la vice había hecho gestos de abierto desafío a la política salarial diseñada por los ministros de Economía, Martín Guzmány de trabajo, claudio moroni. Por ejemplo, cuando el gobierno rechazó los llamados a un aumento salarial de suma fija por decreto, Cristina otorgó un bono de $20,000 a los empleados del Senado.
Con ese acto, no solo dejó en claro su disconformidad con la política oficial, sino que ratificó su escepticismo de que la inflación pueda ir a la baja, como había prometido Guzmán.
Luego, al elogiar públicamente a la unión bancaria por haber cerrado una paridad en el 60% Tras un conflicto que incluyó una huelga, aclaró que ese elogio implicaba una crítica a Moroni: el ministro había sido acusado por dirigentes sindicales de querer favorecer a los bancos.
Y a nadie le pareció casual que, dos cuatro días después de su discurso en el que defendió que no es la expansión salarial ni monetaria la que genera inflación, se anunciara en el público de la provincia de Buenos Aires una revisión conjunta con los empleados. Así, Kicillof convocó a un acto para anunciar que se llevaría del 45% al 60% los convenios por más de medio millón de estatales en la provincia.
Todo un mensaje nacionalya que ahora se tomara ese numero cComo referencia para los empleados públicos dependiente de la administración central y también de las gobernaciones del resto de las provincias. Hablando en números, más de tres millones de empleados que aspiran a ser reconocidos con un aumento del 60%.

Política salarial, en el centro de la puja política: contra la opinión del Gobierno, el kirchnerismo sigue presionando por bono general por decreto
La pelea teórica: Kicillof versus Guzmán
Este «debate» que incitó Cristina desembocó también en un enfrentamiento abierto en el campo de la teoría económica, donde el portavoz del expresidente es el Gobernador Axel Kicillof, quien ocupó el Ministerio de Economía en los últimos dos años del gobierno de Kirchner.
Aunque ninguno de los dos «blanqueó» que se estaban enviando mensajes, quedó claro para todo el mercado que, cada vez que uno de ellos hablaba, se estaba siguiendo. un contrapunto en los modelos de desarrollo económico que están en conflicto dentro de la coalición de gobierno.
Guzmán ya había dejado claro, cuando comenzaron a recrudecer las críticas por la aceleración inflacionaria, que creía en los recortes de impuestos y la contracción monetaria como elementos clave en la lucha contra la inflación. Aunque nunca abandonó su discurso «políticamente correcto» de sostener que la inflación es un fenómeno multicausal, desde hace un tiempo viene recargando la tinta en el tema fiscal y monetario.
“Es necesario que la Argentina siga reduciendo su déficit fiscal y por ende dependa menos del endeudamiento y de la emisión monetaria. Esta es una cuestión de aritmética, no hay ideología. Si tienes déficit, tienes más deuda y emites más, y luego parte de esos pesos van a presionar el tipo de cambio y la inflación»fue la elocuente frase del ministro al ser entrevistado por Gustavo Silvestre en C5N, entrevista realizada para acallar los rumores sobre una inminente renuncia.
Y esa trama se profundizó. No por casualidad, en el acto en el que, junto a Alberto Fernández, anunció el bono de $18.000 para ayudar a los desempleados, el ministro destacó, como prueba del esfuerzo por frenar la inflación, que impuesto rojo del primer trimestre había sido apenas el 0,25% del PIB.
Pero la crítica de K, lejos de ser silenciada, se hizo más fuerte. En su discurso del Chaco, Cristina afirmó que lo que estaba diseñando Guzmán era «un modelo exportador con salarios bajos» y agregó que, para colmo, ni siquiera se estaba logrando lo único positivo de ese modelo, que es la capacidad de acumular reservas en el Banco Central.
¿La «maquinita» es inofensiva?
Además, la expresidenta dedicó un capítulo de su discurso a argumentar que la inflación no es una consecuencia automática de expansión monetaria. Parecía una crítica a Macri, ya que se centró en mostrar cómo una baja monetización de la economía coexistía con una alta inflación al final de la administración macrista. Sin embargo, todos interpretaron que, también, el mensaje iba dirigida a Guzmánque está mostrando un afán por no abusar de la «maquinita» para financiar el gasto público.
Y si alguien había sospechado que las gráficas que mostró Cristina en su exposición en Chaco habían sido realizadas por Axel Kicillof, entonces tenía razones para confirmarlo: el exministro continuó el argumento de la vicepresidenta en las redes sociales.
“Las palabras de Cristina en Chaco volvieron a desatar una avalancha de respuestas de nuestros frustrados monetaristas. Insisten en asociar mecánicamente la inflación con la emisión monetaria”, increpó Kicillof, mostrando un gráfico para mostrar cómo el “experimento macrista” refuta la teoría convencional. El gráfico muestra que, en un contexto de base monetaria estable, la inflación iba en aumento.
«No hubo ‘maquinita prendida’ y, sin embargo, solo lograron tasas altísimas, recesión, caída del salario real y empleo privado»completó el economista favorito del expresidente.

El efecto del tema monetario sobre la inflación, un renovado debate, pero esta vez no es contra la ortodoxia sino entre la K y el equipo de Guzmán
Como era de esperar, sus declaraciones provocaron una ola de respuestas, críticas e ironías entre los economistas del lado opuesto.
Hubo quienes alegaron manipulación de datos. Otros aseguraron que los números muestran exactamente lo contrario de lo que quiere afirmar Kicillof, porque el hecho de que la baja monetización coincida con la alta inflación es un síntoma de la caída de la demanda de dinero. Otros le recordaron que el tipo de cambio no mejora la demanda de pesos sino que amplía la brecha cambiaria, que en segunda instancia genera inflación.
Y hubo quienes le recordaron que la inflación estaba cayendo y la demanda de pesos era alta hasta agosto de 2019, cuando las expectativas cambiaron abruptamente por la derrota electoral de Macri frente al Frente de Todos. En definitiva, lo habitual cuando Kicillof entra en debate.
La respuesta de Guzmán
Pero la realidad es que las palabras de Kicillof no solo estaban destinadas a asustar a sus colegas ortodoxos, sino que, sobre todo, sirvieron de advertencia a Guzmán: si insiste en una política de contracción monetaria y altas tasas de interéscomo hizo el equipo económico macrista, tomar el riesgo que la economía de Alberto Fernández Acabé como la de Macri.
Guzmán entendió el mensaje y, por eso, también dio su respuesta en ese nivel de la discusión de los modelos económicos. En su entrevista radial con María O’Donnell, grabada dos días después del discurso de Cristina, el ministro fue tajante sobre la línea que defenderá: «¿En qué país del mundo ha funcionado tener subsidios energéticos de tres o cuatro puntos del producto? ¿En qué país funciona que haya déficits persistentes financiados por una moneda que la gente ya no quiere?»preguntó desafiante.
Y no terminó ahí. El martes habló en el Cámara Americanala cámara de empresas estadounidenses que hacen negocios en la Argentina, uno de esos eventos que -como antes había sido el cónclave empresarial Llao Llao- rechaza el kirchnerismo por un «asunto de piel».
Allí, parafraseando a Cristina, llamó a «no dejar un espacio de sentido común, ni de un lado ni del otro». Y dejó frases que respondían directamente a los argumentos de Cristina sobre la economía bimonetaria ya la defensa de Kicillof del tema como un fenómeno ajeno a la inflación.
“En los últimos años, el BCRA ha financiado sistemáticamente la Tesorería. En una economía bimonetaria eso es un problema. Hay poca confianza en la moneda local y muchas decisiones o transacciones se hacen en moneda extranjera. Hay que generar confianza. Por eso es que tenemos que converger a cero, de forma sensata»dijo Guzmán.
Sus palabras dejaron entrever que, al contrario de lo que querían Cristina y Kicillof, Continuará la reducción de impuestosla subida de tipos de interés y un intento de contener fondos de El gasto público con emisión monetaria.
Y, sobre todo, lo que ambos partidos dejaron claro es que, efectivamente, hay un “choque de modelos” dentro de la coalición de gobierno. Y que el debate no se dará sólo en discursos, sino con un peligroso pulso de medidas económicas y proyectos de ley.
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Fuente: iprofesional.com