En un evento tradicional de Silicon Valley, que recuerda al influyente AllThingsD, se le preguntó a Elon Musk sobre el cohete del competidor Jeff Bezos y la forma de su pene.
«Bueno, si solo vas a hacer un vuelo suborbital, entonces tu cohete podría ser, digamos, más pequeño», respondió. El entrevistador y el público rieron, muchos incluso aplaudieron.
Fue dos días antes de que saliera al aire el último de los cinco episodios de «Countdown: Inspiration4 Mission to Space», el documental de Netflix sobre el proyecto de gira espacial de Musk.
La conversación con el gerente, que duró menos de la mitad del tiempo, es más divertida y reveladora que todo el espectáculo. Este es, como está claro desde el principio, un comercial de SpaceX, la compañía de Musk, con apariciones especiales de los autos de Tesla.
La broma en sí revela más. Abordada en el documental, pero tratando de no mostrar que es un lema publicitario, la oferta de vuelos orbitales es el supuesto diferencial de SpaceX, en la naciente disputa de turistas con Blue Origin de Bezos.
Los primeros cuatro episodios en Netflix son especialmente somnolientos, siguiendo como personajes del reality show a los cuatro supuestos tripulantes, siendo elegidos y luego preparados para el vuelo.
Se siguen las reglas de la representación social, con algunos llamamientos dramáticos, como el sobreviviente de cáncer. «Cada persona que se une a esta misión debe poder traer, por sí misma, una historia fuerte e inspiradora», explica su «comandante».
El programa solo tendrá sentido en medio del último episodio, con el vuelo. Es cuando se presentan las imágenes de la «ventana más grande jamás colocada en el espacio», según la narración que siempre se publicita, y se ve «toda la esfera de la Tierra», otro diferencial.
Al final, los carteles enfatizan que, «a una altitud orbital de 585 kilómetros, la tripulación voló más alto que todos los astronautas del siglo XXI», es decir, que competidores como Blue Origin e incluso rusos y chinos.
El documental autorizado, «Countdown» evita abordar los riesgos reales del vuelo, como la alarma que sonó sobre el baño -con problemas en la «gestión de residuos», aunque sin llegar a la cabina, aseguró SpaceX en entrevistas reales.
La narración enfatiza que fue un «hito histórico», el comienzo de una era espacial «civil», en el sentido de ser una iniciativa privada, no estatal. La baja temperatura del documental no respalda tal proclamación de una nueva era.
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Fuente: uol.com.br