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«La sorprendente historia del Diablito Echeverri: cómo un humilde club de Chaco conquistó el interés de un jeque árabe»

El Club Deportivo Luján de Resistencia: un ejemplo de desigualdad en el fútbol

Un error del capitalismo

En el mundo del fútbol, la desigualdad económica es un problema recurrente. Este es el caso del Club Deportivo Luján de Resistencia, uno de los clubes más pobres de Argentina, que recibirá 1 millón de dólares gracias al traspaso del jugador Claudio «Diablito» Echeverri de River Plate al Manchester City. Este hecho pone en evidencia las desigualdades generadas por el sistema capitalista.

Un club humilde

El Club Deportivo Luján, ubicado en uno de los barrios más humildes de la ciudad de Resistencia, cuenta con apenas 16 años de existencia. A pesar de su corta historia, el club alberga a 400 niños y niñas que, en lugar de estar en la calle, practican deportes como fútbol, handball y hockey. Sin embargo, las instalaciones del club son precarias, más parecidas a un potrero que a un club social y deportivo.

Un aporte inesperado

El traspaso de Claudio Echeverri al Manchester City ha generado un inesperado ingreso para el Club Deportivo Luján. El club chaqueño posee el 15% del pase del jugador, lo que le otorga el derecho a recibir 1 millón de dólares. Mientras tanto, River Plate, con el 85% restante, se llevará aproximadamente 25 millones de dólares. Esta diferencia abismal refleja la desigualdad existente en el fútbol.

La realidad del club

El Club Deportivo Luján cuenta con apenas dos habitaciones y un baño. Una de las habitaciones se utiliza para cuestiones administrativas, mientras que la otra cumple múltiples funciones como vestuario, almacenamiento de pelotas y material deportivo, y sede social. Estas condiciones contrastan con la opulencia del propietario del Manchester City, el jeque árabe Mansour bin Zayed Al Nahayan.

El rol del padre de «Diablito»

Claudio Echeverri, apodado «Diablito», jugó en el Club Deportivo Luján desde los 6 hasta los 10 años. A pesar de sus habilidades futbolísticas, su padre decidió que se quedara en el club del barrio en lugar de anotarse en uno de mayor renombre. Esta decisión del padre, quien es ampliamente admirado en el barrio, es la responsable de que el club reciba ahora una importante suma de dinero. Este hecho demuestra que no fue la gracia de Dios ni un error del capitalismo, sino una decisión personal la que benefició a los chicos de Villa Rio Negro.

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