Ana Katz (El juego de la silla, Una novia errante, Soñar con Florianópolis) presenta El perro que no se calla en la Competencia Latinoamericana del Festival de Cine de Mar del Plata, y luego se estrenó comercialmente el jueves 25. Rodada en blanco y negro, pasó por los Festivales de Sundance y Rotterdam, donde ganó como mejor película. Y la actriz y directora llegó con expectativas a Mar del Plata.
“Conocí este Festival como estudiante. Veíamos cuatro películas al día y dormíamos muy poco. Me parece un encuentro clave entre cineastas, que debe ser federal, inclusivo, para ampliar la mirada, para construir nuestra identidad ”, comienza.
-¿Qué elenco conseguiste? ¿Tuviste una relación previa con todos o llamaste a alguien específicamente para la película?
Katz está en Mar del Plata y se estrena el jueves 25 en salas comerciales. Foto Lucia Merle
-Daniel Katz, protagonista de la película, es mi hermano. Creo que su aporte fue inmenso, porque en cada toma se comprometió con Sebastián, con lo que vivía el personaje. La sensibilidad que tiene es muy poderosa. Y la película se abrió a ese compromiso. Sus ojos, su humor, su generosidad. Buscaba la verdad en actores y actrices. Aquellos que están dispuestos a trabajar con una cámara muy íntima, que retrata la forma en que ven e imaginan mientras actúan. Algunos como Raquel Bank, Carlos Portaluppi y Juliet Zylberberg Son amigos míos, muy admirados por mí. El elenco es magnífico. Les estoy muy agradecido a todos ellos, fueron valientes y confiados en la búsqueda.
-Para participar de forma remota en el Festival de Sundance te obsequiaron unas gafas de realidad virtual aumentada.
-Estábamos en la pandemia más dura, en un momento terrible con muchas pérdidas. Me enviaron un visor de realidad virtual que es impactante, es decir, es efectivo. Entonces participé en charlas, vi trabajos de colegas e incluso fui a bares virtuales. Esta última experiencia fue divertida y aterradora a partes iguales, vestida de avatar y escuchando cómo me hablaban y parecía que estaban a mi lado, en el salón de mi casa.

¿Premonición? Una parte de la película se desarrolla en medio de una pandemia. Ana Katz escribió y dirigió la película antes de Covid-19. Foto de prensa
-¿Y el Festival de Rotterdam?
-Me encanta ese festival, que también viví virtualmente. Me alegré de que nuestro trabajo fuera visto allí. Las miradas son plurales, vi películas singulares que no son de fácil acceso. Y ganamos el premio a la Mejor Película.
-Tienes humor, pon notas inesperadas. ¿Eres así en tu vida diaria?
-Mis amigos deberían responder, pero yo diría que sí. Al menos me lo dicen. No puedo sin eso.

Daniel Katz, hermano de Ana y el protagonista, que quiere llevar a su perro al trabajo. Pero no lo dejan. Foto de prensa
-Le dedicas «El perro que no se calla» a Nicolás Villamil, el músico de casi todas tus películas, que murió …
-Sí, también era un muy buen amigo mío. Era una persona extraordinaria, muy luminosa, con la que nos hicimos amigos a los 15 años, estudiando teatro en la escuela de Hugo Midón. Nicolás compuso esta música en un proceso difícil, le dije lo que imaginaba y él tocaba el piano. Cuando lo escuché, no entendí cómo alguien podía entender algo tan bellamente. Su música está en la película y entiendo que compartirla es honrar su vida, su alegría y la belleza de su creación.
Varios años de producción

Ana Katz en el plató. Fui al Festival de Mar del Plata como estudiante «y veíamos 4 películas al día». Foto de prensa
-¿Cómo estuvo el rodaje? Porque armar la producción de la película llevó varios años …
-Sí, la película utiliza la herramienta de puntos suspensivos como uno de sus pilares. Sebastián se ve con cambios físicos muy grandes, a medida que pasa el tiempo y pasa por diferentes etapas. Fue un proyecto que nació muy claro, siempre guiado por fuertes sentimientos, que necesitaba hacerse espacio poco a poco, siempre con el apoyo de Laura Huberman, la productora y el equipo. También se sumó Ramiro Pavón, de OhMy Gómez. en la producción.
-¿La filmaste por etapas?
-Empecé a filmar ensayos, con la cámara que nos prestó la Universidad del Cine. Tenía ganas de volver al principio, de volver sobre un camino para volver a conectar con esas primeras sensaciones que nos generó el rodaje. Y luego sí, luego rodamos de forma estructurada.

El humor que tiene la película corre paralelo al que lleva Katz en su vida diaria. Foto Lucia Merle
-¿Por qué decidiste rodarlo en blanco y negro?
-Desde el principio pensé que sí. Creo que partí del deseo de bajar el nivel de ruido. La sensación de que la presencia audiovisual es constante en redes, series, películas, anuncios donde se consume desde un lugar automático, se sabe dónde reír, dónde llorar, lo haces sin fallar siquiera.
Pero la percepción más genuina es diferente. Como cuando se va la luz y, tras el primer momento de ansiedad, aparece un aura de calma y disfrute, que incluso nos lleva a lamentarnos cuando todo «se normaliza». La vida normal de hoy tiene demasiado ruido. Los directores de fotografía con los que trabajé son maravillosos, los admiro y fue un lujo contar con su colaboración.
Precursor …

La directora cuenta por qué decidió rodarla en blanco y negro. Foto de prensa
-En la película ocurre una pandemia, la gente usa trajes de buceo, y tú escribiste y filmaste la película antes. Eres un precursor …–
-Eso es lo que dicen, jeje. Quizás sea cierto que desde el arte se puede leer lo que ya está en el aire. Por otro lado, si hablamos de un planeta que nos pide que lo respetemos para no desequilibrarnos, las señales son constantes, aparecen por todas partes.
El espejo de la película de lo vivido después fue bastante impactante. Antes de filmar solíamos decir «escenas de ciencia ficción», y después era una realidad cotidiana compleja. El creador de las burbujas de la película vendió otras similares más tarde, durante la pandemia.
-Rita, la puta, ¿es tuya o de tu hermano? ¿Hiciste una selección?
-Rita era el perro de Daniel, la adoraba. En la escena en la que juegan juntos en el campo, se retrata la forma en que tuvieron que pasar el tiempo juntos. También tengo un perro, Krompka.

Carla Peterson y la claqueta de «Terapia alternativa», que Katz codirigió con Jazmin Stuart. Foto: Estrella +
-¿Cómo ves el futuro del cine en una época en la que el streaming avanza cada vez más?
-Todavía encuentro mágico el cine, la oscuridad de la sala, la experiencia colectiva. Y la delicadeza del paseo anterior, de la conversación posterior. Creo que cada vez me gusta más el cine. Es un espacio de encuentro, una forma de viajar.
-¿Qué te dejó “Alternative Therapy”, la serie que grabaste para Star +?
-Una experiencia desafiante de redacción, configuración y edición. Me encantó trabajar con los actores y la capacidad de desarrollar personajes en diez capítulos. Escribir los guiones fue una experiencia enorme y voluminosa que disfruté mucho junto a Alejandro Jovic y Daniel Katz. Diálogos, contradicciones y sensualidad con otros tiempos.
«El perro que no calla» se proyecta este sábado a las 16:30 horas, en el cine Aldrey 1.
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Fuente: Clarin.com