La cosecha de cebada en Argentina está en pleno desarrollo, con una proyección de 5,3 millones de toneladas. Las empresas cerveceras más importantes del país, Quilmes y CCU, están integrando cada vez más su producción con el campo para garantizar la calidad de la malta y cumplir con los estándares de trazabilidad y sustentabilidad exigidos en los mercados internacionales.
Quilmes: Innovación en variedades de cebada
Quilmes, con su larga trayectoria en el sector cervecero, ha lanzado dos nuevas variedades de cebada, Malkia y Florence, tras 12 años de investigación y una inversión significativa en su centro de desarrollo genético. Estas nuevas variedades buscan reemplazar a las anteriores, como Andreia y Montoya, por ofrecer mejores rendimientos y calidad en distintos tipos de ambientes. Con un enfoque en la calidad, Quilmes trabaja en un modelo de contratos integrados con los productores para garantizar la pureza varietal desde la semilla hasta la botella.
CCU: Compromiso con la agricultura sostenible
Por otro lado, CCU ha optado por un enfoque diferente, centrado en la agricultura certificada y la trazabilidad de sus productos. En colaboración con Boortmalt, la empresa ha implementado prácticas de agricultura responsable en las regiones de Rosario y Bahía Blanca, con el objetivo de aumentar el porcentaje de malta certificada en su producción. Este compromiso con la sostenibilidad ha dado frutos, como la selección de la planta de CCU en Luján como una de las mejores del mundo por Heineken Global.
La agricultura regenerativa como herramienta estratégica
Ambas compañías están apostando por la agricultura regenerativa como parte de su estrategia a largo plazo. Este enfoque busca maximizar los rendimientos agrícolas reduciendo al mismo tiempo los impactos ambientales, a través de prácticas como rotaciones de cultivos, manejo eficiente de fertilizantes y promoción de la biodiversidad. Esta nueva forma de producir materias primas es clave para garantizar un suministro estable y de alta calidad, en línea con las demandas de los consumidores y los estándares internacionales.
Conclusión
La integración de las empresas cerveceras con el campo argentino a través de la cebada es un claro ejemplo de cómo la industria alimentaria está evolucionando hacia prácticas más sostenibles y responsables. Tanto Quilmes como CCU están liderando este cambio, cada una con su enfoque particular, pero con un objetivo común: garantizar la calidad y la trazabilidad de sus productos a través de una producción agrícola más consciente y regenerativa. Este compromiso con la sustentabilidad no solo beneficia al medio ambiente, sino que también fortalece la base productiva de las empresas a largo plazo, asegurando su crecimiento y competitividad en el mercado global.
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