Los 155 constituyentes electos en Chile comenzarán a sesionar este domingo para cumplir con la titánica tarea de redactar un Constitución sustituir al vigente desde la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990) y sentar las bases de un nuevo pacto social.
Pero, ¿cómo será ese proceso de escritura? ¿Estarán basados en las tres Magna Letters que ha tenido Chile?
¿Será un texto detallado como en los países germánicos o se optará, en cambio, por uno simple y conciso al estilo anglosajón?
Aquí están las claves de un proceso que surgió de las protestas de 2019 y que se mira con lupa dentro y fuera de Chile.
Un cartel con recomendaciones para la pandemia de coronavirus, en el edificio donde se reunirá la asamblea constituyente en Santiago de Chile. Foto: EFE
1- ¿Quién liderará el proceso?
En una ceremonia sobre la que se han dado pocos detalles y que se llevará a cabo en el antiguo Congreso Nacional en Santiago, Los electores jurarán o prometerán sus cargos ante la Relatora del Juzgado Calificador de Elecciones, Carmen Gloria Valladares.
Una vez constituida, la primera tarea de la convención -con 17 plazas para pueblos indígenas y el único en el mundo que estará integrado por un número equilibrado de hombres y mujeres, será elegir por mayoría absoluta una junta directiva para liderar el proceso, con un presidente y un vicepresidente.
La elección de la mesa se esconde un tira y afloja entre las diversas fuerzas de la convención, integrado en su mayoría por ciudadanos independientes, sin afiliación partidaria, aunque con una tendencia progresista. La derecha solo ganó 37 de los 155 escaños.
El presidente de Chile, Sebastián Piñera, aceptó la redacción de una nueva Constitución luego de las fuertes protestas de 2019. Foto: DPA
“La primera mañana será crucial para ver el tono que tendrán las discusiones”, reconoció a la agencia EFE Javier Couso, académico de la Universidad Diego Portales (Chile) y de la Universidad de Utrecht (Holanda).
Aunque aún no se conoce el papel que jugará el presidente convencional, «existen diferencias entre elegir una figura conciliadora para suavizar el diálogo o alguien más radical», agregó.
Los nombres que más suenan son la líder mapuche Elisa Loncón, la periodista Patricia Politzer o el abogado Agustín Squella.
2- El reglamento
También son los días de sesiones, la posibilidad de realizar una reunión fuera de Santiago, los tiempos de intervención de los constituyentes, el rol de la junta directiva o las comisiones que van a discutir los diferentes temas. un desconocido.
Por ello, tras la instalación, llega la primera prueba de fuego de la instancia: redactar su propio reglamento de funcionamiento y aprobarlo por mayoría de dos tercios.
La redacción de una nueva Carta Magna fue uno de los principales reclamos en la revuelta de octubre y noviembre de 2019 en Chile. Foto: AP
“Cuanto más se demoren en la reglamentación, menos tiempo tendrán para redactar la Constitución. Espero que puedan salir de esto en dos meses, pero es una convención con poca experiencia y puede tardar más, como sucedió en Bolivia. ”, dijo a EFE Claudia Heiss, jefa de la carrera de Ciencias Políticas de la Universidad de Chile.
3- El término
Convención debe presentar una propuesta nueve meses después de la instalación, aunque solo puede solicitar una prórroga de tres meses, por lo que el texto debería estar listo para julio de 2022 a más tardar y luego someterse a un plebiscito para que entre en vigor.
Mientras no se aplique la nueva Ley Fundamental, se aplicará la Ley de 1980, la cual es muy cuestionada por su origen dictatorial y porque favorece el libre mercado en servicios básicos como educación, salud o pensiones.
Lo que sí parece claro, teniendo en cuenta que gran parte de los constituyentes están sensibilizados con el sentimiento de la calle, es que las reuniones de las comisiones serán abiertas. Según una encuesta de Ipsos, el 70% de los chilenos apoyan esta opción.
“Si bien la literatura sobre procesos constituyentes recomienda espacios reservados para las conversaciones, creo que en Chile hoy no es posible porque hay una gran demanda de transparencia y la sociedad necesita confiar en las instituciones”, dijo Couso.
Funciona dentro del antiguo Congreso de Chile, que será la sede de la convención para redactar una nueva Constitución. Foto: EFE
4- Los modelos
Si se ratifica en plebiscito, sería el primogénito de un proceso plenamente democrático y participativo en la historia de Chile, por lo que las expectativas son altas y los electores se sumergen en textos de otros países para encontrar ideas.
Colombia es el gran ejemplo regional, aunque en temas indígenas la mirada está puesta en Bolivia. España y Sudáfrica también podrían aportar buenas ideas, según los expertos.
El texto también se basará en las tres Constituciones que Chile ha tenido desde su independencia (1833, 1925 y 1980) y debe respetar el carácter de la República, su régimen democrático, las decisiones judiciales y los tratados internacionales.
«Creo que hay un mensaje simbólico de crear un nuevo texto, al menos formalmente, pero en términos de contenido, lo más probable es que se recopilen cosas de la década de 1980», dijo Mario Herrera, académico de la Universidad de Talca.
También sobre la mesa está el debate sobre si el nuevo texto debe ser «minimalista», como dicta la tradición anglosajona, o extenso y si utilizar un lenguaje sencillo, alejado de los tecnicismos.
Para Couso, «si hay que elegir entre un entendimiento absoluto y una precisión jurídica para evitar interpretaciones erróneas, optará por lo segundo»: «No hay nada peor – concluyó – que una Constitución ambigua».
Fuente: EFE
CB
Fuente: Clarin.com