«Me lavo los dientes con agua embotellada», suspira Francisca Benítez, una mujer de 76 años que aprovecha la sombra en el café Lastras de Cuéllar, un pueblo privado de agua potable a menos de dos horas de Madrid, en el corazón de España.
En España, donde se ve la calidad del agua amenazado por la contaminación agrícola, la falta de controles y la sequía, varias decenas de localidades, además de Lastras, padecen el mismo problema.
En esta localidad de Castilla y León (centro), los nitratos y el arsénico hacen que el agua no sea potable para sus habitantes350 en invierno y alrededor de mil en verano.
Así que todos los lunes desfilan por la plaza principal recoger botellas de agua subvencionadas por la alcaldía, que se transportarán en armas o carretillas.
Un hombre lleva botellas de agua mineral en una carretilla en Lastras de Cuéllar el 28 de junio de 2021. Foto AFP
Entre ellos Alejandro Martín, de 17 años, quien ayudar a su abuelo de 95 años para encontrar el agua preciosa que usa para hacer café.
En el exterior, en los balcones cuelgan guirnaldas hechas con botellas de plástico junto con carteles que muestran demandar acceso al agua potable.
«No es normal en el siglo XXI»Mercedes Rodríguez, de 41 años, está irritada.
Inversiones
El alcalde Andrés García denuncia su lado «falta de dinero» público eso ha retrasado un proyecto que debería traer agua potable para fin de año.
Solo en Castilla y León, 63 comunidades se vieron privadas de agua bebiendo en marzo, según la televisión regional. A nivel nacional, no existen cifras oficiales.
Según el Ministerio de Salud, 67.050 análisis realizados en 2019 a nivel nacional, a veces en el mismo lugar en diferentes fechas, demostraron que el agua no era potable.
En Lastras de Cuéllar, en la región central de Castilla y León, los nitratos y el arsénico han hecho que el agua no sea potable. Foto AFP
Y los niveles de nitrato son preocupantes ya que más de una cuarta parte (28%) de las estaciones de aguas subterráneas del país muestran una concentración cercana o superior al umbral de potabilidad y casi una cuarta parte (22%) es «vulnerable» a esta contaminación debido a la naturaleza de los suelos o agrícolas actividades, según el Ministerio de Transición Ecológica.
El la contaminación agrícola es cada vez más notoria. Como en Lierta, en la comarca de Aragón (noreste), sin agua potable desde 2018 por los nitratos y donde los habitantes luchan contra un proyecto para instalar una granja con 3.000 cerdos.
El ganado
Bajo un sol abrasador solo un perro bebe de una fuente rebosante de algas más verdes que las montañas circundantes, dominando una vasta extensión de campos de grano dorado salpicados de pocilga.
Aquí están «20.000 cerdos para unos 50 habitantes», Se queja Bernard Más, de 68 años, miembro de una asociación de vecinos que acaba de lograr suspender el proyecto durante un año en el último ayuntamiento.
En el país donde el producto porcino es muy valorado, «ganadería intensiva, macro-explotaciones están siendo un problema“por la calidad del agua en las zonas donde se ubican, por estiércol, estima Luis Babiano, presidente de la Asociación Española de Operadores Públicos de Agua y Saneamiento.
Pero el exceso de nitratos en las fuentes de agua sigue siendo sobre todo una «consecuencia del uso de fertilizantes en la actividad agrícola», lo que constituye «el problema principal» sobre el terreno, subrayó un informe del Ministerio de Transición Ecológica de finales de 2020.
«En áreas rurales no hay suficiente control de las aguas y los habitantes de pequeños núcleos de población podrían estar bebiendo agua no potable sin saberlo ”, advierte el mismo informe.
Una situación que preocupa incluso en Bruselas, donde la Comisión Europea emitió un ultimátum a España en 2020 para mejorar su control de la calidad del agua, bajo pena de elevadas multas.
Asimismo, la sequía, que podría agravarse en España para el cambio climático, amenaza con poner en peligro la calidad del agua.
Porque si la cantidad de agua disminuye y la cantidad de productos nocivos que contiene no disminuye, lla proporción de este último aumenta, explica Luis Babiano.
En Lastras, Mercedes Rodríguez teme que los problemas del agua llevar a la gente «a la extinción», ya que «¿quién va a venir a vivir a un pueblo que no puede beber agua del grifo?»
Agencia AFP
PB
Fuente: Clarin.com