La más feroz adversaria de Donald Trump dentro del Partido Republicano, Liz Cheney, perdió anoche por amplia diferencia las primarias de su partido para las elecciones de mitad de período en la Cámara de Representantes de Wyoming -y con ello su escaño y su puesto-, frente a la candidata de Trump, Harriet. Hageman.
La derrota, por más de 30 puntos según los datos de las encuestas más recientes, representa una victoria indudable para Trump en la que se consideraba su principal venganza contra los diez congresistas republicanos que apoyaron su juicio político o el proceso de destitución por su responsabilidad en el sangriento asalto al Capitolio, el 6 de enero de 2021. De todos ellos, con Cheney a la cabeza, sólo dos han ganado las primarias para optar a conservar sus escaños.
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El resultado de anoche, cantado durante semanas por las encuestas, tiene una lectura muy diferente para la propia Cheney pero también para todos los republicanos descontentos con la deriva cada vez más personalista y extremista del partido en su aceptación del liderazgo de Trump: una aceptación que por ahora no se ve afectada. por sus crecientes problemas con la justicia en relación con el golpe del 6-E, con su intento de falsificar las elecciones presidenciales y con la apropiación de los documentos ultrasecretos que el FBI le incautó la semana pasada en el registro de su mansión de Mar- a-Lago, Florida.
“Aquí terminan las primarias, pero mi trabajo recién comienza”, declaró Cheney con apenas el 15% de los votos escrutados. La también vicepresidenta de la comisión de la Cámara Baja que investiga el 6-E, hija y fiel heredera política del exvicepresidente Dick Cheney, abrió así la puerta a su posible candidatura a las primarias para las elecciones presidenciales de 2024, una opción apuntada por todos los medios del país sin que ella los desmintiera.
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En la solemne declaración política con la que condimentó su aceptación de la derrota, Cheney indicó que no estaba dispuesta a «aceptar la mentira de Trump» sobre un presunto fraude en las elecciones de 2020 para ganar unas primarias obteniendo el citado apoyo del exgobernante político.
Eso habría requerido, señaló Cheney, «apoyar los continuos intentos de Trump de desmantelar nuestro sistema democrático y socavar los cimientos de nuestra república», dijo. Era un camino, agregó, que ella «no podía y nunca tomaría».