Martín Llaryora sabe que su fuerte es la gestión. El perfil que busca darle a la segunda etapa de su mandato al frente del Municipio fue claro hacia la militancia durante los festejos por el Día del Trabajo, y hacia el mundo político mediterráneo en los días que siguieron. Esta semana, el alcalde de la capital cordobesa se presentó con el empresariado local, firmó un convenio con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y encabezó la audiencia del informe anual del Plan de Metas del municipio durante su gestión de gobierno.
“Estamos en el momento de remar y posicionarnos en la mejor posición posible para que cuando llegue el momento de izar la vela, el viento de Hace por Córdoba (HxC) acabe empujándonos y nos permita sacar la mayor ventaja posible” . Así resumen en su entorno la estrategia con la que el alcalde capitalino buscará convertirse en el sucesor de Juan Schiaretti.
Saben que los tiempos dependen del gobernador y que, en buena medida, se definirán en función de la proyección nacional del actual presidente cordobés. Mientras tanto, anticipan que vendrán meses en los que se avizoran actividades relacionadas con la mejora de una gestión local que también tendrá que definir continuidades. En ese sentido, saludan el trabajo de instalación de la senadora Alejandra Vigo, el teniente de alcalde Daniel Passerini, el secretario de Gobierno Miguel Siciliano o el secretario de Transporte de Córdoba Marcelo Rodio, entre otros nombres que aspiran a gobernar la capital provincial y que ya conforman pequeños núcleos. del poder en pos de ocupar la silla principal en el Palacio 6 de Julio.
El llaryorismo sabe que es «fundamental» para garantizar la continuidad de HxC en el Municipio que, aseguran, dejó de ser considerado «una silla eléctrica», para convertirse en «un Ferrari». En ese transporte, con esa velocidad y esas prestaciones de primer nivel, el oriundo de San Francisco quiere llegar al Centro Cívico.
Los números que se manejan en el círculo íntimo de Llaryora dan el visto bueno a esa lectura. Hablan de niveles de aceptación que superan el 60%, muy similares a los del propio Schiaretti, que esperan convertir en intención de voto “cuando Juan dé la voz de aura”.
El rival a batir es Luis Juez. Con él se miden y con él imaginan un mano a mano final en el momento en que las urnas provinciales convoquen a la ciudadanía. A partir de una gestión que consideran exitosa, esperan mantener una ventaja importante en la Capital y mantener la buena imagen que mantiene Llaryora en los departamentos que lo tuvieron como referente a lo largo de su etapa política, principalmente San Justo.
Mirando al norte y al sur, reconocen que los referentes y las militancias locales del peronismo en Córdoba acabarán jugando a su favor, pero que también habrá que revertir un grado de desconocimiento en torno a la figura del alcalde cordobés, que puede acabar balanceándose negativamente en el tramo final de la carrera.
En este sentido, el trabajo futuro buscará potenciar la red de alcaldes que, sin diferenciar entre partidos políticos, intentarán fortalecerse a través del trabajo conjunto. Allí, la dirección vuelve a aparecer como central. El Ayuntamiento de Córdoba firma convenios con distintas localidades a partir de sus iniciativas más emblemáticas y comparte experiencias de gestión de algunas plataformas colectivas, como la Red Iberoamericana de Economía Circular, cuya segunda cumbre mundial tendrá lugar en el centro del país en junio . Cuando Schiaretti habilite las candidaturas, Llaryora comenzará a recorrer el territorio en modo campaña pero, mientras tanto, la gestión seguirá siendo el eje.
El equipo del alcalde cordobés lee los números que llegan a su escritorio y encuentra constantes que replican algunos análisis propios y ajenos sobre la discusión política provincial: a medida que la discusión nacional se aleja y los análisis se acercan a la realidad cordobesa, las imágenes de Juez y Rodrigo De Loredo, los principales nombres de Juntos por el Cambio, empiezan a desvanecerse. En todo caso, el lariorismo no se deja convencer por esta lectura, sobre todo en base a la crítica situación que vive el país en términos económicos y sociales.
“A ningún oficialismo le conviene que la situación económica no se revierta. En ese sentido, la oposición tiene una estrategia mucho más clara”, señalan en el entorno del alcalde, quien mantiene un diálogo más fluido que Schiaretti con algunos sectores del que llaman “kirchnerismo moderado”. fortalecerá las opciones de PvC en cualquiera de sus expresiones locales. En el contexto de una elección “muy reñida”, “todos los votos suman”, advierten. También señalan que, dependiendo de cómo sea la estrategia nacional, principalmente la de Schiaretti, decantada, se podría solidificar el vínculo con el «albertismo».
Lo que supera al llaryorismo es la voluntad que pueda expresar este sector identificado con el Frente de Todos a la hora de formar una suerte de alianza con el aparato quiarretista que lo azotó durante gran parte de la gestión iniciada en diciembre de 2019.
A corto plazo, llegará el momento de profundizar en los argumentos que permitan a Llaryora ser el «número colocado» en la batalla por la sucesión de Schiaretti. Con los que aspiran a un mismo destino, el alcalde cordobés mantiene un buen diálogo y sabe que, al final del camino, todos estarán trabajando por un mismo objetivo.
El peronismo cordobés, por primera vez sin José Manuel de la Sota o Schiaretti como candidatos, buscará mantenerse en el poder político provincial tras un cuarto de siglo de gestión ininterrumpida. Por primera vez, en ese mismo período, lo hará mientras gobierna cinco de las seis ciudades más pobladas de su territorio. Llaryora, que manda en lo más importante, se prepara para ir a por el premio mayor.
Fuente: LetraP, en base a una nota del periodista César PUCHETA
Fuente: diariocordoba.com.ar