Las titulares de la agencia Télam y TV Pública, Bernarda Llorente y Rosario Lufrano, y el subgerente artístico de Radio Nacional, Gustavo Campana, analizaron el tratamiento informativo que la dictadura impuso a la cobertura de los medios argentinos sobre la Guerra de Malvinas, al compartir un público charla que revisó procesos y recordó hechos históricos para exponer las contradicciones y debilidades de los mandos militares en su política de comunicación.
En una actividad organizada por Télam en su espacio de la Feria del Libro, los tres periodistas abordaron la estrategia de desinformación utilizada por la dictadura encabezada por Leopoldo Fortunato Galtieri para manipular a la sociedad argentina durante la guerra, desde diferentes perspectivas, que Llorente lo resumió en tres aspectos: la estricta censura, el apoyo de algunos medios a la línea editorial militar por afinidad ideológica y la lógica comercial de las empresas informativas..
“En Argentina la censura convivía con intereses y negocios, vendiendo fotos e información a agencias internacionales de noticias que afectaban la imagen de la dictadura”Bernarda Llorente
Lufrano, para iniciar la intervención, recordó el cerrojo periodístico que el terror dictatorial había impuesto desde su primer día, con el comunicado 19 de la Junta, que establecía «prisión por tiempo indefinido» para quienes «por cualquier medio difundan, divulguen o propagar noticias, comunicaciones o imágenes, con el propósito de inquietar, perjudicar o desprestigiar a las Fuerzas Armadas”..
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Llorente, por su parte, se centró en los cambios que se produjeron en «la estrategia mediática específica» a medida que avanzaba la guerra.
Luego señaló que tras el desembarco del 2 de abril, el objetivo mediático de la dictadura era transmitir que había una presunta «normalidad» en las islas, mientras que con la llegada de la flota británica al Atlántico Sur y el inicio de la peleando «la guerra empieza a ser atractiva y empiezan a crecer los ratings y la circulación de las revistas, porque se convierte en un negocio», una oportunidad incluso para enriquecerse, como sucedió con la venta de fotos en el exterior.
“En Argentina convivía la censura con intereses y negocios, vendiendo fotos e información a agencias internacionales de noticias que afectaban la imagen de la dictadura”, remarcó la presidenta de Télam, y dijo personalmente que en 1982 se exilió con su madre en México y que la distancia le facilitó observar los hechos desde una perspectiva «más matizada», resumida en una frase de organismos de derechos humanos: «Las Malvinas son argentinas, los desaparecidos también».
Campana, el tercer expositor, brindó una visión federal al afirmar que para la sociedad argentina no era lo mismo seguir la guerra desde la capital del país que vivirla desde la provincia de La Pampa hacia el sur, en la Patagonia, «donde la guerra era carne y hueso»apuntó, en contraste con la mirada de «los ojos de Buenos Aires», que consideró representada por una frase de una canción contemporánea de Charly García: «No bombardeen Barrio Norte».
Según Campana, la matriz de manipulación informativa de 1982 se basó en lo que venía haciendo la dictadura desde el 24 de marzo de 1976, a partir del «dominio de todo el dial radial y la función que cumplió Papel Prensa de controlar los diarios». , pero también algunos medios de comunicación, por su propia convicción, se sumaron con un rol adicional, como “los semanarios de Editorial Atlántida, buque insignia de esa manipulación con sus enormes editoriales”.
Al difundir la narrativa triunfalista sobre el conflicto, agregó, las Fuerzas Armadas también utilizaron el formato «positivo» que había desarrollado la agencia de publicidad estadounidense Burston Mastaller para tratar de contrarrestar las denuncias de violaciones de derechos humanos que se repetían en el mundo y defender la imágenes del dictador Jorge Rafael Videla y el entonces Ministro de Economía, José Alfredo Martínez de Hoz.
Desde el plano internacional, Lufrano hizo una analogía entre Galtieri y Margaret Thatcher, porque ambos «trataron de salvar a sus gobiernos con la guerra», lo que logró la premier conservadora en su país, mientras Llorente hizo trizas la cobertura mediática de los países europeos en guerra en los que -salvo España, por el tema de Gibraltar- observó una «defensa generalizada de sus intereses coloniales» y un alineamiento y coordinación editorial con Londres.
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Respecto al papel de los medios públicos en 1982 y hoy, otro de los temas de la charla, los tres señalaron que Télam y Canal 7 -hoy TV Pública- eran los únicos medios presentes en las islas al momento de los combates.: Esto permitió un mayor control de lo que llegaba al continente, e “incluso se establecieron puestos de control o fijación de información” en distintos puntos del país, reconstruyó Lufrano.
“Esa guerra absurda, ficticia, tenía dos objetivos, hacia adentro y hacia afuera. Por eso la represión cuando se anuncia la rendición… Eso fue una reacción contra los medios. Todo estaba bien hasta ayer y ¿ahora me hablas de rendición? ”, sintetizó Campana al referirse al desencanto y enfado que produjo en el país la noticia de que la guerra se había perdido.
Y sobre esa fractura entre los medios y sus audiencias, que para millones de argentinos vino de la mano de la decepción, agregó: “A tres días de la rendición, parecía que las fuerzas argentinas estaban más fuertes que nunca”.
Con intervenciones por turnos a partir de las preguntas del moderador, también periodista Felipe Celesia, los representantes de los medios públicos coincidieron en que el tema Malvinas -indicó Llorente- representa «un tema incómodo para las élites argentinas», sobre todo porque el reclamo de la soberanía «nos lleva a chocar en algunos foros internacionales» con el Reino Unido, y que la defensa de los intereses nacionales «nos lleva a cuestionar la colonización en el sentido amplio del término».
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En ese momento, Lufrano recordó unas declaraciones de la titular del PRO, Patricia Bullrich: “Hoy tienes a los partidarios de ese colonialismo diciendo directamente que tenemos que entregar Malvinas. ¡Y te lo dicen sentados en un canal de televisión! Es brutal”. escucharlo así”, confió, y luego vinculó esas posiciones con otras que afirman que la existencia de medios públicos “no tiene ningún sentido”.
«En Europa, esta discusión está zanjada», dijo Llorente en ese momento. “Nadie discute el papel de los medios estatales, ni siquiera en EEUU, paradójicamente. Porque lo que está muy claro es que dada la lógica comercial y empresarial de muchos medios privados, la concentración mediática y la concentración digital, los medios estatales son fundamentales, porque en además de ser plurales y diversos, tienen que representar las diversidades de una sociedad cada vez más segmentada”, agregó.
Sobre el papel de los medios públicos y Malvinas, Campana finalmente recordó que “la primera y hermosa responsabilidad y obligación es cumplir con el mandato constitucional, que desde la reforma de 1994 nos obliga a reclamar soberanía”.
La charla completa en la Feria del Libro
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Con información de Telam y otras fuentes de noticias.