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Lluvia en el litoral de SP apunta a falla de pronóstico – 22/02/2023 – El Diario / Brasil

La falta de inversión en nuevas tecnologías, combinada con la aceleración del cambio climático, hace que el pronóstico del tiempo sea más inexacto en Brasil, según expertos entrevistados por la Hoja.

El servicio de meteorología es fundamental para que organismos públicos, como Defensa Civil, se preparen con antelación en un intento de mitigar los efectos de un temporal.

En la costa norte, la Defensa Civil había emitido una alerta el jueves (16) por la posibilidad de registrar una acumulación de 250 milímetros durante el fin de semana. Sin embargo, el volumen de lluvia llegó a 682 mm, según el Gobierno de São Paulo.

Como resultado de la tormenta, 48 personas murieron, 47 en São Sebastião y una en Ubatuba, según datos de este miércoles (22).

Según el profesor Eduardo Mario Mendiondo, coordinador científico del Ceped (Centro de Educación e Investigación de Desastres) de la USP, los modelos de pronóstico actuales utilizan parámetros atmosféricos calibrados por condiciones históricas y necesitan ser actualizados.

“El clima está cambiando, con mayor magnitud y con mayor frecuencia de ocurrencia de extremos. Los modelos necesitan ser actualizados constantemente, a escala global y en regiones específicas, con microclimas y dinámicas peculiares, como es el caso de Serra do Mar y Baixada Santista», dice Mendiondo.

El profesor llama la atención sobre la falta de inversión pública. Según él, el gobierno necesita reforzar el personal e invertir en nuevas herramientas para Cemaden (Centro Nacional de Monitoreo y Alerta de Desastres Naturales), Inpe (Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales) e Inmet (Instituto Nacional de Meteorología).

“Aún se multiplica por 20 el potencial de las supercomputadoras actuales en territorio nacional, aún se necesita contratar hasta 20 veces el número de servidores de mantenimiento y operación de las supercomputadoras y aún se necesita contratar hasta diez veces el número actual de técnicos operativos», dice el profesor de la USP.

Para atender esas necesidades, Mendiondo estima que son necesarias inversiones de R$ 25 mil millones por año. “Esto para convertir esta nueva evidencia científica, mejorando las predicciones, siguiendo ejemplos como Japón, Europa y Estados Unidos”.

El meteorólogo Mamedes Luiz Melo dice que el volumen de lluvia fue agravado por la acción del ciclón extratropical asociado a un frente frío que pasó por el sur del país y São Paulo. “La tecnología venía advirtiendo, pero estamos ante algo móvil en la atmósfera”, dice Melo.

La Defensa Civil dice, en una nota, que se emiten boletines especiales y avisos de riesgo meteorológico en base a simulaciones numéricas de pronósticos meteorológicos. “Estos umbrales se basan en el historial de lluvias en la región donde la lluvia acumulada representa un riesgo de disturbios, como deslizamientos, derrumbes, inundaciones, inundaciones e incidentes relacionados con rayos y viento”, dijo la Defensa Civil.

Proyecciones del Inmet, que emite alertas sobre el riesgo de deslizamientos a organismos públicos, pronosticaron volúmenes de lluvia inferiores a un modelo utilizado por la empresa de meteorología MetSul.

El modelo de la empresa, llamado WRF, apuntó que algunas zonas podrían tener lluvias por encima de los 600 mm en algunas partes del terreno, lo que terminó por confirmarse. Las previsiones más serias del instituto federal hablaban de precipitaciones en el nivel de 400 mm.

El pronóstico de lluvia de Inmet en la costa norte utilizó seis modelos numéricos diferentes. El instituto también usa WRF, pero con una resolución más baja que MetSul. Es decir, la empresa logró hacer los cálculos a partir de detalles más precisos del desahogo que el organismo público.

«WRF ha demostrado ser una herramienta muy importante en la identificación de eventos extremos de lluvia», dice el meteorólogo Estael Sias, de MetSul. “Es importante señalar que el modelo WRF es simplemente una herramienta de trabajo, un producto y no un pronóstico, y que el pronóstico final que se da a conocer al público y a los clientes tiene en cuenta otros modelos y también la experiencia del meteorólogo en eventos extremos. «

Según el meteorólogo Franco Nadal Villela, del equipo Inmet de São Paulo, la resolución no es el factor más decisivo para pronosticar las lluvias. Dice que los modelos utilizados por el instituto pudieron predecir que la tormenta en São Sebastião sería muy grave, aunque no alcanzaron el valor de 600 mm.

“Hay modelos de menor resolución que en ocasiones predijeron menos precipitaciones”, dice Villela. «Los pronósticos modelados estaban prediciendo bien este evento y las variaciones en la cuantificación de la precipitación [volume de chuva por hora] son una más de las variables que consideramos para emitir alertas”.

A Hoja envió consultas vía correo electrónico al Inpe, que coordina el Centro de Pronóstico del Tiempo y Estudios Climáticos (Cptec), pero no recibió respuesta hasta la publicación de este texto.

Para José Marengo, climatólogo y coordinador de Cemaden, defiende los cambios. Explica que el modelo de pronóstico del tiempo divide la región en áreas de hasta 200 kilómetros cuadrados. Con esto, no es posible predecir la cantidad aproximada de lluvia en toda la región.

“Brasil no está preparado tecnológicamente. Es como dividir a Brasil en grandes cajas de 200 kilómetros cuadrados, entonces hay distorsiones dentro de una misma región. Puede haber zonas donde llueve menos y otras que superan los 600 milímetros, el modelado no es perfecto”, dice Marengo.

También advierte de la falta de nuevas tecnologías. “La supercomputadora del Inpe, la Tupã, que resuelve ecuaciones matemáticas a alta velocidad, data de 2010 y se considera obsoleta”, dice el climatólogo.

El profesor Pedro Côrtes, del Instituto de Energía y Medio Ambiente de la USP, coincide en que esa área necesita más recursos, pero considera que las previsiones de las agencias gubernamentales fueron suficientes para señalar que se avecinaba una fuerte tormenta.

“La espera de la inversión no puede postergar la solución del problema, los pronósticos ya funcionan”.

A Hoja publicó, el 28 de diciembre de 2010, la inauguración de la supercomputadora. En ese momento, el Tupã costaba R$ 31 millones y se usaba en países como Estados Unidos, China, Alemania y Rusia. Para operarlo, el Inpe tuvo que construir una nueva central eléctrica, con una capacidad de 1.000 kilovatios; antes de eso, solo había 280 kilovatios disponibles en el instituto.

Incluso hoy, los especialistas señalan al Tupã como el mejor equipo que tiene Brasil para predecir, además de inundaciones, olas de calor y frío y períodos de sequía.

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