Son ciudadanos del mundo sin salir de Argentina. Sus estilos de vida y sus trabajos les permiten vivir en el campo y en otras partes del planeta. Viven como en una especie de puente, con un corazón partido en dos y una maleta sin deshacer del todo.
A la vieja tradición de emigrar en busca de un mejor trabajo o probar suerte en otro país y dejar atrás a los amigos, la familia y el barrio, se suma esta nueva modalidad.
Es la aspiración de varios argentinos, que no encuentran estabilidad económica en el país y que, gracias a sus carreras u oficios, pueden tener la posibilidad de estar en dos lugares al mismo tiempo. Cobrar en dólares o euros es una forma de evitar la inflación que, según el INDEC, registró un aumento de 7,7% en marzo frente a febrero, y se convirtió en la variación mensual más alta desde abril de 2002 (10,4%).
Viven el sueño de muchos: están en dos países al mismo tiempo, ganan en moneda internacional y no salen de Argentina.
“Es la vida que armé y me encanta vivir”
“Esta vida la armé sola, de vez en cuando frené y me sorprendo de que esta sea mi realidad”, dijo Iara Sneidermanis., una chica de 29 años a la que le encanta la fotografía. Hace cinco años pudo compaginar su pasión por la fotografía, viajar y trabajar sin salir de Argentina. Su primer trabajo en el extranjero fue en Nueva York a través de un taller de fotografía, lo que le permitió cobrar por primera vez en otra moneda. «Fue entonces cuando dije wow, esto es bueno», recordó.
Iara se definió a sí misma como una «nómada digital», tiene, como le gusta decir, «su base» en Mar del Plata. Tu empleo te permite trabajar a distancia y también desde cualquier parte del mundo. Un día puedes tomar fotos desde Singapur y al mismo tiempo dar una clase magistral de zoom a personas de todo el planeta. Unos meses en Argentina y otros meses en una parte del mundo, todo sin salir de aquí, aunque tengas la oportunidad de empezar una nueva vida en otro país.
“Mi viaje a Bali, al cual fui a tomar fotos de diferentes restaurantes, me impactó. Soy muy fan de las cafeterías, así que siempre iba y todos estaban trabajando en su computadora por la mañana y por la tarde hacían surf o iban a la playa. Esa fue la primera vez que pude visualizar este mundo de nómadas digitales y dije ‘esto es lo que quiero para mi vida’”, dijo a Clarín.
El trabajo de fotografía requiere presencial, pero lo cierto es que después de ese viaje Iara logró darle un giro a su trabajo y lo convirtió en un negocio digital donde también ofrecía clases online. Iara se preguntó, ¿sería posible trabajar desde varias partes del mundo y continuar en Argentina? y el destino le dio la razón. “Si me preguntas a dónde me iría a vivir, te diría a Hawái, pero a la vez siempre digo que me gusta Buenos Aires. Tengo mi apartamento aquí, me gusta tener mi base aquí, lo que siento aquí es muy hogareño. Aunque me encanta viajar por trabajo, siempre quiero volver”, le dijo a Clarín.
“Ningún día es igual a otro y eso es lo que amo de mi trabajo. Tengo la suerte de poder acomodar mis horarios y mis días. Ahora es la primera vez que estoy tanto tiempo en Buenos Aires, siempre es un ‘toca y listo’”, argumento.
La flexibilidad de su trabajo le permitió a Iara compartir su vida “nómada” en las redes sociales, lo que a su vez le permitió convertirse en una influencer de viajes. “Si tuviera que describir mi vida, te diría ‘Vivo en un cumpleaños’, porque es la vida que me he construido y me encanta vivir. Tanto en mis cursos como en mi Instagram motivo a la gente a vivir de lo que le gusta. Un día en Bali me propuse esta forma de vida, me moría por tenerla y pude llevarla a cabo. Todos los días trato de reinventarme, porque si siempre haces lo mismo, es una embolia”, dijo al final.
“Un poco aquí y un poco allá”
Viajar a España, ayudar a las comunidades y volver a Argentina es posible. Es una forma de vida que Fátima Ledesma, de 36 años, eligió hacer desde 2019. Nació en Tucumán y durante muchos años dedicó su vida al voluntariado. Trabajó como maestra de jardín de infantes en una escuela Waldorf en la provincia. “Pero yo tenía un profundo deseo de conocer y ayudar en África”, le dijo a Clarín.
Su sueño comenzó en 2019 cuando Fátima decidió estudiar «Pedagogía de la Emergencia» en España. Un curso que brinda herramientas para acompañar a las comunidades, y en especial a los niños, en situaciones traumáticas cuando hay catástrofes ambientales o humanas. Gran parte de esta formación se realizó en Madrid de forma presencial. “Ahorré mucho, pero pude venir algunas formaciones a Madrid y regresar a Argentina al jardín donde ella trabajaba”, relató.
La pandemia le permitió continuar los módulos de manera virtual, pero necesitaba volver a convivir cara a cara. Fue allí donde hizo de España su otra casa.
“Cómo me ganó el sueño de viajar a África y hacer voluntariado, para ir allí tuve que hacer escala aquí en Madrid. Llegué a Barabasi. Luego España se convirtió en mi otra casa para completar mis estudios y hacer escala para el voluntariado”, dijo.
Mientras viajaba por tierras españolas, Fati comenzó a buscar nuevos lugares para ayudar a los demás.Así fue cuando empezó a trabajar como voluntaria en la Cañada Real, donde acompaña a mujeres marroquíes, musulmanas y gitanas en un proceso inicial de alfabetización. Además, tiene su trabajo como profesora particular donde acompaña a niños y niñas en época de exámenes. Fátima no está «segura de que sea parte de España, pero tampoco es parte total de Argentina». Está dividida en dos, son dos Fátimas, dos teléfonos, dos casas y dos vidas con recuerdos.
La verdad es que a veces pesan mucho los recuerdos y cada vez que vuelve a Tucumán es para despedirse de todos como si fuera la última vez: “Cada vez que voy lo vivo como si fuera la última vez. salir de Argentina es un duelo, todavía lloro cuando despega el avión, pero también es lo que elijo vivir”.
“En el penúltimo viaje a Argentina vi a mi abuela, me despedí de ella y cuando regresé en mi otro viaje ya había fallecido”, detalló.
Ella es «un poco de aquí» y «un poco de allá» ya la vez en ninguno de los dos lugares. “Me siento dividida, no estoy del todo completa”, dijo. “Nunca estuve más de un año fuera de Argentina, siempre vuelvo. Ahí está mi casa, mi gente”, dijo.
“Mi vida se divide principalmente entre Argentina y España”
“No quiero renunciar a mis seres queridos ni a mis sueños”, dijo María Soledad Rissi, de 47 años. Es traductora pública de inglés, egresada de la Universidad Nacional de Córdoba. Tras cursar la última materia de la carrera, quiso viajar «a un lugar exótico donde no se habla ni español ni inglés».
En el deseo de conocer nuevas culturas, emprendió un viaje en tren y atravesó media Rusia hasta llegar a Irkutsk, la capital de Siberia, luego a Mongolia y de allí a China. “Cuando volvía, conocí Madrid y me enamoré de esta ciudad. Pensé que era maravilloso y no podía irme. Recuerdo que en esa ocasión cambié tres veces mi pasaje de regreso”, recordó.
Madrid se convirtió en su lugar en el mundo, pero Argentina es “el centro de su corazón”. En cada país se queda sólo seis meses, medio año por un lado, medio año por el otro. Desde los 27 años emprendió este estilo de vida de poder viajar por el mundo, pero hace 7 años decidió vivir en dos lugares al mismo tiempo.
“Es difícil pasar al otro lado del charco y dejar todo atrás. Me refiero a dejar familia y afectos. Lógicamente, mi vida está en Argentina, pero mi corazón estaba dividido en dos. No puedo y no quiero dejar los míos, pero tampoco quiero abandonar mis sueños. Así que decidí vivir en un constante ir y venir. Estoy un rato en cada lugar y, claro, mientras tanto aprovecho para seguir viajando y conociendo diferentes culturas”, dijo.
Sol enseña español e inglés online, que te permite trabajar desde cualquier parte del mundo y cobrar tanto en dólares como en euros. Además, creó un proyecto donde ofrece clases de idiomas en casas de familia o a mujeres.
Cobrar en moneda extranjera le permite a Sol llevar una vida “mucho más rentable”. “Es una gran ventaja. Ella no podría vivir en Europa ganando en moneda argentina”, aclaró.
“He dado clases en Inglaterra, Escocia, Alemania, Bielorrusia, Ucrania, Marruecos, entre otros, viviendo bajo el mismo techo que mis alumnos y aprendiendo sobre sus culturas y estilos de vida. He visitado 35 países. En mis viajes voy aprendiendo de todo y viviendo diferentes aventuras”, indicó.
“Sigo viajando y visitando diferentes países, pero mi vida se divide principalmente entre Argentina y España. Cada día más enamorada de este país y su cultura”, dijo al final. Más allá de la crisis económica y las dificultades de las personas que buscan mejorar sus ingresos, hay otras estrategias para evitar tener a Ezeiza como última opción. Cada vez son más los argentinos que apuestan por esta nueva aventura sin salir de su querida Argentina.
SG
#los #argentinos #lograron #vivir #con #pie #afuera #otro #adentro #del #país
Fuente: Titulares.com