La esperada presentación del vicepresidente cristina kirchner El pasado viernes, más allá de innumerables citas que visibilizan la fractura política con su gobierno, dejó varias aristas interesantes en cuanto a su visión sobre que se debe hacer con la economia.
El hilo conductor de la charla fue el descontento democrático que genera, a su juicio, el surgimiento de un nuevo fenómeno, como es el de un sector de trabajadores formales registrados que hoy son pobres. En su concepción, el problema está «en la concentración de la renta, diferentes formas de apropiación de las ganancias y una política, también, de bajos salarios» que deriva de un «modelo productivo y exportador» que requeriría, precisamente, esas condiciones para generar suficientes dólares para que la economía funcione sin problemas. Pero eso, como por arte de magia, no los genera.
“Ahora, si yo soy de exportación y producción, si también tengo salarios bajos y también me faltan dólares, bueno, hay que revisar algunas cosas porque algo, alguien o algunos están fallando” (sic), sentenció. Para luego introducir su conocida idea de la economía bimonetaria: «El principal problema que tiene la economía argentina… es la demanda de dólares no solo para importar, sino que la gente busca el dólar y quiere ahorrar en dólares.. Y no es cuestión de izquierda ni de derecha, ni de clase social, de una persona humilde, de una mujer que trabaja en una casa de familia, por ahí ve cómo se puede comprar la cuota de 200 dólares”.
Aquí está el corazón del pensamiento económico de CFK: una organización económica que pone menos dólares en el sistema de los que consume. Efectivamente es un problema crítico, sin duda. Ahora, la pregunta relevante es por qué los argentinos tienen fuera de circulación más de US$200.000 millones en billetes físicos guardados en cajas de seguridad y colchones, según datos oficiales.
Cristina presentó sus pensamientos sobre la economía.
¿Por qué los argentinos demandan dólares?
¿Qué es ese “algo, alguien o algunos que están fallando”, en palabras del vicepresidente? Habla de un gran acuerdo entre todas las fuerzas políticas para solucionarlo. ¿Qué tendría que incluir un acuerdo de estas características para incentivar la permanencia de los pesos?
hacer¿Por qué los argentinos decidirían usar el peso como depósito de valorQué instrumento de ahorrocuando la inflación licua los ingresos y no existen tasas reales positivas que los compensen? Lo que no dijo CFK es que durante el gobierno de su marido, entre 2003 y 2007, sobraron dólares y los argentinos ahorraron en pesos, simplemente porque la inflación era inferior al 10% en promedio anual. No hay más secretos.
La única referencia muy cuestionable que hizo la vicepresidenta sobre cómo resolver el dilema de la inflación «non-stop» fue su análisis de la evolución de la base monetaria entre 2015, último año de su gobierno, y 2021. Nuevamente, el equívoco que la emisión y la inflación no son procesos que estén interrelacionados.
Entonces, ¿por qué no se emitió mucho más en sus gobiernos y, como ella misma lo demostró, terminó su gestión con una relación base monetaria/PIB levemente superior a la del período 2016-2021? ¿Por qué, por el contrario, la formación de activos externos, la dolarización de carteras, ascendió a nada menos que US$ 70 mil millones en sus dos mandatos? Allí se explica parte del bimonetarismo.

En medio de la interna con el Presidente, CFK insistió en la idea de la economía argentina bimonetaria.
El sueño económico de Cristina
En el sueño del cristianismo está el anhelo de volver a los tiempos en que el consumo y los salarios crecían financiados por excedentes gemelos heredado de Néstor Kirchner, las alzas de precios internacionales, el congelamiento de tasas y la alarmante pérdida de reservas del Banco Central. Los números hablan por si mismos. En su primera administración, los salarios reales crecieron un impresionante 40%, aún con los efectos de la crisis internacional de 2008-09 sobre la actividad y el empleo. El consumo lo hizo nada menos que un 23%.
Él aumento del salario real En su segundo mandato fue 10%ya con una inflación acelerada (acumulando 170% en cuatro años). El consumo, a medida que aumentaban los precios, apenas creció 4 puntos entre 2011 y 2015. Era evidente que la velocidad del consumo y los salarios se desaceleraron a medida que la inflación se acentuaba.
Por su parte, los términos de intercambio crecieron 30 puntos hasta 2011, para luego caer 9% en su segunda administración. En tanto, la pérdida acumulada de reservas internacionales fue de US$45 mil millones en los dos períodos de gobierno.
Esta pintura es pasado. No existen condiciones objetivas para proyectar una recuperación salarial a velocidad cristiana tras los impactos de las megadevaluaciones de 2018-19, la posterior aceleración inflacionaria, las reservas rojas y la reestructuración de la deuda externa, tanto con los bonistas privados como con el FMI.
«No hay condiciones objetivas para proyectar una recuperación salarial a velocidades cristianas»
Los equilibrios fiscales y monetarios requeridos para estabilizar la macro aún están lejos de lograrse y es difícil que el Banco Central recupere reservas aún con los términos de intercambio en niveles de 2012. Comienza el descongelamiento tarifario, corazón de la reducción del déficit comprometida con el Fondo, y la inflación ya no ronda los 25 puntos de 2015.
Cristina parece creer que es posible vivir en el país de las maravillas (económico), pero las cosas sucedieron. Argumentar irracionalmente que hay márgenes de acción para una política económica expansiva que ayude a ganar las elecciones de 2023 conlleva el doble riesgo de profundizar aún más el abismo dentro del oficialismo y acelerar la incertidumbre sobre la frágil condición macroeconómica.
Por Ricardo Delgado, economista y presidente de Analytica Consultora
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Fuente: iprofesional.com