La reacción del Kremlin al anuncio realizado ayer por el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, sobre el envío de sistemas de cohetes a Ucrania no se ha hecho esperar. Moscú acusa a Washington de «echar leña al fuego» a la guerra en Europa del Este, a la que califica de «operación militar especial», con la nueva entrega de armas.
Aunque el presidente estadounidense justifica el suministro de misiles avanzados para dar a Kyiv una mayor capacidad de negociación con Moscú; el Kremlin lo cuestiona. “La línea de Estados Unidos es luchar contra Rusia hasta el último ucraniano. Tales entregas no alientan a los líderes ucranianos a querer reiniciar las negociaciones de paz”, dijo el miércoles el portavoz presidencial ruso, Dmitri Peskov. “Estados Unidos está agregando combustible al fuego de manera deliberada y cuidadosa”, agregó.
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Las conversaciones de paz entre Kyiv y Moscú se han estancado desde finales de marzo, cuando Rusia retiró sus tropas de los alrededores de Kyiv y anunció que concentraría sus esfuerzos en el este de Ucrania.
Tales entregas no alientan a los líderes ucranianos a querer reiniciar las negociaciones de paz.
Biden escribió el martes en el New York Times que su país proporcionará a las fuerzas armadas del país invadido «sistemas de cohetes y municiones más avanzados que les permitirán atacar objetivos clave con mayor precisión en el campo de batalla» como parte de un nuevo paquete de armas de 700 millones de dólares. Según un alto funcionario de la Casa Blanca, estos son sistemas Himars (Sistema de cohetes de artillería de alta movilidad), lanzacohetes múltiples montados en vehículos blindados ligeros, con un alcance de unos 80 kilómetros.
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Aunque el presidente precisó que EE.UU. «no alienta ni permite que Ucrania ataque más allá de sus fronteras, ni quieren prolongar la guerra solo para infligir dolor a Rusia». Declaraciones que tampoco convencieron al gobierno de Vladimir Putin. «Obviamente, Estados Unidos mantiene la posición de que luchará contra Rusia hasta el último ucraniano», dijo hoy a los periodistas en Peskov.
Por su parte, el vicecanciller ruso, Sergei Ryabkov, también insinuó hoy que el nuevo suministro de armas podría aumentar el riesgo de un «enfrentamiento directo» entre Washington y Moscú. “Todas las entregas de armas, que continúan y van en aumento, aumentan los riesgos de tal desarrollo”, dijo, citado por la agencia de noticias RIA-Novosti.