Como dice el excelente libro del economista guineano Carlos Lopes (África en Transformación: Desarrollo Económico en la Era de la Duda), el continente africano está siendo transformado por tres grandes tendencias: el cambio climático, la demografía y la tecnología.
El primero trae enormes desafíos y oportunidades para la migración a las energías verdes, especialmente la solar. El segundo representa un continente demográficamente joven, con gran vitalidad y creatividad. El tercero se refiere a la conectividad que es real hoy y la expansión de la economía del conocimiento en África en general.
Es en este contexto que se inserta el Silicon Savannah (Silicon Savannah), que se ubica en Kenia y tiene su epicentro en la capital, Nairobi. La ciudad de Nairobi es hoy el sexto centro financiero más grande del continente. Una de sus características es la innovación en banca, pagos y fintechs. Después de todo, Kenia es el país que inventó M-Pesa.
Es una de las primeras formas de transferir dinero 100% digitalmente a través del celular. M-Pesa se creó en 2007, cuando aún no existían los teléfonos inteligentes (el iPhone se lanzó recién en junio de 2007).
En su primer formato, solo usaba la tecnología de mensajería SMS para habilitar las transferencias digitales. Hoy, 15 años después, M-Pesa se ha convertido en una multinacional presente en varios países del continente. Paseando por las ciudades africanas es fácil encontrar estaciones de servicio y también vallas publicitarias de la marca.
Pero el M-Pesa es solo la punta de lanza de un ecosistema mucho más complejo. Nairobi ha atraído capital internacional y ha sido objeto de políticas gubernamentales exitosas para apoyar la innovación.
Esto es visible en las diversas incubadoras y espacios de trabajo colaborativo. Entre ellos el iHub, que ya ha lanzado más de 450 startups en el país. O el Nairobi Garage, un espacio de trabajo con tres unidades diferentes en la capital, que alberga a más de cien startups.
También fue en Nairobi donde nació Ushahidi, una plataforma tecnológica cívica para promover la democracia y la participación pública. El sitio también fue creado en 2007 después de los graves conflictos que siguieron a las elecciones presidenciales. Como causa, la desconfianza en relación al proceso electoral.
Fue en este contexto que Ushahidi creó una plataforma de seguimiento de las elecciones que luego se convirtió en un espacio de movilización de la sociedad civil. Por ejemplo, durante la crisis de Covid-19, el sitio web se utilizó para coordinar la respuesta de Kenia a la pandemia. Toda su tecnología es de código abierto y ha sido utilizada en diferentes partes del mundo, incluido Brasil.
Desde 2007 ha habido muchos avances en esta área. Tanto es así que las últimas elecciones presidenciales de Kenia, que terminaron la semana pasada y estuvieron muy polarizadas y disputadas, no resultaron en ninguna violencia significativa a pesar de la tensión. Por el momento Nairobi, el lugar donde se escribió este artículo, está teniendo una vida normal.
Como también dice el gran Carlos Lopes: “Los países sólo tienen éxito cuando tienen muy pocas prioridades”. Es en este contexto que Kenia ha encontrado su vocación: priorizar los servicios financieros como motor para una innovación más amplia. Y es en esta área que Brasil se encuentra totalmente perdido. No tenemos planes, ni dirección, ni prioridad cuando se trata de innovación.
Ya era – solo hay un «valle de silicio»
Ya viene – centros de innovación en todas partes, como el Valle de São Pedro en Belo Horizonte
Ya viene – los centros de innovación en el continente africano ganan protagonismo
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Noticia de Brasil
Fuente: uol.com.br