el gerente prolífico Martín Fariña estrena este jueves su nuevo documental «El resplandor»una especie de ensayo personal y casi caprichoso sobre la relación entre el campo y el carnaval de Gualeguaychú, que filmó sin intenciones previas y que terminó moldeando según las sensaciones que afloraban en él.
“No existe una preparación ‘humana’, en el sentido de ‘espiritual’, para este tipo de eventos populares. Al plantear esta hipótesis, entiendo que tiene relación con algo de lo cotidiano y del universo simbólico que pude observo en mis protagonistas y que no significa necesariamente el espíritu del carnaval en sí”, dijo Farina a Télam.
En su nueva película, la octava de su filmografía, el cineasta se adentra en el mundo del campo, del trabajo y de ese paisaje “bucólico” donde la dureza del trabajo convive con la delicadeza de la naturaleza. Al otro lado del río, en el pueblo, las comparsas se preparan para darle ritmo y color al verano entrerriano. El director de ‘Fulboy’ traza un paralelismo entre ambos mundos, aunque todo el tiempo aclara que es algo que armó en el montaje y que es solo su visión -artística- de ese choque de momentos.
La cinta prescinde de los diálogos. Todo se dice a través del sonido o de las miradas, como si la importancia de los hechos externos, fueran los que fueran, sólo estuviera alojada en el interior de cada uno de los protagonistas. El exterior es sólo una excusa para adentrarse en ellos y vivir a su manera cada momento del carnaval y la vida en el campo.
“En general, no trabajo con ideas previas sobre lo que voy a firmar o lo que voy a hacer. O sea, cuando vi el trabajo que estaban haciendo estos muchachos en el campo, automáticamente resignifiqué lo que había experimentado con ellos en el carnaval y me parecía que era plausible trabajar a partir de esa hipótesis”Martín Fariña
El rodaje en sí duró tres años.dividido en dos partes: primero se dedicó a filmar el carnaval y sus días, luego comenzó a acompañar a los protagonistas a sus «diferentes actividades al aire libre».
“Este proceso -explicó- me permitió en los meses que no estuve filmando, interpretar y reinterpretar el material con el que venía trabajando para ver si se concretaba esa hipótesis que había planteado de hacer un viaje introspectivo, que ha que ver con el trabajo de sacrificio de animales, pensado desde una conexión un tanto mitológica y/o espiritual… hacia la expresión más colectiva de la danza popular en el carnaval».
Télam: ¿Cómo vives ese tiempo de ilusión de un año de trabajo para llegar al evento?
Martín Farina: Ese tiempo de ilusión que propones entre el trabajo anual en el campo y su posterior consagración podría ser algo que surja a raíz de mi trabajo de montaje. no hay tal tipo de preparativos en relación con el carnaval. Esta idea es una propuesta exclusivamente de mi imaginación o al menos de lo que pude ver y lo que traté de plasmar. En general no trabajo con ideas previas sobre lo que voy a filmar o lo que voy a hacer. Es decir, cuando vi el trabajo que estos niños estaban haciendo en el campo, automáticamente resignifiqué lo que había vivido con ellos en el carnaval y me pareció que era plausible trabajar a partir de esa hipótesis.
T: ¿Piensas que el carnaval es el momento de relajación o que trabajas todo el año precisamente para llegar en forma (física, mental, etc.) para encontrarlos?
MF: Creo que son dos mundos diferentes. En este caso, los personajes que decidí observar en particular estaban relacionados con estas dos facetas de la vida en Gualeguaychú, pero el mundo del carnaval no necesariamente está relacionado con este otro mundo del campo. Sin duda el carnaval es un momento de distensión o un momento de distensión que tiene que ver con los ritos de cada pueblo, pero que en el aspecto vincular no se vincula con la propuesta que hago en relación al campo. El carnaval tiene su propia dinámica donde cada uno de los jóvenes que participan se preparan en el gimnasio y realizan actividades para estar mejor físicamente, pero no hay una relación directa con el trabajo en el campo.
T: Se puede interpretar que el carnaval es como un oasis en el que todo se vive como un sueño y que muchas cosas se quedan ahí y otras se van.
MF: Como dices, creo que existe la posibilidad de interpretar ese vínculo entre el campo y el carnaval desde los sueños. Incluso es una frase recurrente. Aunque creo que en ese tipo de expresiones, en el sueño no hay nada detrás. Plantean algo más bien superficial o turístico. En el sentido en que traté de trabajar la película, y el montaje, la dimensión onírica me parece que tiene un peso un poco más específico en cuanto a la materialidad con la que operan los sueños. Las proyecciones. Los deseos. Creo que hay algo de eso. Porque precisamente desde la vida de campo, en este caso como metáfora o como posibilidad de verla en contrapunto, el sueño es un vector de identificación entre el mundo del campo y el del carnaval.
Con información de Telam y otras fuentes de noticias.