El siguiente texto fue escrito por la bióloga Mercedes Bustamante, de la Universidad de Brasilia (UnB) y de la Academia Brasileña de Ciencias. Forma parte de la segunda «ocupación» de columnas en la prensa promovida por el Instituto Serrapilheira, esta vez con el tema «cómo la ciencia debe participar en la reconstrucción de Brasil».
Nada más apropiado, por cierto, que contar con la colaboración de un ecologista preocupado por el futuro de los biomas brasileños, el Cerrado y la Amazonía por delante, y la crisis del clima planetario. En palabras de Mercedes Bustamante:
Hace 35 años, la Comisión Mundial sobre Medio Ambiente y Desarrollo publicó el informe «Nuestro futuro común» (1987). También llamado Informe Brundtland en asociación con la ministra noruega Gro Brundtland, quien lo coordinó, el documento concibe el desarrollo sostenible como un desarrollo “que satisface las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades”. Es decir, preocupaciones, desafíos y esfuerzos comunes.
En octubre de este año estaremos en Brasil frente a un momento decisivo para reflexionar sobre nuestro futuro común y el papel de la ciencia y la educación en el diseño de ese futuro. Las elecciones de 2022 deben representar un importante punto de inflexión para realinear las políticas públicas con las agendas de generación de conocimiento y sostenibilidad, reducción de las desigualdades y respeto a los derechos humanos y la diversidad social.
La ciencia nos permite proyectar futuros posibles basados en nuestras elecciones en el presente. Los jóvenes de todo el mundo indican claramente que quieren un cambio y quieren participar en las decisiones de hoy que tendrán un impacto duradero en su futuro y en el planeta.
A través del conocimiento, sus instrumentos e instituciones de investigación con financiamiento adecuado, podemos generar y evaluar alternativas de desarrollo socialmente incluyentes y que consideren los límites de la sustentabilidad de nuestros ecosistemas. En esta tarea, todas las áreas del conocimiento serán fundamentales.
Mejorar la educación científica en todos los niveles educativos permite que los procesos asociados a la ciencia sean bien conocidos y comprendidos. Así, toda la sociedad y la economía se benefician de una educación basada en la ciencia.
Recientemente, la Academia Brasileña de Ciencias publicó un documento sobre la importancia de la ciencia como política de Estado para el desarrollo de Brasil. La pandemia de Covid-19 es un shock global que está entrando en su tercer año. Por otro lado, los cambios ambientales, como la emergencia climática y la disminución de la biodiversidad, son crisis que traen consigo impactos que permanecerán con nosotros durante mucho tiempo, a lo largo de generaciones.
La salud, la agricultura, el agua y las fuentes de energía están asociadas a la salud del medio ambiente. Las respuestas apropiadas dependen de la mejor ciencia, pero también de que los líderes responsables entiendan y valoren su relevancia.
A nivel mundial, esta década será decisiva para implementar acciones que definirán nuestro futuro común. En Brasil, las elecciones nos brindan la oportunidad de evaluar las propuestas de país que serán defendidas por los candidatos al Ejecutivo y Legislativo a nivel federal y estatal. ¿Cuáles valoran la educación, la ciencia, la cultura y el medio ambiente? Para los candidatos que buscan la reelección, ¿cuáles han sido sus acciones en estas áreas?
Seguramente, tal evaluación facilitará las opciones. Y sin duda, necesitamos con urgencia mejores opciones.
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Noticia de Brasil
Fuente: uol.com.br