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Por qué Cristina Kirchner cree que la economía se hunde en un mes

La lucha interna del oficialismo reveló que el kirchnerismo tiene un diagnóstico inquietante sobre el futuro a corto plazo: cree que el acuerdo con el Fondo Monetario nació incumplible, que en unos meses llevará a caos economico y que, además, la actual «guerra contra la inflación» está condenada al fracaso.

Lo que propone el kirchnerismo duro es que, en su mesura, Alberto nunca se atreva a enfrentarse a poderosos grupos económicos y que, así como en su momento lamentó haber anunciado la nacionalización de Vicentin, ahora no muestra determinación para declarar un aumento generalizado de las retenciones al agro -medida exigida a gritos por los referentes K-.

medios relacionados con cristina kirchner dejaron saber que el vicio tiene un panorama muy oscuro para el corto plazo. Tanto es así que su argumento para convencer a los senadores indecisos de votar en contra del acuerdo con el FMI fue: «Con Fondo o sin Fondo, todo va a estallar en un mes».

Cristina Kirchner coincide con el diagnóstico de los liberales

Irónicamente, muchas de las críticas de Kirchner a la política económica coinciden con las de la ortodoxia liberal. Es decir, la mayoría de las metas contenidas en el acuerdo serán incumplibles -unos por el cambio de escenario geopolítico provocado por la guerra de Ucrania, con la subida de los precios de la energía- y otros por problemas internos. En todo caso, creen que, contrariamente a lo que dice el ministro Martín Guzmánel sesgo del acuerdo es recesivo y se basará en una caída en los salarios.

Por ejemplo, el siguiente párrafo de un informe de consulta podría ser refrendado sin problemas por Cristina Kirchner: “El programa pactado con el FMI no solo no atiende los problemas estructurales que lo afectan, sino que implícitamente está diseñado para aprovechar la inflación como variable de ajuste. Con la recaudación tributaria ligada a la inflación corriente y gastos relacionados con la inflación pasada, el programa actual depende en gran medida de que la inflación siempre aumente.

Cristina Kirchner reveló su disconformidad con el plan de Alberto Fernández y confesó a sus allegados que prevé un próximo colapso de la economía

Los kirchneristas también comparten con la ortodoxia económica la opinión de que la calma del dolar es momentanea y que no será posible sostenerlo en la segunda mitad del año, cuando se produzca la combinación explosiva de menores ingresos de divisas por la agricultura y mayores importaciones de gas -cuyo precio se ha cuadruplicado desde el inicio de la guerra y amenaza con costar la país US$6. 000 millones-.

puntos como el actualización de tarifas de servicios públicos ya han sido analizados y condenados por economistas como Fernanda Vallejoslo que auguraba no sólo un efecto de erosión salarial, sino también un «contagio» inflacionario.

Además, como han venido advirtiendo los economistas, los kirchneristas creen que el paquete de medidas antiinflacionarias será ineficaz y que en los próximos meses habrá una suba de precios más rápida incluso que la actual.

Claro, ahí termina la coincidencia con la «ortodoxia», porque Los economistas creen que la inflación actual es consecuencia directa del «Plan Platita», que implicó en el último trimestre del año pasado una mayor emisión monetaria que en los nueve meses anteriores, con el objetivo de cubrir el creciente gasto público. Hablando en plata, se vertieron en el mercado unos $964.000 millones -lo que, en términos de base monetaria, implicó una inyección del 28%.

Y, en contraposición a esa interpretación, el kirchnerismo se centra en la «inflación importada» y en acción especulativa de grupos que buscan aumentar sus ingresos.

El futuro de la economía: choque de visiones

Ese pesimismo por parte del ala kirchnerista contrasta llamativamente con un optimismo que los funcionarios del equipo económico intentan traslucir en cada aparición pública. De hecho, un objetivo que se han fijado es recordar que, a pesar de la inflación, hay indicadores que confirman la recuperación de la actividad productiva.

El Gobierno apuesta por la recuperación pero en el kirchnerismo hablan de crisis económica

Incluso cuando salen a criticar a los empresarios -táctica de sobreactuación de ira y amenazas de congraciarse con el kirchnerismo que llama al enfrentamiento-, no dejan de señalar hechos positivos. Por ejemplo, al criticar los aumentos de precios, indican que es indignante que esto ocurra después de que las empresas de la industria alimentaria registraron mejoras en sus balances.

El propio Secretario de Comercio, Roberto Feletti, Tras denunciar la «especulación» de empresas que en lugar de vender en los supermercados canalizan su producción a otros negocios menos controlables por las autoridades, arremetió contra «los que quieren comprar más 4×4 y salir a la carretera a presumir del lujo que tienen». »

A su manera, Feletti estaba dando señales de recuperación en las ventas de automóviles y la producción agrícola. Probablemente el funcionario tenía en mente, al hacer ese comentario, el reciente evento ExpoAgroefusivamente celebrada por los organizadores, quienes dijeron que había sido la muestra récord, con negocios cerrados por US$ 1.500 millones, desde ventas de tractores y sembradoras hasta subastas de cabezas de ganado.

Los líderes políticos de todos los sectores elogiaron esta demostración de fuerza en el sector más dinámico de la economía. Empezando por el gobernador de Buenos Aires, Axel Kicilloquien el día de la inauguración se declaró «gratamente impresionado» y aprovechó para reivindicar su aporte: «A veces es difícil encontrar la conexión, pero la verdad es que si no hubiera habido políticas de mantenimiento del consumo durante la pandemia, el mercado interno se hubiera comprimido y lo mismo ocurre con la demanda de productos alimenticios. Hemos trabajado muy duro con políticas específicas”, dijo el gobernador.

Mientras anuncia su «guerra contra la inflación», el Gobierno muestra indicadores positivos en la actividad productiva

El Gobierno muestra indicadores

Lo cierto es que, cuanto más fuertes suenan las críticas -internas, sobre todo- sobre las consecuencias que traerá el acuerdo con el FMI y el riesgo de que pronto haya que pedir «waivers» por metas incumplidas, más frecuentes son las recordatorios sobre los indicadores positivos.

No por casualidad, el Ministro de la Producción, Matias Kulfas -otro funcionario que se sabe que es blanco del kirchnerismo- aprovechó para hablar, en la misma conferencia de prensa, sobre medidas antiinflacionarias y sobre los indicadores de reactivación.

febrero registro de despacho de cemento, un crecimiento del 4% en la industria manufacturera en los dos primeros meses, recordó Kulfas. Lo que implica que la producción ya está por encima del momento previo a la pandemia y que Argentina ocupa el puesto 15 en el ranking mundial de los países que más rápido se recuperan. Además, mencionó el número de 52.000 puestos de trabajo registrados hasta ahora en la administración Fernández y anuncios de inversión por US$58.000 millones.

Y lo cierto es que de consultoras privadas hay datos que ratifican este discurso optimista. Por ejemplo, el índice Leader, elaborado por la Universidad Di Tella para anticipar cambios en la economía, registró en febrero una suba del 2,5% respecto al mes pasado y del 6,3% en la variación interanual. Según ese informe, la probabilidades de una recesión a corto plazo son relativamente bajo: más concretamente el 30%.

También de la Fundación FIEL -insospechada de las preferencias oficiales- se destacó que a principios de año la tasa de Producción industrial marca un crecimiento del 4,8% respecto al año pasado.

En fin, hay indicios de que el «albertismo» tiene que oponerse a los pronósticos de desastre. Pero los motivos del optimismo se basan, sobre todo, en el plano financiero: El acuerdo con el FMI y el calendario funcionan a su favor.

Con la llegada del otoño se inicia el momento más intenso en materia de ingreso de divisas, que oxigenará tanto la situación fiscal -reforzada este año por el aporte que las retenciones harán a la agricultura, con «superprecios»- como la del tipo de cambio. , contribuyendo a la caja de Banco Central.

Hablando en números, el FMI desembolsará US$9.800 millones, a lo que el ministro espera sumar otros US$20.000 millones para préstamos de organismos internacionales y proyectos de inversión. Y, para reforzar, están los US$3.000 millones de la intercambio con china.

Por supuesto, toda esta perspectiva positiva revierte en el segundo semestre, cuando la estacionalidad le juega en contra, con menos dólares del campo y más importaciones de una gasolina carísima. Pero el corto plazo está asegurado.

Contrario a la desconfianza de Kirchner, ministro Martín Guzmán cree que el tiempo juega a favor de corregir las distorsiones

¿Juega el tiempo a favor de Guzmán?

La esperanza del ministro Martín Guzmán es que, mientras duran los meses de alivio en el box, se pueden corregir los problemas más complicados, como la inflación.

Eso sí, Guzmán ya dio por hecho que el inicio de año sería complicado en materia de inflación. Por mucho que en sus discursos insista en el «origen multicausal» de las subidas de precios, su tradicional formación académica no le permite olvidar que las subidas de hoy son consecuencia directa del «Plan Platita»lo que significó la inyección de $964.000 millones en un solo trimestre.

El ministro Guzmán confía en que todo esto se revertirá. No tiene margen para pensar lo contrario, dado que prometió al FMI recortar en un punto el déficit fiscal y, además, limitar la asistencia del Banco Central a sólo el 1%, es decir, un tercio del nivel del año pasado. a Hacienda.

De momento, el mercado lo acompaña, como Guzmán se encarga de mostrar tras cada subasta de bonos para «rodar» los vencimientos y obtener nuevos fondos. «El tesoro acumula en el mes un financiamiento extra de $182.343 millones»presume el último comunicado oficial, criticado por la oposición porque evite usar la palabra «deuda».

Una crítica que, naturalmente, a Guzmán no le importa, porque sabe que su posición no depende de los economistas opositores sino de su capacidad para enfrentar los argumentos del kirchnerismo.

Hay otros factores fortuitos que permiten a Guzmán una ayuda inesperada en la lucha contra la inflación. Por ejemplo, el hecho de que los países de la región están apreciando sus monedas le quita presión para acelerar el ritmo de devaluación del peso -uno de sus compromisos con el FMI-.

Si todos revalúan más que Argentina, eso equivale a una devaluación indirecta, pero sin las desagradables consecuencias de tener que devaluar. Muy por el contrario, podrá seguir usando el dólar como ancla de precios.

Y, además, está la parte del plan antiinflacionario que nadie anuncia pero que será la clave para Guzmán: el mantenimiento de una cifra de 45% como referencia para incrementos salarialeslo que implica entre 15 y 20 puntos menos de lo que pronostican para el año los economistas más escépticos.

Con todos estos elementos, el gobierno tiene un razonable margen de certeza de que no habrá «una explosión en un mes», como teme el líder kirchnerista. De hecho, todo indica que la paz está garantizada hasta junio. Allí tendrá lugar la postal que tanto detesta Cristina: la llegada de los «auditores» del FMI.

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Fuente: iprofesional.com

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