¡Houston, tenemos un problema!
El amor y el sexo deben suceder en el espacio si queremos viajar largas distancias y convertirnos en una especie interplanetaria. Pero las organizaciones espaciales no están pensando en eso.
Las agencias espaciales nacionales, como la NASA (agencia espacial estadounidense), y las empresas privadas que operan en el sector, como SpaceX, por ejemplo, tienen como objetivo colonizar Marte y enviar humanos al espacio para misiones de largo plazo.
Pero para que sean viables, será necesario atender las necesidades íntimas y sexuales de los astronautas o futuros habitantes fuera de la Tierra.
En otras palabras: si esperamos establecer nuevos mundos y continuar nuestra expansión en el cosmos, tendremos que aprender a reproducirnos de manera segura y construir vidas íntimas agradables en el espacio.
Sin embargo, esto requiere que estas organizaciones adopten una nueva perspectiva sobre la exploración espacial: una que vea a los humanos como seres con necesidades y deseos.
Como investigadores que exploran la psicología de la sexualidad humana y estudian los aspectos psicosociales de los factores humanos en el espacio, creemos que es hora de que los programas espaciales adopten una nueva disciplina: la sexología espacial, el estudio científico integral de la intimidad y la sexualidad extraterrestres.
La última e íntima frontera
El amor y el sexo son fundamentales para la vida humana.
A pesar de esto, las organizaciones espaciales nacionales y privadas están avanzando en misiones a largo plazo a la Estación Espacial Internacional (ISS), la Luna y Marte, sin ninguna investigación y planes concretos para abordar el erotismo humano en el espacio.
Una cosa es aterrizar sondas espaciales en otro planeta o poner en órbita a multimillonarios; otra es enviar humanos a vivir en el espacio durante largos períodos.
En la práctica, la ciencia espacial puede llevarnos al espacio exterior, pero serán las relaciones humanas las que determinarán si sobreviviremos y prosperamos como civilización espacial.
En este sentido, creemos que limitar la privacidad en el espacio puede poner en peligro la salud mental y sexual de los astronautas, junto con el desempeño de la tripulación y el éxito de la misión.
Por otro lado, permitir el erotismo espacial puede ayudar a los humanos a adaptarse a la vida en el espacio y mejorar el bienestar de sus futuros habitantes.
Después de todo, el espacio sigue siendo un entorno hostil y la vida a bordo de naves espaciales, estaciones o asentamientos presenta importantes desafíos para la intimidad humana.
Esto incluye la exposición a la radiación, los cambios gravitacionales, el aislamiento social y el estrés de vivir en hábitats remotos y confinados.
En un futuro cercano, la vida en el espacio también puede limitar el acceso a parejas íntimas, restringir la privacidad y aumentar las tensiones entre los miembros de la tripulación en condiciones peligrosas donde la cooperación es esencial.
Por otro lado, hasta la fecha, los programas espaciales han omitido casi por completo el tema del «sexo en el espacio».
Los pocos estudios relacionados con este tema se centran principalmente en los impactos de la radiación y la microgravedad o hipergravedad en la reproducción animal (roedores, anfibios e insectos).
placer y tabú
Pero la sexualidad humana va más allá de la reproducción. Incluye dinámicas psicológicas, emocionales y relacionales complejas.
El amor y el sexo también se buscan por diversión y placer. Como tal, la exploración espacial requiere coraje para satisfacer las necesidades íntimas de los humanos de manera honesta y holística.
La abstinencia no es una opción viable. Por otro lado, facilitar la masturbación o el sexo con una pareja puede ayudar a los astronautas a relajarse, dormir y aliviar el dolor.
También puede ayudarlos a construir y mantener relaciones románticas o sexuales y adaptarse a su vida espacial.
Es importante enfatizar que abordar los temas sexológicos de la vida humana en el espacio también puede ayudar a combatir el machismo, la discriminación y la violencia o acoso sexual, que lamentablemente continúan presentes en las esferas científica y militar, dos pilares de los programas espaciales.
Debido a los tabúes y las opiniones sexuales conservadoras, algunas organizaciones pueden optar por ignorar las realidades de la intimidad espacial y la sexualidad.
También pueden pensar que esto no es un problema o que hay problemas más urgentes que abordar.
Pero esta actitud carece de una visión a largo plazo, ya que producir ciencia de calidad requiere tiempo y recursos, y la salud sexual, incluido el placer, se reconoce cada vez más como un derecho humano.
Esto significa que las agencias espaciales y las empresas privadas pueden ser consideradas responsables del bienestar sexual y reproductivo de quienes vuelan al espacio.
Por lo tanto, es probable que las organizaciones espaciales que se inclinan ante el conservadurismo de sus patrocinadores paguen el precio de su inacción de una manera muy pública y motivada por la prensa cuando ocurra un desastre.
La carga puede recaer particularmente en organizaciones que ni siquiera han intentado abordar el erotismo humano en el espacio, o cuando el mundo descubre que conscientemente no han realizado una investigación adecuada o han tomado las precauciones necesarias que los científicos han estado pidiendo durante más de 30 años.
Intimidad más allá de la tierra
Para avanzar, las organizaciones espaciales deben dejar de evitar los problemas sexuales y reconocer plenamente la importancia del amor, el sexo y las relaciones íntimas en la vida humana.
En consecuencia, los alentamos a desarrollar la sexología espacial como un campo científico y un programa de investigación, que tiene como objetivo no solo estudiar el sexo en el espacio, sino también diseñar sistemas, hábitats y programas de capacitación que permitan que la intimidad tenga lugar más allá de nuestro planeta. , la tierra.
Además, creemos que, debido a su experiencia y al clima sociopolítico de Canadá, la Agencia Espacial Canadiense está en una posición ideal para convertirse en líder mundial en sexología espacial.
Tenemos lo que se necesita para allanar el camino hacia un viaje espacial ético y agradable mientras continuamos con audacia yendo donde nadie ha ido antes.
* Artículo firmado por Simon Dubé, candidato a PhD, Psicología de la Sexualidad Humana, Erobótica y Sexología Espacial, Universidad de Concordia; Dave Anctil, investigador afiliado al Observatorio Internacional de Impactos Sociales de la Inteligencia Artificial y Digital (OBVIA), Université Laval; Judith Lapierre, Profesora, Facultad de Ciencias de Enfermería, Université Laval; Lisa Giaccari, asistente de investigación, Concordia Vision Laboratory, Concordia University; Maria Santaguida, candidata a doctorado en Psicología de la Universidad de Concordia.
Noticia de Brasil
Fuente: uol.com.br