¿Están preparadas las ciudades europeas para hacer frente al cambio climático?
Los fenómenos meteorológicos extremos son cada vez más frecuentes y tienen consecuencias devastadoras. El deslizamiento de tierra en la isla de Ischia en Italia es solo uno de los últimos ejemplos. Nuestra reportera Monica Pinna recorrió Italia, Francia y Alemania para descubrir cómo las ciudades europeas se están adaptando a los peligros del cambio climático.
Vivienda ilegal y falta de mantenimiento
En noviembre pasado, un deslizamiento de tierra en la ciudad de Casamicciola, en Ischia, se cobró doce vidas. Quinientos residentes han sido evacuados de sus hogares. Algunos de ellos defienden su derecho a vivir en una zona de riesgo natural, donde gran parte de las viviendas fueron construidas ilegalmente.
Se investiga si las casas afectadas por el derrumbe fueron construidas de manera ilegal. Sin embargo, la falta de mantenimiento del sistema de gestión de aguas pluviales, junto con el récord de precipitaciones, son claves para explicar la catástrofe, según los expertos.
«Las inundaciones no se pueden evitar»
El año pasado, inundaciones extraordinarias barrieron el valle de Ahr en Alemania y causaron más de 130 muertes. Y, sin embargo, solo 34 casas de las miles que resultaron dañadas no serán reconstruidas. Los residentes dicen que prefieren correr el riesgo antes que mudarse. La gestión de los arroyos es crucial para proteger a los residentes. El Ahr, por ejemplo, ha vuelto a serpentear para reducir su caudal.
«No se pueden prevenir las inundaciones, pero se pueden reducir los daños», dice Patrick Kluding, jefe de obras hidráulicas en Colonia, en el oeste de Alemania. Durante los últimos treinta años, la ciudad ha desarrollado uno de los sistemas más avanzados del mundo para predecir la velocidad de propagación de las inundaciones y mantener el Rin bajo control a través de un sistema de protección móvil.
pisos de refugio
Después de que la tormenta Xynthia cobrara 29 vidas en La Faute-sur-mer, en la región francesa de Vendée, en 2010, las autoridades desarrollaron un sistema legal complejo para proteger a las ciudades y los residentes de los efectos del cambio climático.
“Para subir necesitábamos salir de la casa. Pero había tanta agua que no pudimos salir”, explica Elisabeth, cuyo esposo y nieto fallecieron ese día. Los residentes ahora están obligados legalmente a construir un piso de refugio elevado. La casa de Elisabeth fue una de las 600 que fueron demolidas en la «cuenca de la muerte», donde ahora hay un campo de golf. Se han invertido cien millones de euros en Vendée, un departamento de la región de Pays de la Loire, para restaurar las principales infraestructuras contra inundaciones, como las presas.
A pesar de todo, está claro que las ciudades de toda Europa se enfrentan a una carrera contrarreloj. Y se teme que el cambio climático vaya más rápido que la respuesta que podamos dar.