Algunas lesiones, como las de columna, pueden comprometer la movilidad de forma permanente, pero no en todos los casos. Los estudios neurofisiológicos complementarios no deben demorarse ya que no solo le darán un pronóstico al paciente, sino que también darán una pista al cirujano sobre el abordaje a seguir en cada caso.
Las lesiones, ya sean deportivas o accidentes de tráfico, son la principal causa de lesiones de la médula espinal en pacientes jóvenes, mientras que en los adultos también pueden darse por artrosis (cuando la médula espinal se estrecha en la columna cervical, por ejemplo), hernias discales o tumores.
Cuando se producen por golpes, es importante realizar estudios neurofisiológicos nada más llegar el paciente al hospital, pues con esa información se marcará el curso de acción a seguir. En concreto, no pueden perderse la Potenciales evocados somatosensoriales (SSEP)que evalúan la transmisión nerviosa de impulsos en las vías somatosensoriales de las extremidades (superiores e inferiores) y en el cerebro, y pueden utilizarse para diagnosticar lesiones a nivel de las raíces nerviosas, la médula espinal y el cerebro.
Es importante que estos estudios sean solicitados y no quedarse solo con la resonancia. Para explicar cómo ambos exámenes se complementan, suelo elegir la metáfora de la pared de una casa. La resonancia magnética sería el equivalente a fotografiar un área húmeda, mientras que los potenciales evocados somatosensoriales serían el equivalente a visitar al electricista para revisar el “cableado” que lo atraviesa.
Con SSEP, se evalúa la función de la propia médula espinal: confirma si la transmisión de impulsos se produce incluso después de una lesión o un estrechamiento del canal. Estas pruebas se pueden complementar con electromiografía, que analiza la actividad eléctrica de los músculos y los nervios y con el estudio de los reflejos medulares.
En el caso específico de trauma¿Por qué es importante ordenar el PESS tan pronto como el paciente ingresa al hospital? Porque en el momento de la lesión modular, lo primero que sucede es el llamado choque de la médula espinal (parálisis flácida o pérdida de reflejos espinales), que son comparables a cuando un boxeador no reacciona después de un golpe y es como en knockear. Lo mismo sucede en la médula espinal: en el momento del impacto no reacciona, pero eso no quiere decir que se haya seccionado y perdido su función, sino que en algunos casos se puede ir recuperando poco a poco.
Pongamos dos ejemplos de pacientes que llegan a urgencias tras accidentes de moto. No pueden sentir sus piernas y no pueden moverlas debido al shock de la médula espinal. A la primera se le realizan potenciales evocados somatosensoriales y se comprueba que la médula conserva cierto grado de función. Entonces, en ese caso, lo primero que debe hacer es descomprimir la médula espinal, que está inflamado dentro del canal medular. Para que a esta médula no le falte oxígeno (lo que se llama anoxia medular) y pueda expandirse en una zona determinada, se laminectomía, es decir, para quitar el «techo» del canal medular. En este caso Se prioriza la función medular sobre la estabilidad de la columna y en una segunda etapa se realiza la cirugía de estabilización.
Otro paciente, también fracturado, llega sin palpar sus extremidades tampoco, pero los potenciales evocados somatosensoriales son negativos, no registran función medular, entonces eso quiere decir que se secciona la médula. En estos casos, al no existir posibilidad de recuperar la movilidad, que debe ser priorizar es estabilizar la columna, porque una médula espinal inestable puede conducir a complicaciones adicionales. Además, disponer de los resultados con antelación ayudará a los profesionales a dar la noticia a tiempo, tanto al paciente como a sus familiares.
En resumen, los potenciales evocados somatosensoriales le permitirán al cirujano juzgar cuál será su prioridad, ya sea para negociar la inestabilidad para que la médula espinal tenga la oportunidad de recuperarse o para realizar una cirugía de estabilización de la columna inmediatamente.
Pero los potenciales evocados somatosensoriales no solo sirven para saber qué tan funcional es la médula espinal, sino que también orientan el nivel donde se ubica la lesión que produce el “paro” en la transmisión: a nivel cervical, dorsal o lumbar. La localización del problema es útil en el caso de que las lesiones de la médula espinal sean causadas por enfermedades degenerativas.
Los SSEP siempre deben ser realizados por neurofisiólogos clínicos, que sabrán cómo realizarlos correctamente y que además darán una interpretación precisa de los resultados. Si el sistema nervioso fuera un cable, los neurofisiólogos clínicos son una especie de «electricistas del cuerpo».
Director de la Fundación Argentina de Neurofisiología Clínica, especialidad en Neurofisiología Clínica (MN 103136).
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Fuente: ambito.com