El amor de Hatem Issa y Ana Laura Ciccone fue más allá que cualquier novela vespertina. Ella es de Rosario y él es palestino. Las redes sociales fueron el cupido de la historia. Se casaron a la distancia para poder encontrarse, pero como las trabas burocráticas insistían en separarlos, fueron por más y tras una odisea lograron formar su familia.
Lejos de ser una historia convencional, esta pareja ha tenido todos los condimentos para todos los gustos. “Nos conocimos en 2015 todo a través de Facebook. Empezamos a charlar y en 2016 empezamos el proceso para casarnos para que pudiera venir Hatem. A finales de ese año, cuando vimos que no salía la visa, compré el pasaje y dejé todo, rescindí el contrato de alquiler y me fui. De ahí ya no estamos separados, dimos la vuelta al mundo y ahora somos tres”, Ana Laura resumió esta historia que tiene fronteras, pero no límites.
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Cómo nació el amor entre Ana Laura y Hatem
Nació en la Franja de Gaza, la región más compleja de Palestina. Ella en Rosario. A pesar de estar a miles de kilómetros de distancia, internet -una vez más- conectó los dos corazones de esta pareja que se enamoró tras meses de chats.
Ana Laura bailó danzas folclóricas originarias de las zonas árabes, impartió clases de historia y siempre fue una apasionada de la cultura del Medio Oriente. Buscó conocer más sobre otros países en las redes. Así se cruzaron los algoritmos y una solicitud de amistad en Facebook lo cambió todo.
Empezamos a charlar pero no fue nada planeado. Hablamos varias veces al día, mantuvimos mucha compañía en ese momento y fue mutando. No sé cuándo fue el momento exacto en que hicimos clic», dijo Ana Laura TENNESSE.
El matrimonio a distancia
El amor creció y se dieron cuenta de que la relación iba en serio. Pero cuando querían verse, algo se lo impidió. «No podía salir de Gaza y tampoco pude llegar a la embajada para hacer la entrevista de la visa”, recordó. «La idea en ese momento era que él viniera o tal vez los dos nos encontraríamos en otro país para conocernos», agregó.
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Sin embargo, con el tiempo las cosas se pusieron difíciles. No había manera de que Hatem pudiera salir de Palestina. “Viajé a Líbano en 2015 y le dije que intentáramos encontrarnos, pero no hubo manera. A mí tampoco me dejaban entrar, así que cuando volví me puse a buscar soluciones”, explica Ana Laura.
Así surge la idea -y el deseo- de casarse. “Empecé a buscar toda la información y en el registro civil aquí me ayudaron mucho, pero como no había muchos registros siempre había un papel perdido o equivocado y eso hizo que pasara más tiempo”, explicó.
aprobado cinco meses hasta que finalmente lo consiguieron. “Hasta el último día de la boda, seguí cargando papeles”, bromeó Ana. “En mayo de 2016 pudimos hacer la ceremonia civil y éramos dos testigos y yo. Simplemente me envió un papel, que era como una declaración de que quería casarse conmigo. Lo que antes pasaba es que por las normas de nuestro código civil esa manifestación tiene que ser avalada por la autoridad competente para casarte en el país de origen, que es una autoridad religiosa allá y no quería hacerlo”, dijo. .
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“Cuando finalmente lo conseguimos, el mismo día de la boda el funcionario me dijo que también necesitaba el papel de la embajada palestina que dice que quien firmó fue la autoridad que lo avaló. Entonces tuve que ir a Buenos Aires a buscar el papel, pero el papeleo era tremendo.«, él recordó.
Esposo y esposa
Ya casados en Argentina, tuvieron que liquidar el matrimonio en el país del Medio Oriente y ahora si tramitan la visa. Pero… no salió. “Esperamos hasta finales de 2016 y no salió. Finalmente nos llamaron y nos dijeron que no se lo iban a dar. Ahí dije ‘está bienIré'», Rosario contó.
“Estaba en Ramallah hace 6 meses. Salió a hacer la entrevista con la embajada y ya iba a regresar, así se despidió de la familia y cuando llegó el hermano mayor le dijo que no lo iban a dejar regresar porque la Franja de Gaza fue bloqueada. Así que un amigo le consiguió una pequeña habitación y un trabajo. Desde entonces no ha vuelto a ver a su familia.”, aclaró.
Ana Laura llegó a Ramallah en enero de 2017. “Estuvimos allí entre 8 y 9 meses y creo que Si no hubiera sido tan difícil de arreglar, todavía estábamos allí porque me encantó”, recordó con cariño.
Sin saber cómo iba su viaje, Hatem solicitó un visado para ir a España, pero todo seguía siendo incierto. Por eso acabaron haciendo allí su hogar.
“Empezamos a tratar de conseguir la autorización, unos amigos nos ayudaron hasta que una noche nos llaman de madrugada y nos dicen: ‘Tienen permiso pero tienen que salir mañana’. Entonces En una noche tuvimos que hacer las maletas”, preciso. Y agregó: “Allí teníamos de todo: una casita, yo trabajaba en una escuela, él también; me había hecho amigos. Estábamos acomodados dentro de todo y en una noche tuvimos que irnos, todo era de una pelicula”, dijo entre risas.
Ante esto, Ana insistió en que le cuesta creer todo lo que vivieron. “Parece que nada de eso pasó, fue todo tan rápido, tan intenso, pero ese era el momento de salir o no sabíamos cuándo podía ser de nuevo”, explicó.
“No teníamos nada, ni siquiera el boleto donde íbamos. Al día siguiente fuimos al puesto de control y me sorprendió lo fácil que fue todo para mí, que soy extranjero, y lo tedioso que fue para Hatem. En un momento incluso lo interrogaron y Le hicieron firmar un papel donde decía que no podía volver en cinco años».preciso.
Una vuelta por Europa y destino final: Rosario
Tras salir de Palestina, la pareja pasó dos semanas en Roma y luego se embarcó rumbo a Barcelona, pero no lograron asentarse. “Europa tiene su parte difícil de vivir. Estábamos muy solos, el tema de la vivienda era muy complejo, tenía sus cosas en contra”, reconoció. “Estuvimos allí 8 meses y entre estoy embarazada Así que empezamos a pensar qué íbamos a hacer cuando naciera el bebé”, agregó.
Finalmente Salió la visa de Hatem para viajar a Argentina y partieron hacia Rosario. «Llegamos a fines de marzo y el bebé nació en mayo», dijo.
Hoy HalemFruto del amor entre esta pareja de cine, tiene 4 años y su padre ya se volvió argentino, aunque, admite, extrañarlo es duro. «Ya no vio a su familia.mi bebé nunca pudo conocer en persona a sus abuelos, a sus primos, a nadie. Hoy no sabemos si Hatem puede volverse está esforzando, pero también viajar nos cuesta”, lamentó el rosarino.
En medio del proceso para obtener la ciudadanía argentina del palestino, buscan que esta, quizás, sea una forma más fácil y segura para que el joven de Medio Oriente visite a su familia.
En relación a su nueva vida en la ciudad de Santa Fe, Ana Laura reconoció que el idioma no le resultó inconveniente, aunque al principio le costó adaptarse a la vida argentina. Sin embargo, aclaró, el amor de su familia lo ayudó a extrañar menos y es un incentivo para esperar el reencuentro con sus padres.
Fuente: TN