Bandejas de carne protegidas con sistemas antirrobo, como si fueran productos de lujo. Esto está ocurriendo en el Reino Unido, donde los robos de alimentos se han disparado en las últimas semanas alimentados por una inflación galopante, del 11,1 % en octubre, lo que ha llevado a uno de cada cinco británicos al borde de la pobreza.
«Tocino, salchichas, quesos, esa es la sección sensible. Todos los días hay un incidente, la semana pasada atrapamos a un ladrón con una maleta llena, pero a la policía no le importa».lamenta el dueño de un supermercado en Coventry, que ha tenido que reforzar las medidas de seguridad por el aumento de los robos.
Colas en centros de ayuda alimentaria y comedores sociales
No muy lejos de ese supermercado, un grupo de personas hace cola frente a un centro de ayuda alimentaria. Hay gente sin recursos, pero también trabajadores que no pueden llegar a fin de mes. El precio de productos básicos como la leche, el queso y los huevos ha subido más de un 30% en el último año.
«Los precios en los supermercados son una barbaridad, me da asco. Gente como nosotros, que no tenemos nada, no podemos vivir así. Por eso la gente roba».dice un anciano.
“Antes compraba leche por 1 libra, pero ahora cuesta 1,80. Es difícil”dice otro hombre.
«Todo mi dinero va a la comida. Nada más. Solo facturas y comida»agrega una mujer.
«¿Qué está pasando en este país?» pregunta el encargado de un comedor social
La misma angustia se ve en ciudades de todo el país. En Blackpool, el comedor de beneficencia «Amazing Grace» trabaja incansablemente para alimentar a decenas de personas cada noche.
El encargado del comedor ha llegado a la impactante conclusión de que trabajar ya no es suficiente para vivir.
«Tenemos gente que trabaja tiempo completo que viene por comida extra dice Mark Butcher. Estamos fallando en este país en todos los sentidos. ¿Qué está pasando en este país cuando ni siquiera podemos cuidar de nuestra propia gente?».
Se calcula que medio millón de niños necesitarán ayuda alimentaria en los próximos meses. El invierno se acerca rápidamente y para muchos británicos podría ser uno de los más duros en décadas.