Las banderas rusas ondean en las calles de los territorios ucranianos que Moscú quiere anexar. Una vez superada la formalidad de los falsos referéndums, las autoridades impuestas por Moscú aseguraron que el voto por el «sí» se situó entre el 87% y el 99% en Luganks, Donetsk, Kherson y Zaporizhia. Y los líderes regionales se han acercado al presidente ruso para aceptar estos territorios en la Federación Rusa.
Moscú ha despejado el camino para declarar oficialmente la anexión. La Duma se reunirá el lunes para analizar las solicitudes de los territorios ocupados y el presidente ruso, Vladimir Putin, será el encargado de firmar la unión.
Sin embargo, el asesor presidencial de Ucrania, Mykhailo Podolyak, ha prometido seguir luchando para liberar los territorios ocupados, y algunos analistas dicen que esto pone al presidente ruso en un aprieto.
El analista político Dimitry Oreshkin asegura que «la mayor amenaza para Putin después de estos referéndums es que si pierde la ciudad de Lyman, en la región de Donetsk, entonces la sociedad rusa más patriótica lo culpará por no poder proteger los territorios ya rusos. Por eso creo que Putin duda si vale la pena apresurarse a anunciar estos territorios como parte de la Federación Rusa».
Como sucedió en 2014 con Crimea, la gran mayoría de la comunidad internacional, incluidas India y China, rechaza rotundamente la legitimidad de los referéndums y defiende la integridad territorial de Ucrania.
Estados Unidos, el Reino Unido, Canadá y muchos países occidentales han declarado que «nunca reconocerán la anexión». y la Unión Europea está considerando imponer nuevas sanciones y limitar el precio del petróleo ruso.
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