Se avecinan tiempos difíciles en el Congreso. El arte del acuerdo sigue brillando por su ausencia. y las pujas de poder, tanto entre diferentes bloques como dentro de las mismas fuerzas, complican el escenario. La no consecución de los órdenes del día de la reanudación de las sesiones presenciales en Diputados, tras año y medio de virtualidad, repercute en la obtención del quórum necesario para atender y aprobar numerosas iniciativas que aguardan tratamiento.
El proyecto de etiquetado de alimentos de primera mano se ha convertido en una especie de botín de guerra. Tras la aprobación dada por el Senado, desde Pro Se propusieron cambios en la cámara baja que el partido gobernante no aceptó. La cabecera del bloque Frente de Todos, Máximo Kirchner, avanzó en la convocatoria sin ponerse de acuerdo en la agenda, como debió haber hecho, y solo logró evitar que muchos legisladores que apoyaban la ley se unieran a la sesión en expresión de legítima protesta.
La Unión Industrial Argentina (UIA) negó la existencia de un lobby contra la sanción de la norma y promovió un criterio unificado en torno al tema en el Mercosur, deseable pero no adecuado porque seguiría retrasando la sanción.
Lamentablemente, la comparación de la dieta argentina con la de los habitantes de los países nórdicos fue lamentable a la hora de incorporar mejoras nutricionales y no nivelarla. Desde el UIA critican lo que ven como un modelo «punitivo» de etiquetado de alimentos que preocupa a los fabricantes. El diseño del sello negro, que ya es una herramienta clave en muchos países, es en realidad un «disuasivo» para las opciones poco saludables.. Argumentar que “no producimos alimentos para dañar a las personas” es pasar por alto el hecho de que los ingredientes de muchos productos son altamente dañinos y adictivos, en un país con más del 66% de víctimas de sobrepeso y obesidad, incluidos muchos niños.
Por su parte, Coordinadora de Industrias de Productos Alimenticios (Copal) advirtió que «la demonización de los alimentos» causará «daño a los consumidores al proporcionar información incorrecta» y Cámara Argentina del Azúcar también se opuso a que los consumidores accedan a más información nutricional.
Las citadas declaraciones parecen confirmar que se trata precisamente de un intenso lobby que frena el avance de la ley, impulsado por la legítima práctica de salir sin quórum, ejercida por la oposición.
Es imposible tapar el sol con la mano, y el aumento de la desnutrición y las enfermedades crónicas no transmisibles está inevitablemente asociado a la presencia en los alimentos de los denominados “nutrientes críticos”: grasas totales, grasas saturadas, sodio, azúcares y calorías.
los Organización Panamericana de la Salud, Unicef y el Naciones Unidas para la alimentación y la agricultura se sumaron a los actores locales que impulsan la sanción en Diputados sin más dilación ni cambios, antes de que pierda la condición de parlamentario.
La ley del etiquetado frontal garantiza el acceso a la salud, la alimentación y la información. Se trata de una iniciativa a favor de la autonomía del consumidor, cuya sanción no debe demorarse más.
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Fuente: lanacion.com.ar