Recorrer los pasillos de la Facultad de Medicina de La Plata es como asistir a una convención de la OEA (Organización de los Estados Americanos). A cada paso puedes escuchar variantes latinoamericanas del idioma español o acaloradas charlas en portugués. El edificio casi centenario que se alza frente al Bosque de La Plata se ha transformado en un espacio cosmopolita.
No es una exageración: uno de cada dos ingresantes que buscan ser médicos es extranjero. Para los cursos del ciclo 2023 que inició el 1 de febrero, 4.471 jóvenes se inscribieron en esa carrera en la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) y 2.168 -48%- cuentan con documento de otro país.
Pero este fenómeno esconde otro dato que salta a la vista al observar las estadísticas: del total de estudiantes que vienen del exterior, la mitad (1.170) son ecuatorianos. De esta forma, desplazaron a brasileños (17,5%, con 421 matriculados), colombianos (14,5%, 350 matriculados) y peruanos (9%, 226 matriculados) en las aulas de La Plata.
La casa de estudios se convierte en un faro, un polo de atracción para quienes buscan formación. Esto ocurre al mismo tiempo que la profesión, en la Provincia (y en otras jurisdicciones) es atravesada por diversos conflictos: protestas de profesionales de la salud debido a los bajos ingresos y las malas condiciones de trabajo o de construcción; falta de cobertura de cargos en el sistema público. Y un tercer factor que persiste: la violencia contra los médicos en guardias y salas de hospitales.
El calor agobiante de los primeros días de marzo hace que Gabriel Esparza Mediavilla (20) se desplace, mientras recorre los últimos tramos de la avenida 60, cerca de la 122, para entrar a clase. Es que “Gabo” (como lo apodaron en Argentina) es de Ibarra, provincia de Imbabura, en la sierra ecuatoriana, y las temperaturas allí son más amigables.
Comprensible. 36° marcaba el termómetro cerca del Bosque de La Plata. “Allí (en referencia a su lugar de nacimiento) solo tenemos dos temporadas y nunca estamos por encima de los 28 grados y por debajo de los 20 grados”, lamenta el alumno.
“Elegí Argentina porque En mi país es casi imposible acceder a la carrera de medicina. Hay un examen riguroso que pide la Secretaria de Educación y luego coloca para entrar a la universidad. El año que vine (2021) tenías que sacar 977 puntos de 1000 para calificar. Y luego hay un curso de un año, como el CBC de la UBA”, explicó Gabriel a Clarín sobre las razones de su decisión.
La educación superior gratuita y el prestigio de la UNLP son variables que -según los jóvenes consultados por ClarínEllos determinan la elección. La última publicación del Ranking Global de Universidades (elaborado por una institución científica en España) situó a la universidad de La Plata como la segunda más importante del país y una de las 15 primeras de América Latina.
“La UNLP tiene una tradición histórica de recibir estudiantes de otros países, especialmente de la región y en Medicina. Entendemos la educación superior como un bien público y social”, dijo. Clarín el rector de la Universidad, Martín López Armengol.
Las carreras de salud en Argentina tuvieron un atractivo histórico para los no residentes. Las últimas estadísticas de la Secretaría de Políticas Universitarias (SPU) determinan que uno de cada cuatro extranjeros se da de alta en alguna de las áreas de saludde un total de 156 ofertas académicas.
La paradoja de formar médicos que se van
La situación es diferente una vez finalizada la etapa de formación. “El sistema de salud pública presenta condiciones que no favorecen la inserción profesional. Bajos salarios, falta de personal en los establecimientos, severos problemas de infraestructura en las edificaciones, falta de insumos y equipos”, describió el presidente de Cicop (sindicato provincial de profesionales de la salud) Fernando Corsiglia.
El médico que inicia su carrera en el sistema público recibe 172.400 pesos de bolsillo y el residente de primer año 152.500, según dijo el dirigente Clarín.
“El dato de extranjeros en la carrera ofrece varias lecturas. Primero, muchos de esos recursos que se forman no integrarán el esquema de salud pública porque volverán a sus países. No tengo estadísticas, pero sabemos que algunos se quedan y fortalecen nuestro sistema”, reconoció Corsiglia.
Para ingresar a la carrera en la Provincia se requiere ciudadanía. No todos los graduados completan el proceso. Terminan trabajando con «becas» en una situación precaria, reconoce el responsable de Cicop.
La Facultad de Medicina de la UNLP contaba -hasta 2015- con un estricto sistema de selección de ingresantes. Entre 450 y 600 alumnos ingresaron al primer año –después de duras pruebas de admisión. Ese mecanismo fue eliminado y desde entonces se han registrado entre 5.000 y 7.000 solicitantes por año.
La facultad se capacita, pero los egresados no van al sistema público de salud. “Desde hace unos 6 años hay vacantes para el ingreso a las residencias de muchas especialidades médicas, situación que nunca se había percibido y que desde luego es un gravísimo atentado a la formación médica”, describe Diego Bares, jefe del Servicio Clínico del Hospital San Martín y profesor de Clínica de la UNLP.
Las razones, según Bares: “Malos salarios, ambientes de trabajo negativos, guardias extenuantes (24 horas consecutivas). La dificultad para encontrar profesionales también se extiende al sistema privado. Por eso algunos institutos no pueden completar los establecimientos para los guardias”.
Melany Quiroz (19) nació en la ciudad de Santo Domingo, la zona que llaman la “costa” ecuatoriana. “En mi país el acceso a la universidad es difícil -coincide con su compatriota- y las opciones para los que podemos viajar son Rusia o Argentina”, dice “Mel”, como se la conoce en la comisión 16 de Anatomía.
“Hace unos años vino un amigo y seguí sus pasos. Aquí estamos en una de las principales universidades de América Latina y Gastamos menos que si fuera a estudiar a Quito”, asegura.
Ahí entra uno de los factores claves del fenómeno ecuatoriano: los chicos que hablaron con Clarín De acuerdo: en La Plata viven con 200 a 300 dólares al mes. Ecuador tiene una economía dolarizada y la devaluación de la moneda argentina los favorece.
“Mis padres salvaron toda su vida para que yo pudiera estudiar. Con ese fondo puedo hacer mi carrera aquí”, retoma la charla Esparza Mediavilla.
La educación privada en su país no parece ser una opción, al menos para los ecuatorianos que llegan a La Plata. “Te cuesta un brazo y una pierna. El ciclo de la medicina ronda los 5 mil dólares al año y a medida que avanzas va subiendo el valor”, dijo. Clarín Mayerlín Morcillo (20), quien cursa su segundo año y está a punto de avanzar a su tercer año en la capital porteña.
Una facultad que aún no ha salido de la pandemia
condiciones monetarias favorables y prestigio gratis. La fórmula que convoca a los extranjeros a la Medicina. Pero no todo es lo que parece. La masividad y la pandemia afectaron las condiciones académicas.
“El año pasado tenía una hora de Anatomía cada 15 días. El aún no se ha obtenido la asistencia completa. Hemos tenido que practicar la técnica de auscultación con videos de Youtube”, dijo Gabriel.
El año pasado cuando la vida post-Covid era casi normal, Medicina continuaba con más de la mitad de sus cursos virtuales. Hubo protestas estudiantiles para que se les permitiera regresar a las aulas.
Incluso, el decano Juan Ángel Basualdo, acordó los votos de los estudiantes para su reelección en el cargo, a cambio de retomar el presencial. Basualdo fue reelegido, pero aún se mantienen decenas de cátedras con clases para Zoom.
“Estudié histología en Internet. Esta parte no es lo que imaginé cuando decidí viajar a La Plata”, reconoce la universitaria ecuatoriana.
Clarín Trató de recabar la posición de las autoridades académicas de Medicina para esta nota, pero no respondieron. La falta de presencia tiene un impacto en los resultados. Esta semana, el 75% de los casi 900 estudiantes que tomaron un examen de Biología fueron fallido.
En agosto de 2022 fueron despedidos todos aquellos que presentaron prueba de Enfermedades Infecciosas. Unos meses antes, el 80% de los alumnos de Anatomía “C” (una de las cátedras de primer año) y el mismo porcentaje de Infectología (en cuarto año) reprobaron los primeros exámenes parciales que se tomaron después de más de dos años. de clases virtuales.
La Plata. corresponsal
mg
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Fuente: Titulares.com