los tatuajes
Belotti fue detenido el pasado viernes en su domicilio de Gerchunoff en el 600 bis, donde se le incautó su arma reglamentaria, tres cargadores y 200 municiones de varios calibres. El policía era sospechoso de haber sustraído las armas que se suponía guardaban en la oficina donde trabajaba y que aparecieron en un allanamiento realizado dos días antes en una casa de Garzón al 900 bis, en Empalme Graneros.
Ese allanamiento del 20 de abril se había realizado como parte de una investigación sobre la abrumadora cantidad de hechos armados que han azotado a Empalme y Ludueña estos días, muchos en el marco de enfrentamientos entre las huestes del detenido Francisco «Fran» Riquelme -vinculado a Esteban Alvarado- y el recientemente asesinado Lionel “Larva” Fernández, familiar de los integrantes de Los Monos alojados en el pabellón 8 de Piñero.
En esa investigación apareció en el radar Omar Lautaro G., un joven de 20 años acusado de ser “el encargado de almacenar armas de fuego, allanar el barrio y vender droga al detal” en su barrio. Este joven, imputado el viernes, solía publicar fotografías en Instagram en las que aparecía rodeado de poderosas armas de fuego y, aunque se tapaba el rostro, dejaba al descubierto sus inconfundibles tatuajes.
Durante el allanamiento a la casa de Lautaro G. se encontraron once pistolas en un balde: siete pistolas Bersa, dos Taurus y dos Glock. Además, se encontraron más de cien municiones de diferentes calibres.
Al ser imputado, el joven dijo que esas armas se las había llevado su cuñado Alejandro L. para que se las quedara hasta el día siguiente para recogerlas. “Como un favor salsero le dije ‘bueno los tendré para mañana’ y los guardé donde los encontré. El martes le pedí que viniera a llevárselas porque ya no las quería tener y el miércoles fue el allanamiento”, dijo el imputado y agregó que esas armas de fuego se las había vendido a su cuñado un policía que conoce. sobre el gimnasio.
una pocilga
El hallazgo del tamaño de un arsenal llamó la atención sobre un detalle que no era menor: muchas de las armas tenían sus numeraciones intactas, lo que permitía rastrearlas. Así, se estableció que la gran mayoría debió estar almacenada en la sección de Balística de la AIC, la unidad encargada de realizar peritajes sobre armas y municiones incautadas en la investigación de delitos con armas.
Esa oficina fue allanada al día siguiente por funcionarios del Ministerio Público y de la Agencia de Control Policial (ACP, antes Corregedoria) y se incautaron los teléfonos celulares de todos los empleados y libretas de ingreso y egreso de elementos desde 2016 a la fecha. Además de esta investigación específica, la oficina fue calificada como «una pocilga donde las armas están en el suelo sin ningún tipo de orden, en el mejor de los casos en cajas de cartón» donde «cualquier cosa puede pasar».
La investigación contó con testimonios de peritos y funcionarios que coincidieron en que la sección no tiene a nadie designado específicamente para recibir secuestros; que todo se registra en un libro de registro, pero luego las armas están «todas esparcidas» en una habitación sin llave a la que tienen acceso todos los empleados. Uno dijo que al llegar a su lugar de trabajo se encontró con un gran desorden que le hizo controlar la filmación de lo ocurrido la noche anterior. Así vio a Belotti manipulando material que estaba en su oficina. “Se llevaron cosas, armas, se tomaron fotos con armas”, dijo.
También fue entrevistado el mismo Belotti, quien entre otras cosas dijo que días atrás compró una moto XR 250 Tornado modelo 2018 por 520 mil pesos que pagó en efectivo con dinero que en parte tenía ahorrado y el resto se lo prestó su abuela. “Se lo compré a mi entrenador en el gimnasio donde voy, se llama Alejandro, pero no sé su apellido”, dijo.
Posteriormente, cuando allanaron su casa, el joven policía comentó espontáneamente que hace dos semanas había sacado dos armas balísticas y se las había entregado al dueño del gimnasio. Y poco después corrigió sus propios datos: en realidad se había llevado cinco, uno de ellos una Glock, así como «varios 9 milímetros en una bolsa».
La declaración policial y la del joven imputado del viernes pusieron en el radar a Alexandro L. De hecho, el cargo contra Belotti es por haber entregado las armas, a cambio de una motocicleta Honda Tornado XR roja, a este hombre que compareció ante el tribunal el lunes y será fichado en las próximas horas.
¿Cuanto?
En ese contexto, hasta el momento no se sabe con certeza cuántas armas había sustraído el policía de la “pocilga” donde cumplía su servicio, lo que en algún momento puede atribuirse al desorden reinante en esa unidad. En medio de la investigación, el titular de Balística informó que de las once armas incautadas en Empalme Graneros, había dos que estaban registradas en esa oficina en 2019 sin fecha de alta. Por otra parte, el policía imputado admitió haber sustraído al menos cinco armas de ese almacén, aunque el cargo es por la entrega de once armas.
En ese contexto, a los investigadores todavía les asombra que casi todas las armas encontradas en Garzón en el 900 bis tuvieran su correspondiente número de serie. Además de que este detalle un tanto atípico permite determinar si todas las armas fueron sustraídas de la misma oficina, también permite presumir que las pistolas fueron encontradas antes de que se quitara la numeración, lo que facilita su circulación ilegal.
Andrés Abramowski – La Capital
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Fuente: unosantafe.com.ar