Una Argentina hundida en la pobreza y la desolación

Una vez más (y como cada seis meses) se ha conocido el índice de pobreza. En este caso, corresponde a lo ocurrido durante el segundo semestre de 2022.

Lamentablemente, el dato que arroja el informe no es nuevo, ni logra sorprender a nadie en absoluto: la pobreza en la República Argentina es del 39,2%, algo así como 18.600.000 personas en todo el país. Además, el sinhogarismo (personas que no pueden comer adecuadamente) es del 8,1 por ciento. Los números son aterradores.

Cuando entramos en el detalle de los datos, la realidad empeora aún más. En Gran Resistencia la pobreza alcanza el 54%, en Santiago del Estero el 46,5%, en La Rioja el 44% y Chubut el 40,9% (solo por citar algunas zonas del país). Cerca de la Ciudad de Buenos Aires las cosas no son muy diferentes: en el Gran Buenos Aires llega al 45 por ciento.

La peor parte una vez más se la llevan los más jóvenes. Quizás sea el dato que más impacta y el que más nos debe preocupar: en el país hay 5.900.000 niños menores de 14 años que son pobres (54,2%). Solo en el segundo semestre de 2022, cerca de 400.000 niños se han sumado a la triste realidad de la pobreza y hay 1.300.000 niños menores de 14 años que se encuentran en la indigencia, por lo que ni siquiera pueden acceder a los alimentos básicos.

El Instituto Nacional de Estadística y Censos de la República Argentina (Indec) mide la pobreza según el ingreso y en virtud de sus mediciones de la Canasta Básica Total (lo que implica que quienes acceden a ella no son pobres) y la Canasta Básica Alimentaria ( lo que implica para todos aquellos que no logran cubrirlo su condición de indigentes).

Dadas estas variables, solo hay una realidad: la inflación es determinante en el índice de pobreza. De hecho, este último informe muestra un crecimiento preocupante de la pobreza que estuvo en línea con el empeoramiento de las tasas de inflación. En esta instancia, los datos que dará a conocer la publicación que hará el INDEC sobre pobreza para este semestre –que realizará en septiembre– arrojarán datos aún peores: la inflación parece escalar sin freno y los ingresos cada vez más castigados.

No hay soluciones mágicas. Nada cambiará si no se realizan las reformas necesarias para que esos niños que hoy son pobres tengan mañana un futuro mejor. Hasta que la política entienda la importancia de la educación, el trabajo de calidad y la integración al mundo moderno, la pobreza seguirá siendo una realidad que nos impactará cada vez más.

* Para www.infobae.com

Fuente: diariocordoba.com.ar

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