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vuelve un clásico de las crisis

Era demasiado bueno para durar tanto: la calma del dólar en el mercado paralelo parece haber llegado a su fintras un combo de malas señales de política económica, que van desde una inflación galopante hasta anuncios de más impuestos, pasando por una balanza comercial preocupante y el endurecimiento de los controles. Y es ante esta nueva volatilidad que la expectativa de Nuevas medidas de la política económica, especialmente en lo que respecta al tipo de cambio y la tasa de interés.

Los analistas de mercado no se sorprenden, a pesar de que la economía está en pleno apogeo. ganancias masivas de divisas de las exportaciones agrícolas -Se espera que en abril ingresen US$3.000 millones, que se sumarán a los US$11.000 millones del primer trimestre tras una venta de más de 15 millones de toneladas de granos-.

Muy por el contrario, muchos de ellos habían expresado su sorpresa de que la calma se prolongara tanto tiempo, dados los problemas estructurales de la economía. un informe de consulta Hace tres semanas había definido esa situación con la expresión «los flujos salvaron los fundamentos», dando a entender que sólo la inesperada entrada de agrodólares y la revaluación de las monedas de la región podrían explicar el relativo equilibrio.

Pero ahora, parece haber llegado el momento en que los «datos duros» imponen su elocuencia. Para empezar, la entrada de dólares no será lo suficientemente fuerte para garantizar la acumulación de reservas ni para satisfacer las necesidades de divisas de la industria.

La balanza comercial de marzo, si bien volvió a ser superávit, no ofrece buenas perspectivas para el futuro: las exportaciones crecen gracias a los altos precios, mientras que las importaciones lo hacen por los grandes volúmenes de compra. Esto lleva a suponer que mientras entrada de dólares agrícolas tendrá dificultad para sostenerselas importaciones tenderán a aumentar, especialmente por la influencia de la categoría de combustible, que crece a un ritmo acelerado del 195% interanual. Y, además, existen dudas sobre el cumplimiento de las metas comprometidas en el acuerdo con la Fondo Monetario Internacional.

«Con todas las categorías de gasto por encima de la inflación, e incluso con el primer objetivo alcanzado, Creemos que el Gobierno no podrá cumplir con el 2,5% de déficit primario que se fijó como meta para este año”advierte Consultatio.

Aún con una liquidación masiva de divisas para exportaciones agrícolas, los analistas creen que será inevitable que el mercado sufra una nueva inestabilidad cambiaria

Pocos dolares para tantos pesos

La visión de los analistas, en definitiva, es la de siempre: los dólares no alcanzan para mantener los precios relativos actuales en las principales variables de la economía.

Jorge Vasconcelos, economista jefe de la Fundación Mediterráneadestaca que un alza en las exportaciones no garantiza una situación más cómoda para el Banco Central, en la medida en que el gasto público siga creciendo más rápido que los ingresos que dejan las retenciones agropecuarias en la caja de la AFIP.

“Entonces el ahorro caerá y los resultados de las cuentas externas se contraerán, de la mano de un retraso adicional en el tipo de cambio. Además, para que subsista el superávit en cuenta corriente, en este escenario sería necesario frenar aún más la tasa de inversiónadvierte el economista.

El panorama que pronostica para los próximos meses es inquietante: un «arm’s length» entre el Banco Central y las empresas que necesitan importar, con reservas que solo crecerán gracias a los aportes del FMI.

También otro influyente analista, Rodolfo Santangelopuso la situación en términos elocuentes: “Las exportaciones van muy bien, pero los dólares se van por el desagüe a pesar de las súper trampas y las súper regulaciones. No es que falten dólares, sino que entran y los derrochamos”. .»

Para el economista -socio histórico de la «ministerial» Carlos Melconian– es probable que un fenómeno de sobrefacturacion de importacionestanto en bienes como en servicios.

“Con una brecha tan alta como la que tuvimos en estos años, los incentivos a las conductas ilegales para sacar dólares extra baratos y dejarlos en el exterior son muy altos”, argumenta.

Los límites de la «aspiradora» de pesos

Incluso en el frente monetario, donde el Banco Central dio una señal al mercado al contraer la base monetaria el mes pasado, los analistas siguen viendo problemas amontonándose bajo la alfombra.

En un informe de la Universidad Austral la contracción se estima en $158.216 millones, por efecto de la menor expansión del BCRA y el alza en la tasa de interés. Sin embargo, la lupa está muy atenta a el «lado B» de esa aspiradora de billetes: la colocación de letras que devengan intereses. Las obligaciones del Gobierno con los bancos ya están asciende a 4,18 billones de dólareslo que representa más del doble de los pasivos registrados hace un año.

El Gobierno aplica una contracción monetaria para contrarrestar el aumento del gasto público, pero en el mercado se sigue viendo el riesgo de una inflación disparada

El Gobierno aplica una contracción monetaria para contrarrestar el aumento del gasto público, pero en el mercado se sigue viendo el riesgo de una inflación disparada

Lo cierto es que la buena respuesta que está dando el mercado a Martín Guzmánque ha renovado todos los vencimientos de la deuda y ha logrado un «superávit de financiamiento» -eufemismo del gobierno para su deuda en pesos-.

Sin embargo, en el mercado empiezan a notarse signos de desconfianza: al ministro le cuesta colocar deuda que no esté indexada a la inflación -ya representa el 70% del total- y, últimamente, también ha quedado claro que esos Quienes prestan al Gobierno no se animan a tomar títulos que vencen después de 2023. Esto habla de un temor tácito a un “reperfilamiento” o algún tipo de impago tras las elecciones presidenciales y el cambio político.

Advertencias por el retraso del intercambio

Ante esta situación macro, y con un dólar paralelo que vuelve a moverse, la interpretación que hacen los analistas es que el mercado exige una tasa de interés más alta y una devaluación más rápida en el tipo de cambio oficial.

De hecho, las dos cosas aparecen como recomendaciones explícitas de política económica en el acuerdo con el FMI, que observa con preocupación la tendencia argentina a incurrir nuevamente en un atraso cambiario.

Los números son expresivos: en el primer trimestre, mientras la inflación acumulada fue de 16,1%, el dólar retrocedió 7,9%. Esto implica que, en lo que va del año, los precios medidos en dólares se encarecieron un 7,6%.

Si se hace el mismo cálculo tomando como referencia los últimos 12 meses, entonces la inflación en dólares ya está en un nivel de 28,6% -producto de una inflación de 55,1% frente a una suba del tipo de cambio de 20,6%-.

Pero lo que más preocupa es la tendencia futura. Si la tendencia de este primer trimestre se mantiene durante el resto del año, entonces inflación del dólar será de 38%.

La justificación de un tipo de cambio más rápido es que fomentará las exportaciones, al tiempo que desalienta las importaciones y la sobrefacturación. Pero claro, no son pocos dentro del Gobierno los que temen una reacción típica en la economía argentina: contagio de precioslo que significaría que el costo de arreglar el desequilibrio cambiario sería el de agregar más gasolina a la hoguera inflacionaria.

De nuevo, ¿la carrera del dólar y la tasa?

Todo esto es lo que lleva a la expectativa de una nueva subida de los tipos de interés: Para evitar que los pesos «sobrantes» pasen al dólar, el Banco Central se resigna a validar tasas más altas.

Es una política que, en el fondo, desagrada al kirchnerismo, porque tiene un sesgo de «enfriar» la actividad, al encarecer el crédito. Pero también figura entre las solicitudes del FMI.

Miguel Pesce, presidente del Banco Central, nuevamente presionado por el mercado por una nueva suba de tasas de interés

Él tasa actual del 47% anual supone que quien coloca dinero en pesos a plazo fijo tiene ahora, al final del año, una utilidad nominal del 41% -es el capital más los intereses capitalizados durante nueve meses-.

Es una suma que parece exigua para quienes la comparan con la inflación esperada, que es realmente relevante. Tras una inflación del 6,7% en marzo, las previsiones se han revisado al alza: la mayoría de las consultoras pronostican un 5,5% para abril y una caída en torno al 4,5% para el resto del año. Si se confirma este pronóstico, entonces precios subirán 56% en nueve mesesquedando muy por detrás de la tasa que cobran los ahorradores.

Pero para muchos inversores, la comparación que realmente importa es la tasa de interés versus la devaluación esperada. Si el deslizamiento del dólar tuviera lugar como los economistas de la encuesta EMRentonces el tipo de cambio para fin de año será de $154.

Es decir, quien guarde dólares bajo el colchón tendrá una ganancia nominal en pesos de 32% en diciembre, frente a 41% del plazo fijo. Y ambas opciones perderían frente a la inflación.

Esta inconsistencia hizo que el mercado paralelo de dólares despertara de su letargo, haciendo una vez más un mal trato al «carry trade» y poniendo un nueva presión sobre el Banco Central volver a subir los tipos de interés.

Si la situación tiene cierta sensación de «déja vu» es porque, efectivamente, la carrera entre el dólar y las tasas ya se ha dado muchas veces en la historia económica reciente. Para el Gobierno es una elección difícil: el FMI le pide que devalúe más rápido, los inversores piden una tasa más alta y, al mismo tiempo, quiere evitar medidas que puedan enfriar la economía.

Pero, como muchos ya sospechan, tanto dentro como fuera del Gobierno, todos juntos no pueden. Y hay una alta probabilidad de que, con el FMI mirando de cerca los números, nueva configuración para tratar de devolver la estabilidad al plano financiero, arriesgándose a que el costo a pagar sea el de un crecimiento económico menor al esperado.

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Fuente: iprofesional.com

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