Hasta ahora, en todas las ocasiones que le preguntaron por el futuro de Ousmane Dembélé, Xavi Hernández estaba convencido y seguro de que finalmente el galo acabaría renovando. Y es que en todas y cada una de las conversaciones que había tenido con el delantero, le había mostrado sus ganas de continuar, agradeciéndole también sus palabras de apoyo y absoluta confianza.
Sin embargo, poco a poco los hechos han acabado por contradecir las palabras. Una y otra vez, Xavi veía cómo el jugador se mareaba -por no decir directamente mintiendo-, mientras su agente acudía a su, exigiendo salarios imposibles y pidiendo la luna. La situación se puso especialmente tensa unos días antes de fin de año cuando Dembélé y Xavi sellaron, estrechando la mano, un pacto de caballeros para evitar que esta situación se prolongara, comprometiéndose el jugador a aceptar la oferta de renovación. Unos días después, Mousa Sissoko volvió a contradecir todo lo que se discutió con su cliente.
A partir de aquí, los acontecimientos han ido de mal en peor. Xavi, tras conocer de Mateu Alemany la intransigencia del agente, llamó a Ousmane -el jugador fue positivo y no pudo ir a la Ciutat Esportiva- pedir explicaciones y el delantero volvió a disculparse en un malentendido. Pero parece que las explicaciones ya no convencieron al técnico, que quedó muy decepcionado.
Esta situación ha dejado una profunda preocupación en el técnico, que hasta ahora era el único bastión que aún tenía Ousmane en el club. Y decimos hasta ahora, porque Xavi ya ha empezado a tirar la toalla. Tanto es así que desde su entorno aseguran que «cada día es más pesimista» sobre la posibilidad de que Dembélé renueve, reconociendo que «no pinta bien».
Otra cosa será ver cuáles son las medidas que prepara el club en caso de que Ousmane rechace la renovación: la opción de castigarle seis meses en la grada, Como proponen algunas personas del club, no sería del agrado del técnico, prefiriendo, en el peor de los casos, entregarle la carta de libertad este mes de enero.
Fuente: as.com