Xiomara Castro asume las riendas de Honduras con un Congreso bicéfalo y la fractura de su propio partido – Mundo

El regreso telúrico de la izquierda se ha sentido en Honduras. No solo porque rompió con el bipartidismo tradicional, sino porque Xiomara Castro de Zelaya asume este jueves el poder en medio de la conflictiva escisión en las filas del oficialismo y la inédita instalación de un Congreso bicéfalo.

Hace una semana, la ausencia de 20 diputados del partido Libertad y Refundación (Libre) en una reunión fue el preámbulo de una crisis política que derivó en acusaciones de traición, golpes de Estado en la Cámara y la juramentación paralela de dos presidentes del Congreso: Luis Redondo –apoyado por Castro– y Jorge Cálix, disidente del oficialismo y respaldado por diputados opositores.

Castro prometió que prestaría juramento ante un juez y desde entonces la tensión persiste. En ese escenario, actores y mediadores internacionales como la Organización de las Naciones Unidas (ONU) iniciaron acercamientos al interior del oficialismo, sin definir posiciones definitivas a horas de la juramentación.

De momento, lo único que parece claro es que las instalaciones del Estadio Nacional de Tegucigalpa acogerán unos 26.000 testamentos que serán testigos de la toma de posesión de la primera mujer presidenta de Honduras y la más votada de su historia. Al interior del Gobierno, la situación aún tiene cabos sueltos.

Cruce de propuestas

La víspera, representantes de ambas facciones sostuvieron conversaciones para destrabar la crisis política dentro del Congreso y aunque coincidieron en varios puntos, no pudieron ponerse de acuerdo sobre qué hacer con la directiva.

Quienes apoyan a la disidencia señalan que Cálix estaría dispuesto a repetir la votación, pero que básicamente su nombramiento es cosa juzgada. «El [juramentación] que es legal es la que presidió la primera sesión”, dijo el diputado Yahvé Sabillón, expulsado de Libre.

Sabillón se refiere a la votación que tuvo lugar el pasado viernes, en la que resultó elegido Cálix. Esa designación iba a ser ratificada dos días después, pero el domingo siguiente fue Redondo quien se juramentó como presidente en el Congreso, mientras la confirmación del díscolo líder de Libre se producía en un club campestre.

Desde la bancada que apoya a Redondo sostienen que la idea de los planteamientos es lograr que los disidentes regresen a las filas de Libre y respetar el pacto pactado con el Partido Salvador de Honduras (PHS), encabezado por Salvador Nasralla.

Según ese pacto, firmado antes de las elecciones, el nombramiento del líder del Congreso sería decisión de Nasralla. El ahora designado presidencial optó por Redondo, del PHS, pero la decisión fue rechazada por los disidentes de Libre, quienes consideraron que la dirección de la Cámara debía recaer en las filas de su partido.

Una de las propuestas sobre la mesa era que la presidencia recayera en una tercera figura, pero Nasralla se negó rotundamente. El miércoles, las negociaciones no se detuvieron. Según medios hondureños, el representante de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) Alice H. Shackelford es quien estaría mediando entre ambos lados.

Desde el alboroto de la semana pasada, al menos dos diputados de Libre se han retractado de su apoyo a la disidencia y respaldado a Redondo, evitando la expulsión del partido. Sin embargo, Calix ha sido cuidadoso. Pese a la etiqueta de «traidor» que le ha avalado Castro, asegura que trabajará desde el Congreso para seguir el plan del presidente.

Esa prudencia, de la mano de las intensas negociaciones, le permitió materializar una nueva propuesta hecha por el presidente a última hora del miércoles: que Cálix se incorpore al Gobierno como Coordinador de Gabinete.

El objetivo, en palabras de Castro, es que el diputado disidente -que ostenta el título de más votado de la historia- se una en aras de «refundar Honduras».

“Muchas gracias presidente, fue un gran placer conversar con usted. Para mí y para cualquiera, seria un gran honor ser parte del gobierno de resistencia y reconciliación nacional. Pronto recibirás mi respuesta”, respondió Cálix. El diálogo en las redes sociales estuvo acompañado de una fotografía de ambos conversando en una habitación.

Un país para reconstruir

A pesar del revuelo generado por la pugna al interior del oficialismo, superar esta crisis política no es el único desafío que deberá enfrentar Xiomara Castro. La situación actual del país, severamente afectado por el covid-19, representa un gran desafío para su gobierno.

Con niveles de pobreza que ya eran del 74 % antes de la pandemia (y de hasta el 82 % en entornos rurales), Honduras está uno de los países centroamericanos con mayor número de población vulnerable. Ese hecho incontrovertible está en la raíz del aumento del número de migrantes que deciden emprender la peligrosa travesía hacia Estados Unidos.

Las detenciones de hondureños en la frontera con Estados Unidos se multiplicaron casi por ocho el año pasado, al pasar de 41.543 personas detenidas en 2020 a 319.324 en 2021.

El aumento del flujo migratorio, que preocupa seriamente a Washington, es una de las razones por las que EE.UU. también ha venido alentando conversaciones al interior del oficialismo, ya que una eventual crisis institucional podría ser contraproducente en su plan para frenar las caravanas que parten de Centroamérica con destino a Centroamérica. territorio estadounidense.

De hecho, las detenciones de hondureños en la frontera con EE. UU. se multiplicaron casi por ocho el año pasado, al pasar de 41.543 personas detenidas en 2020 a 319.324 en 2021.

Y es que, además de la violencia sistémica que condena a la población a la pobreza y empuja a la migración, en 2021 el país reportó un aumento de 6,5% en el número de homicidios respecto a 2020.

Estos elementos, sumados al impacto de desastres naturales como los huracanes Eta e Iota que asolaron Honduras el año pasado -y afectaron especialmente a las zonas rurales dedicadas a la producción de alimentos-, configuran un escenario de crisis económica, social, política y migratoria que deberá enfrentar al nuevo presidente.

Por otro lado, Castro tendrá el reto de limpiar la imagen de su país en el contexto internacional, luego de la mancha que dejó su antecesor, Juan Orlando Hernández, acusado de vínculos con el narcotráfico y con su hermano Juan Antonio ‘Tony’ Hernández preso de por vida en EE.UU. por narcotráfico.

La agenda legislativa propuesta por los diputados fieles a su partido deja claro que esa será una de las prioridades del Gobierno. Esta semana, Redondo propuso la creación de una Comisión Ciudadana Anticorrupción con todas las facultades de la independencia y reiteró el deseo de Castro de solicitar la colaboración de Naciones Unidas para la instalación de una Comisión Internacional Contra la Corrupción y la Impunidad en Honduras (CICIH).

apoyo internacional

Aunque los desafíos no son pocos, el innegable apoyo a Castro en las urnas también tiene su correspondencia con el apoyo internacional. Por ello, delegaciones de 57 países asisten este jueves a su acto de inauguración.

Entre los asistentes, la atención se centra en la vicepresidenta estadounidense, Kamala Harris, quien ya ha anunciado que conversará con el nuevo presidente sobre el tema migratorioaunque la agenda se ha visto ensombrecida por la participación de Washington en las propuestas del gobierno.

Aunque los desafíos no son pocos, el innegable apoyo a Castro en las urnas también tiene su correspondencia con el apoyo internacional. Por ello, delegaciones de 57 países asisten este jueves a su acto de inauguración.

La primera en llegar a la capital hondureña fue la vicepresidenta argentina, Cristina Fernández. La alta funcionaria fue recibida en el aeropuerto por la familia Zelaya y participó en un foro en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras.

A la ceremonia de traspaso de este jueves también se espera que asista el presidente electo de Chile, Gabriel Boric, así como la asistencia de sus homólogos de Panamá, Laurentino Cortizo, y de Costa Rica, Carlos Alvarado. El presidente salvadoreño, Nayib Bukele, quien había confirmado su participación, informó que no podrá asistir a la ceremonia pero prometió que próximamente visitará el país.

Otro de los presentes es el Rey de España, Felipe VI, quien se encuentra de gira por la región y llegó procedente de Puerto Rico. A su llegada a Tegucigalpa, el monarca se reunió con el presidente saliente Juan Orlando Hernández.

Además de la presencia de las delegaciones de Venezuela, México, Perú, República Dominicana, Cuba, Ecuador, Belice y Aruba, se sumarán a la histórica jornada figuras cercanas a Castro, como la expresidenta brasileña Dilma Rousseff, el senador paraguayo Fernando Lugo y la venezolana María Gabriela Chávez, hija del fallecido líder Hugo Chávez.

De primera dama a presidente

Castro, de 62 años, es la primera mujer en ocupar el cargo electivo más alto de su país. Su llegada a la arena política, marcada por el golpe de estado contra su esposo Manuel Zelaya, no ha sido fácil ni corta.

Desde el derrocamiento de Zelaya y la abrupta interrupción de su cargo como primera dama el 28 de junio de 2009, Castro formó parte del movimiento de resistencia contra el gobierno de facto de Roberto Micheletti (2009 y 2010), que condujo a la fundación del Partido Libre dirigida por su marido. Además, fue la primera candidata presidencial de ese naciente espacio político.

Antes de su actual victoria, la mandataria perdió dos elecciones: una para la primera magistratura en 2013, abanderada por el Partido Libre; y otro en 2017, como designado presidencial por la Alianza Opositora contra la Dictadura, que encabezó a Salvador Nasralla como candidato presidencial.

Pero el trago amargo de la derrota de 2017, bajo las acusaciones de fraude electoral, es cosa del pasado. Cinco años después, Nasralla es su designada presidencial y ella, la mujer que gobernará uno de los países con mayores desafíos en materia de desarrollo en Centroamérica.

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