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descontrol con el alcohol en el primer día de sol de la temporada en Mar del Plata / Sociedad

Valentín es de Tucumán, tiene 20 años, físico redondo, rostro cinematográfico. Habla, más bien balbucea. Intenta tener una charla pero apenas se le entiende. Y no sabe que no lo entiende. Gesticula con vehemencia, hace un tres con los dedos estirados para ayudar a decir cubierto de alcohol.

Hace el gesto de una camiseta rayada para decir que es del Atlético Tucumán y cuando le preguntan qué bebe, tras dos intentos, indefenso, invita de prepo de un vaso hecho de una botella de refresco. “Empezó a las tres de la tarde con fernet, luego siguió con vodka y luego unas latas de cerveza”traduce un amigo entre risas viendo lo intenso que se está poniendo.

Son las cinco de la tarde del primer día de playa del año en Mar del Plata, después de un domingo frío y húmedo. Lo que fue una mañana otoñal, se convirtió en un mediodía soleado y fresco, hasta que el viento se apiadó de los veraneantes y las primeras horas de la tarde ofrecían un cielo despejado y sol primaveral. Poco a poco, las arenas comenzaron a llenarse y el balneario de Movistar, en Playa Grandese convirtió en un hormiguero.

Un grupo de amigos santafesinos en Playa Grande, bebiendo cerveza. Foto Gabriel Bulacio

Rosarinas, Flor, Betina y Ludmi posan con su Malbec camuflado en copas con pajitas. «Vamos por el tercera botella que trajimos de Rosario, una delicia”, advierten. “Y pensar que nos mandamos por el rompeolas, porque nos dijeron que había controles en la entrada. Tanto esfuerzo para tirarse un pedo, mira… es un peaje entrar en la playa», dice Betina.

“Mira idiota, este rasguño con esas piedras fue por tu idea de ir hasta allí”, le reprocha Ludmi. «¿A qué hora empezamos? Estamos bebiendo de tres pero trajimos una banda que dura hasta la noche, para celebrar nuestra llegada a Mar del Plata».

La música animada de los parlantes del pegajoso boliche de Ananá arenga a la multitud. Marcelo trata de calmar a su hija de tres años que le habla pero no escucha por el ruido. “Estábamos nada más por aquí y bajamos a esta playa, que fue el error más grande, porque Es un descontrol, no solo de alcohol, el olor a faso no se desvanece. Pero como mi hija quería jugar con la paleta y el balde y no podía esperar, nos acomodamos en este rinconcito, pero es imposible”. Un joven ve la escena y dice: “Él es el que está fuera de lugar. , nosotros no.»

“Entramos por el rompeolas, porque pensábamos que iba a haber controles… Pero no había nadie”, cuentan los amigos rosarinos. Foto Gabriel Bulacio

Días antes de que finalice el año, las autoridades municipales no solo pronosticaron «una temporada impresionante», sino que también informaron sobre medidas como 0 tolerancia al volante y controles en las playas para que no se beba alcohol “Porque está prohibido por ordenanza municipal. Habrá controles en los accesos por donde suelen circular los jóvenes que portan bebidas alcohólicas en sus heladerías y trataremos de disuadirlos, de que no decomisen la mercadería”, dijeron. Clarín de EMTUR (Entidad Municipal de Turismo de Mar del Plata).

Martes en la tarde, los controles brillaron por su ausencia. “Allí –señala hacia la orilla– está pesado el tiempo, son succión durante horas”, advierte un promotor de Movistar, que lleva desde la mañana en el parador. “Hace unos días sí vi los controles de la entrada e incluso les hicieron la prueba de alcoholemia a algunos. Pero hoy no vi a nadie, es un poco incomprensible, ¿verdad? Vayan a ver ahí… instalaron almacenes, los niños beben sonriéndoteno creer», irónicamente Lorena.

Cuando los jóvenes salen de la playa dejan las botellas de vidrio y vasos de plástico en la arena.

Una pareja de treinta y tantos bebe mate y se divierte con el show gratuito frente a sus ojos. “Sabemos dónde estamos y tenemos un límite. Hasta ahora es un hobby ver a los niños bebiendo. Con mi novia hacemos apuestas sobre las bebidas que tienen en la heladería o cuántas latas bebe ese niño o esa niña. Llevamos años viniendo aquí Playa Grande y cada temporada nos sorprende más el alto nivel de consumo Ahora hablando en serio, esto es un peligro, muchos terminan convertidos«, analiza Marcos, de Vicente López. «¿Vi los controles? Hasta que no salga en el diario no se van a quedar firmes”, dice.

Un socorrista intenta no desdibujar su mirada que apunta al mar. “Esto ya es un poco demasiado, es solo el primer día de playa y el nivel de alcohol es infernal. No quiero imaginar cómo será el 10, 12 de enero. Pero no me hagas empezar, porque se pudre. Déjeme hacer mi trabajo, quiero hacerlo bien y no puedo perder el tiempo en esto”, señala sin mirar a un grupo mixto que acaba de abrir un paquete de doce cervezas.

Lluvia de alcohol al grito de «Muchachos», golpeó el Mundial. Foto Gabriel Bulacio

A pocos metros del socorrista, Rolo, de San Juan, parece mojarse la oreja, “pero mira, yo traje agua y refrescos”, dice abriendo su heladera pero con una sonrisa que lo delata. El propio Rolo presiona un separador en el interior, donde esconde una botella de vodka y otra de vino. “Pero está todo bien, tenemos el control, mírame, estoy perfecto”, dice, tratando de hacer un cuatro pero tropieza.

Luciana y Angela se refrescan los pies bebiendo de botellas de Villa del Sur. «¿No es lo mismo que el agua? Compramos un vodka tan transparente, imposible de notar. Estuvimos mucho tiempo planeando cómo camuflar la bebida… y resulta que hoy no vino ni el loro».

Nadie siente pudor o prefiere evitar la exposición. «¿Cuándo sale?» pregunta a las chicas, que brindan con su fernet. Foto Gabriel Bulacio

David le da la espalda al mar mientras atiende su puesto de perritos calientes artesanales. “Podrían comerse un panchito bebiendo tanto, pero no gastan un centavo”, refunfuña. este paisaje? Es un clásico de esta playa. Aquí no podrán dejarlos entrar sin alcohol, es una pelea perdida. De alguna manera te lo pusieron, todos lo saben. Lo que me indigna es que le hace la vista gorda a las autoridades y encima dejan la playa una pocilga«.

El orador da una tregua inesperada y el grupo más grande de hombres reacciona casi automáticamente con «Chicos, ahora estamos emocionados de nuevo»con chicas en pantuflas bebiendo cerveza y tirando al aire líquido de las latas. «Quiero ganar la tercera, quiero ser campeón del mundo», escuchar. Otros se suman con alegría y con las copas a tope, armando un pogo intenso. Todo en un clima sin incidentes, pero con sensibilidad de espaldas al inicio del juicio por el asesinato de Fernando Báez Sosa.

Tras la jornada de «sin alcohol», Clarín Volvió a comunicarse con dos autoridades municipales: «¿Cuándo comienzan los controles de alcohol en los accesos a las playas?», fueron consultados. La respuesta fue inmediata en ambos casos: «Ya empezaron».

Mar de Plata. Enviado especial

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Fuente: Titulares.com

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