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El control de presión de neumáticos TPMS y su mantenimiento, te contamos sus secretos

Hace siete años, el control de la presión de los neumáticos se convirtió en un dispositivo obligatorio en todos los coches nuevos vendidos a partir de 2014 en la Unión Europea. Conocido con las siglas TPMS, indica cuando la presión de aire de una de las ruedas es mínima. Aunque su funcionamiento no es perfecto, te contamos lo que desconoces de este sistema, que requiere mantenimiento.

Todos los autos nuevos que se venden en la Unión Europea desde 2014 están equipados con el sistema de control de presión de los neumáticos. Un equipo que se estandarizó en todos los modelos, obedeciendo a una directiva europea tras concluir un estudio en el que señalaba que los conductores -o propietarios- no revisaban las presiones cada 14 días. Con el sistema, aunque también se recomendó la revisión pertinente, al menos se delegó responsabilidad en este sistema.

La gran mayoría de los coches nuevos tienen dos sistemas de medición de la presión de los neumáticos, uno directo y otro indirecto. El primero, el «TPMS», es el que mide la presión a través de los sensores instalados en la válvula de los neumáticos, mientras el segundo no tiene estos sensores específicos, pero usa los del ABS que monitorea la velocidad de giro de las ruedas para detectar fallas. Por ejemplo, una caída de presión se informa como una falla del ABS.

El monitor de presión de neumáticos TPMS recalibra la presión suministrada hasta tres veces

El TPMS, el monitor de presión de neumáticos que necesita mantenimiento

Pero la Unión Europea quería un sistema más específico que indicara cuál de las ruedas estaba perdiendo presión, informando al conductor de manera más específica. Así nació el «TPMS», como se le conoce para abreviar, montando sensores en las válvulas de las ruedas. Cuando se detecta una caída de presión según el estándar almacenado en la unidad de control, este testigo se enciende en el cuadro de instrumentos, indicando cuál de los cuatro neumáticos es el problema.

Varios estudios han demostrado que su funcionamiento no es perfecto, ya que falla más que deseable. Y, seguramente, más de uno habrá sido advertido incorrectamente. Pero el gran problema no es solo que falla, sino que pocos saben que requiere mantenimiento cada vez que se cambian los neumáticos. Aunque lo que recomienda la Unión Europea es que los sensores se sustituyan por otros nuevos, algo que es relativamente fácil porque se encuentra en las válvulas y estas también hay que ponerlas nuevas.

El estándar permite limpiado, pero esto puede provocar un mal funcionamiento del sistema y lecturas falsas, motivo por el cual se recomienda el cambio, y obligatorio en caso de avería. Los más atrevidos incluso posibilitan el funcionamiento mediante el montaje de válvulas sin los sensores antes mencionados, lo que hace saltar la alarma en la inspección técnica cuando el vehículo está conectado a la toma de datos OBD, registrando un fallo en el «TPMS». Pero el único costo no es el reemplazo de los cuatro sensores, sino que, dado que transmiten la información de forma inalámbrica, su operatividad depende de la energía de una batería pequeña, cuya vida útil es de un máximo de seis años.

Fuente: motorpuntoes

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