El sector lácteo enfrenta uno de sus momentos más críticos en este 2025, con empresas emblemáticas como Lácteos Verónica y SanCor luchando por mantenerse a flote en medio de la crisis económica que azota al país. La combinación de una disminución en el consumo, el aumento de los costos operativos y la falta de financiamiento fresco ha llevado a muchas compañías del rubro a enfrentar enormes dificultades para mantener sus operaciones.
Luz Azul, una de las empresas afectadas, ha tenido que reconocer caídas en las ventas y esfuerzos por absorber a sus franquicias para evitar el cierre de locales. La ejecutiva, Gabriela Benac, señaló que la sobreproducción de leche a nivel mundial, sumado a un exceso de quesos en Argentina, ha mantenido los precios estables, lo que dificulta la rentabilidad de las empresas lácteas.
En medio de este panorama, Luz Azul ha debido absorber más locales franquiciados para mantener su presencia en el mercado, incluso comprando los locales a aquellos que no pueden hacer frente a sus deudas. La compañía reconoce que el público consumidor busca precios bajos, lo que les obliga a no aumentar los valores de sus productos, sacrificando su rentabilidad comercial.
La situación de Luz Azul no es única en el sector lácteo. Empresas como Lácteos Verónica se encuentran en una situación financiera preocupante, emitiendo miles de cheques sin fondos y acumulando deudas millonarias. Por su parte, SanCor se encuentra al borde del cierre definitivo, en concurso de acreedores y con más de 300 pedidos de quiebra en su contra.
Guillermo Vales, juez a cargo del concurso de SanCor, ha invitado a los acreedores de la empresa a presentar planes de reactivación, en un intento por salvar a la compañía. Sin embargo, las medidas de recorte de empleados implementadas hasta el momento no han logrado mejorar la situación financiera de la láctea.
En resumen, el sector lácteo enfrenta graves dificultades en este 2025, con empresas emblemáticas luchando por sobrevivir en medio de la crisis económica y la falta de demanda. La sobreproducción y los precios estables han llevado a una disminución en la rentabilidad comercial, obligando a las empresas a buscar estrategias para mantenerse a flote en un mercado cada vez más competitivo.
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