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«Javier Milei inicia una caza de brujas contra los supuestos «traidores»»

La semana de furia tuitera de Javier Milei tuvo el final que muchos sospechaban: una purga de funcionarios -de la cual probablemente se esté viendo apenas el inicio-, un agravamiento en el enfrentamiento con la oposición y un corte de relación, de muy difícil vuelta atrás, con los gobernadores provinciales.

Con un tuit extenso en el que repasa sus dichos de los últimos días, el presidente hizo en la tarde del viernes una especie de manifiesto de principios titulado «Cambio de reglas», en el que manifiesta su negativa total a entrar en negociaciones.

«No vinimos acá a seguir jugando el mismo juego empobrecedor de los políticos de siempre. No vinimos acá a hacer pactos espurios en contra de los intereses de los argentinos. Y no vamos a ser cómplices del juego de los mismos parásitos de siempre que viven a costa de los argentinos», planteó Milei.

También reiteró que, en realidad, al enviar su proyecto de ley ómnibus él ya sabía lo que ocurriría, pero que de todas formas quiso dejar expuestos los intereses de «la casta».

Y, yendo más lejos todavía, acusó -sin mencionarlos pero con alusiones evidentes- a los gobernadores provinciales que lideraron el rechazo a la ley, por estar en una presunta connivencia con lobbies que reciben prebendas estatales.

«No vamos a ser cómplices de los negocios de algunos con la industria pesquera, con el Señor del tabaco, con las empresas petroleras o con cualquiera de los otros intereses especiales que hacen lobby y ‘persuaden’ políticos para defender sus intereses», escribió el presidente.

Puentes cortados
Con semejante nivel de acusación, ya no parece posible que se retome el diálogo para tratar de rescatar algo de la agenda reformista que había planteado Milei. Es todo una definición política, porque la realidad es que, desde la oposición dialoguista había gestiones para superar el impasse.

Por caso, el diputado Ricardo López Murphy, anunció que presentará, la semana próxima, un proyecto de ley propio, que sería apoyado por todo su bloque, en el que se replica, con cambios menores, el capítulo fiscal que había retirado Toto Caputo.

Ese proyecto implicaba la reinstauración del impuesto a las Ganancias, la reforma de la fórmula indexatoria de jubilaciones y la aprobación de todo el capítulo laboral del DNU que quedó suspendido por la justicia del fuero laboral. El único cambio respecto del proyecto original es la eliminación de las retenciones a la exportación.

López Murphy forma parte del bloque Hacemos Coalición Federal, integrado por figuras como Miguel Pichetto, Emilio Monzó, Florencio Randazzo, Margarita Stolbizer, Paula Oliveto y varios ligados al peronismo cordobesista que lideran Juan Schiaretti y Martín Llaryora.

Es decir, si todo ese bloque da su apoyo, y además se descuenta que también votarían los diputados del PRO, entonces Milei no tendría inconvenientes para hacer aprobar la parte que formaba el verdadero núcleo duro de la ley ómnibus y la que le daba las herramientas para sanear las cuentas fiscales.

Pero, a esta altura, Milei ya parece estar no solamente resignado a que la ley no sea reflotada, sino que hasta da señales de sentirse cómodo en esa situación.

Después de su tuit, pasó de las palabras a los hechos y despidió públicamente a dos funcionarios ligados al peronismo: Osvaldo Giordano, director de la Anses, y Flavia Royón, secretaria de Minería.

Giordano está vinculado al peronismo cordobés y fue ministro de finanzas de la gestión de Schiaretti, además de ser un economista de confianza de Domingo Cavallo. A Giordano no se le reprochan errores en la gestión, sino básicamente el hecho de que su esposa, la diputada Alejandra Torres, votó en contra de la ley ómnibus.

De manera que, al echar a Giordano, el presidente le pega directamente al peronismo cordobés y deja un castigo ejemplarizante para el resto del arco político.

Lo mismo puede afirmarse de Royón, la ex secretaria de energía de Sergio Massa, que responde políticamente al gobernador salteño Gustavo Sáenz.

Todo indica que la purga de «traidores» está llamada a continuar. Milei también se hizo eco de los pedidos para que la diputada Carolina Píparo renuncie a su banca, por haber votado en contra del proyecto.

Milei en el espejo de Cristina Kirchner
¿Cuál es la intención política del presidente? Los analistas perciben el inicio de lo que podría llamarse la «fase populista» de su gestión, en la que se basa en su carisma personal y la legitimidad del resultado electoral para entrar en una confrontación permanente con los otros poderes de la república y con la oposición en general. En otras palabras, una nueva «grieta» en clave libertaria.

De hecho, empiezan a escucharse voces de alerta sobre un posible giro autoritario y surgen dudas sobre qué tipo de mensaje llevará Milei al Congreso el 1° de marzo, cuando deba inaugurar el período legislativo anual.

Curiosamente, el comportamiento de Milei está generando comparaciones con el estilo de Cristina Kirchner, quien forjó su mística militante justamente después de una gran derrota en el Congreso al inicio de su gestión: la recordada pelea contra los productores sojeros por la resolución 125 que establecía retenciones móviles a la exportación.

La noche de la derrota, el senador encargado de defender la postura kirchnerista fue Miguel Pichetto, quien comparó al vicepresidente Julio Cobos con Judas, por no acompañar a la presidenta. El célebre voto «no positivo» cambió el panorama político argentino. Y aunque el vicepresidente se mantuvo en su cargo hasta el final, sufrió el embate constante para renunciar, dado que, desde la óptica del kirchnerismo, debía mantener lealtad a Cristina como forma de honrar la voluntad del electorado.

En definitiva, un tipo de razonamiento totalmente en línea con el que hoy está expresando Milei, al pedirles la renuncia a diputados que no se alinean con su estrategia.

La historia del kirchnerismo puede, acaso, arrojar luz sobre lo que Milei cree que vendrá en los próximos meses. Hasta la crisis de la 125, el kirchnerismo no tenía una militancia genuina y debía recurrir a la capacidad de movilización de Hugo Moyano cada vez que querían mostrar apoyo popular. Pero a partir de esa derrota política se gestó el «relato» que definiría todo su estilo de gobierno: la victimización ante la acción de «traidores» y de fuerzas sociales que se negaban al cambio; la definición de un «ellos versus nosotros» que justificaba cada acción de gobierno.

Lo cierto es que Milei, calificando de traidores a gobernadores y diputados que no acompañaron su proyecto, y llegando al extremo del «escrache» de esos legisladores en las redes sociales merecería
Esta Nota en un Tweet:
La furia tuitera de Milei terminó con purga de funcionarios, enfrentamiento con la oposición y corte de relación con gobernadores provinciales. Milei rechaza negociaciones y expone los intereses de «la casta». Se descarta retomar diálogo para agenda reformista. Presentarán proyecto de ley similar. Milei despide a funcionarios y acusa a gobernadores de connivencia con lobbies. Posible giro autoritario. Comparaciones con estilo de Cristina Kirchner. Milei busca confrontación y renuncia de diputados que no se alinean con él. Presidente confía en programa económico y respaldo internacional. Caputo argumenta que equilibrio fiscal no depende de ley ómnibus. Plan B para compensar recursos fiscales perdidos. Optimismo por reservas y buena cosecha.

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