Murió el histórico dirigente gremial de Neuquén Jorge Izquierdo / Titulares de Rio Negro

Murió el histórico dirigente gremial de Neuquén Jorge Izquierdo, también conocido como «Pete» o «Rengo». Su muerte fue informada ese mediodía. Condujo al sindicato de trabajadores judiciales de la provincia y la federación nacional, fundó la CTA neuquina y participó del Consejo Asesor de la Central Latinoamericana de Trabajadores del Estado (CLATE) y del Consejo Político de la Central Latinoamericana de Trabajadores de los Servicios Públicos.

La noticia de su muerte fue dada por el periodista Elio Brat y comenzaba a replicarse en las redes sociales. CLATE publicó: «Con profundo dolor, CLATE despide al compañero Jorge Izquierdo, histórico dirigente de los trabajadores judiciales de Argentina y miembro de nuestro Consejo Político Consultivo. Un gran militante, internacionalista, compañero y amigo. Las y los servidores públicos de la Región extrañaremos su presencia, pero nos acompañará para siempre el compromiso y la convicción por luchar por un mundo más justo».

No se difundieron detalles sobre las causas de la muerte.

En 2013, a un año de su retirada después de casi 48 años trabajando en el Poder Judicial, la periodista Andrea Durán hizo una nota sobre su trayectoria, que reproducimos a continuación:

El reposo del guerrero

SEPTIEMBRE 12, 2013

Jorge Izquierdo no podría recordar, aunque quisiera, todas las veces que se marchó por el centro de la ciudad. O por esa provincia, o por cualquier otra.

A Jorge incluso le tocó marcharse fuera de su país, como parte de una delegación internacional de trabajadores judiciales que se oponían a una reforma en Venezuela.

«Hicemos una marcha a Chávez», rememora, y al recordar este y otros hitos de su vida, dice, le invade una inevitable melancolía.

Jorge, también conocido como “el Rengo” o “Pete”, trabajó en el Poder Judicial de Neuquén durante cuarenta y siete años, seis meses y tres días, casi el mismo tiempo que estuvo vinculado a la actividad gremial, la que todavía hoy no ha dejado por completo.

En la justicia neuquina ingresó en 1962, a los 15 años, como cadete, y con apenas el primer año del nacional concluido.

“Ni siquiera terminé el secundario, pero me preocupé de ver, leer, estudiar. El derecho es algo apasionante”, aclara este neuquí nacido y criado en el corazón de las vías, hijo de un guarda de tren que hizo historia con la Unión Ferroviaria y que le contagió el amor por la militancia y la justicia social.

Fue dos años después de su ingreso en el Poder Judicial cuando, de la mano de Nicanor Briceño, se inició en la vida sindical.

Como su compañero, llegó incluso a estar vinculado al Movimiento Popular Neuquino, pero en poco tiempo se alejó para siempre.

“En Neuquén hice toda la carrera judicial. En el gremio (Sejun) fui secretario de actos, secretario gremial y secretario general casi 20 años”, resume, pero sigue: “llegué a ser secretario general de la CGT hacia 1979, en plena dictadura militar. Fue la primera seccional que creó la Secretaría de Derechos Humanos”.

Su currículo parece interminable, como su pasión al recordar su carrera como sindicalista en distintos ámbitos.

También fue fundador de la CTA local y ocupó varios cargos (también el de secretario general) en la Federación Judicial Argentina hasta su retirada, el pasado año.

Hoy participa, junto a Julio Fuentes, del Consejo Asesor de la Central Latinoamericana de Trabajadores del Estado y del Consejo Político de la Central Latinoamericana de Trabajadores de los Servicios Públicos, con sede en Colombia.

En cuatro décadas de actividad sindical El Rengo tuvo oportunidad de participar en gestas históricas de Neuquén, como lo fue la resistencia a las políticas neoliberales de los 90 y la crisis de 2001, más adelante.

Jorge todavía recuerda, con cierta emoción, una asamblea de 15.000 estatales en el Club Independent cuando, en 1995 y con Jorge Sobisch como gobernador de la provincia, se intentó privatizar la obra social provincial.

Su limitación física, producto de un accidente a los 8 años con el tren petrolero, nunca le impidió estar en todas partes donde su militancia lo requería.

Su actividad sindical transcurre hoy es más “tranquila”, en ámbitos más institucionales, aunque reconoce que cuando no quedó otra, tuvo que detenerse firme en la calle.

Hoy prefiere dejar que las estrategias las delineen los nuevos dirigentes. «Ahora (dice) es el tiempo del reposo del guerrero».