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porque el gobierno no celebra / Titulares de Finanzas

La lectura «entre líneas» de la recaudación tributaria de octubre dejó un dato sorprendente: a pesar de que la economía da señales de enfriamiento por la alta inflación y las restricciones a las importaciones, el consumo mostró buena salud.

El dato que por excelencia refleja el nivel de compras es el IVA de la DGI, que marcó un impresionante aumento del 16% en términos reales -es decir, cuando se corrige por inflación, suponiendo que en los últimos meses se hayan acumulado incrementos de precios del 88%-.

Ese 16% tiene una mayor incidencia si se tiene en cuenta que en el mes anterior apenas se había producido una suba del 2,4%. Algunos economistas señalaron que tal variación puede estar influida por el hecho de que en octubre del año pasado -es decir, la base de comparación- se había registrado un bajo ritmo de crecimiento. Pero aun así, la subida es importante: una estimación de la consultor LCG concluye que, tras ajustar estos datos del año pasado, el crecimiento seguiría siendo del 10% real.

Hay un lado sorprendente en este indicador, dado que todos los meses se publican encuestas impactantes sobre caídas en el consumo, como la del Consultoría de mercado de enfoque, que en septiembre midió una caída del 9,9% en los artículos de la canasta básica.

Por otro lado, consultoras con sus propias estimaciones de inflación apuntan a una aceleración en el sector de alimentos, que en octubre cerró con un alza de precios promedio de 7,2% y sin señales de desaceleración para noviembre.

¿Cómo se explica, entonces, que el IVA esté creciendo tanto en términos reales? La respuesta sugerida por varios economistas se refiere a un clásico de las épocas de alta inflación y trampas cambiarias: la «fuga al consumo».

El IVA recaudado por la DGI fue el motor de la tributación en octubre, hecho que los economistas asimilan a un consumo defensivo frente a la inflación

Recolectando con el “vuelo al consumo”

Ya ha sucedido en otros momentos de la historia económica reciente, particularmente en el segundo período de cristina kirchner: Ante la perspectiva de un deterioro de los salarios reales por la inflación, y ante la imposibilidad de ahorrar en dólares por las restricciones cambiarias, la población de clase media eleva su nivel de consumo como actitud defensiva.

Se trata de un fenómeno que incluso ha atraído la atención internacional, hasta el punto de que la BBC realizó un reportaje para explicar el “oxímoron económico de ahorrar gastando”.

Un informe reciente de la consultor ecolatina pone el foco en este tema y da una explicación sobre la aparente contradicción de que los salarios caen por la inflación pero el consumo se mantiene alto. Una primera aclaración es que las encuestas que muestran una caída en las compras familiares en realidad se concentran en la canasta básica, pero que hay otros tipos de consumos «inelásticos» en el ámbito de los serviciostales como cobertura de salud, telecomunicaciones, educación y transporte.

Por supuesto, para los hogares de bajos ingresos, el consumo de alimentos está cerca del 100% de sus ingresos. Pero, cuando se tiene en cuenta la media de la población, este consumo básico no supera el 20% del presupuesto familiar, mientras que los servicios representan el 25%según estimaciones de Ecolatina.

También hay otros factores que ayudan al alto consumo: en algunos casos, un efecto de «recuperación» o «consumo de venganza» después de la represión de la pandemia. Un ejemplo notable de esto es los 10 recitales de Coldplay en el estadio de River Plate.

Y también hay otro factor clásico: el percepción de una posible devaluación en el mediano plazo, lo que lleva a acelerar la compra de productos que están vinculados al valor del tipo de cambio oficial.

Otro ejemplo evidente de ello se está viendo estos días con la fiebre consumista del “Cyber ​​Monday”: en apenas dos días ya se había superado en un 33% la facturación total del evento del año pasado, según la plataforma Tiendanube. los el valor medio de cada billete es un 99,5% superior que el año pasado, lo que implica que si se corrige el dato por inflación, hay una suba real de 6% en las compras.

Eventos como el Cyber ​​Monday están marcando un contraste entre un alto nivel de consumo versus signos de desaceleración en la actividad económica

Eventos como el Cyber ​​Monday están marcando un contraste entre un alto nivel de consumo versus signos de desaceleración en la actividad económica

El «efecto par»

Pero, sobre todo, lo que están demostrando los datos de aumento de la recaudación del IVA es el efecto de los pareslo que logró una recuperación salarial en los gremios más grandes del sector privado registrado.

Según el ministro de Trabajo, Rachel «Kelly» OlmosTras una reunión con la cúpula de la CGT, en los principales sectores con acuerdo, se logró una recuperación salarial de dos puntos reales, que se habían perdido durante las turbulencias financieras de julio pasado.

Los datos de recaudación tributaria también permiten comprender este fenómeno de recuperación por parte de los sindicatos más grandes: la categoría de aportes patronales a la seguridad social grabado en octubre mejora del 1,9% real interanual, así como una mejora real del 0,5% respecto al mes anterior. Es un cambio notable en comparación con los datos de septiembre, que venían mostrando números en rojo.

Mientras tanto, las negociaciones continúan -algunos sindicatos ya transitan por la segunda revisión del año- y la mayoría de los convenios están firmados en torno al 100%, lo que según el ministro representa un nivel que protege el salario de la erosión inflacionaria.

La ministra no se mostró proclive a otorgar aumentos por decreto -como exige el kirchnerismo- porque entiende que no todos los sectores están en condiciones de dar esa mejora y que, por tanto, la medida puede terminar en efecto de repunte de precios. En cambio, sí insinuó que habrá un bono general por única vez, como el ya estipulado para los empleados públicos, quienes recibirán un premio de $30,000 en diciembre. Mientras que se buscarán otras medidas específicas para los trabajadores “de negro”.

¿Más compras, menos recaudación?

Por supuesto, surgen dudas sobre cuán sostenible será este fenómeno en la medida en que la inflación continúe en espiral y que el nivel de actividad económica pueda mostrar signos de recesión.

“Si el statu quo continúa, el próximo semestre se vivirá con alta inflación, múltiples tipos de cambio y actividad estancada sostenida únicamente por la impaciencia que genera en el consumo el aumento sostenido de los preciosadvierte un informe de LCG.

Luego de haber aportado el 20% de la recaudación de impuestos en septiembre, las exportaciones agropecuarias cayeron a su mínima expresión en octubre, y analistas pronostican que la recuperación será lenta

Por su parte, la consultora Eco Go, que dirige Marina Dal Poggetto, advierte sobre los riesgos de «escalada en la nominalidad». Es lo que los economistas llaman un aumento en la velocidad de circulación del dinero: a mayor inflación, más pesos se “queman” en el bolsillo, lo que exacerba un deseo consumista que en realidad es solo un gesto defensivo.

“El creciente excedente de pesos buscará cobertura en el dólar marginal y/o en el mercado de bienes, que agudizará la escalada inflacionariaDice Dal Poggetto.

En la misma línea, Ecolatina pronostica que en 2023 habrá un estancamiento de la actividad económica pero que se mantendrá el estímulo para que las familias mantengan un alto nivel de compras. En otras palabras, que el consumo tendrá una evolución superior al PIB.

En números, frente a una proyección de crecimiento del 1% en la actividad económica, se espera que el consumo aumente un 2%.

En todo caso, advierte que este consumo alimentado por la inflación puede entrar en una fase decreciente, en paralelo al alza de precios en la categoría de servicios -incluidas las tarifas de los servicios públicos-.

En definitiva, todo apunta a que el IVA se convertirá en la partida estrella de la recaudación tributaria, desplazando la espectacular contribución de las retenciones a las exportaciones agrarias -que en octubre representaba apenas el 5,4% de toda la «torta» fiscal tras el insólito 20% de septiembre, que fue por la situación anormal del «dólar de la soja»-. Esta situación será la tónica de los próximos meses, dado que la situación del campo se está volviendo crítica por una mezcla de factores, entre los que se encuentran el retraso del tipo de cambio y los efectos de la sequía en la próxima campaña.

Pero la fortaleza del IVA no es necesariamente un hecho para celebrar: otros datos muestran que la economía se está desacelerando. Por ejemplo, el llamado «impuesto a los cheques» mostró una caída del 1%. Y gananciasque registró un aumento real del 21%, explica su variación gracias a una situación excepcional: la primera cuota del pago a cuenta extraordinario que realizan las empresas.

Finalmente, como era de esperar, la recogida de los impuesto PAÍS Tuvo una caída notable, ya que consecuencia de la aplicación del «dólar qatarí»una medida tan preanunciada que había llevado a los turistas a adelantar sus gastos en septiembre, cuando se alcanzó un pico en la compra de divisas. En cambio, si se mide en términos reales, en octubre hubo una caída del 26% entre un mes y otro.

Los economistas son escépticos: un informe de LCG pronostica que la recaudación en términos reales sigue perdiendo fuerza y que finaliza el año con $19 mil millones, un crecimiento que, en términos reales, sería de 2% con respecto al año pasado.

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Fuente: iprofesional.com

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