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Triple fuga General Alvear: Vida actual de los prófugos en Argentina

La peligrosa vida de Martín Lanatta tras la triple fuga

La **tenencia de bombas, explosivos, armas de guerra** que atenten contra la seguridad común; **homicidio calificado**; **privación ilegítima de la libertad**, **robo con armas en poblado y en banda**; **homicidio calificado** por concurso premeditado, **privación de la libertad con violencia o amenaza** (tres casos), **robo con fuerza o violencia**; **atentado y resistencia a la autoridad**.

Esta impresionante lista de delitos conforma el prontuario 362273 de **Martín Eduardo Lanatta (52)**, uno de los cuatro condenados a prisión perpetua por **el triple crimen de General Rodríguez** (2008) y uno de los tres protagonistas de la increíble fuga del penal de General Alvear, ocurrida el 27 de diciembre de 2015, hace exactamente 10 años.

Ese día Martín Lanatta se escapó por la puerta grande con **su hermano Cristian (53)** y con uno de los hermanos **Schillaci (Víctor, 45)**. Marcelo (46) no pudo huir porque estaba internado en el hospital de Olmos.

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La triple fuga de los hermanos Lanatta y Víctor Schilaci.

Al momento del escape, los cuatro tenían ya estaban cumpliendo la sentencia por haber secuestrado, torturado y matado a **Sebastián Forza (34), Leopoldo Bina (37) y Damián Ferrón (35)**.

Considerado- por mérito propio- como un preso de «**Alto Riesgo**», Martín Lanatta vive hoy en el pabellón A del Módulo VI del Complejo Penitenciario I de **Ezeiza**. Se trata de un área especial donde van sólo los presos más peligrosos y que han demostrado seguir ejerciendo su poder tras las rejas.

Lanatta, por ejemplo, estuvo involucrado en el crimen de otro interno en diciembre de 2024 y también en el tráfico de explosivos y armas junto a **Mario Segovia (49), «El Rey de la Efedrina»**.

En el temido Módulo VI, los presos permanecen dentro de sus celdas 20 horas al día. Tienen una llamada por teléfono por semana, de 20 minutos, y solo pueden hacerla a un teléfono previamente registrado y autorizado (sino el sistema corta automáticamente la comunicación). Las visitas son de una hora, cada 15 días y solo con familiares directos. Un verdadero infierno para tipos que estaban acostumbrados a usar la cárcel como oficina.

En el mismo módulo y pabellón está Víctor Schillaci. En el Módulo VI, pero en el pabellón D, está su hermano Cristian Lanatta. Marcelo Schillaci continúa separado del grupo por problemas de salud. Lo internaron en el Hospital Penitenciario de Ezeiza a la espera de un trasplante de hígado.

El trío más buscado durante dos semanas en enero de 2016.

La triple fuga

Los hermanos Lanatta y Victor Schillaci se fueron del penal de máxima seguridad de General Alvear, en la provincia de Buenos Aires, vestidos con uniformes penitenciarios (que nadie sabe cómo consiguieron) y con una pistola de madera (que nadie sabe cuándo fabricaron). Se escaparon en **un Fiat 128** con un guardiacárcel de rehén. Siempre sostuvieron que los dejaron ir para matarlos cuando estuvieran en la calle.

Eso fue en 2015, pero ya en 2013 -un año después de la condena a perpetua- los hermanos Lanatta y Marcelo Schillaci (en el primer intento fue Marcelo y no Víctor) habían querido fugarse del penal de Sierra Chica, donde estaban cumpliendo condena.

La fuga de General Alvear ocurrió a los pocos días de la asunción de un nuevo gobierno, el de **Mauricio Macri**. Por eso, el tema se politizó de entrada y disparó todo tipo de hipótesis conspirativas.

Para empezar, una semana antes de las elecciones nacionales que llevarían a Macri a la Casa Rosada, Martín Lanatta señaló a **Aníbal Fernández** -candidato a gobernador bonaerense por el PJ- como “**La Morsa**” (la persona a la que reportaba y temía Sebastián Forza, una de las víctimas del triple crimen de General Rodríguez).

Meses después, tras la triple fuga y la recaptura, Lanatta se desdijo. Pero su denuncia le hizo perder un territorio clave en el peronismo.

Tras la fuga, recrudeció el fuego cruzado.

Al día siguiente, la entonces gobernadora de Buenos Aires, **María Eugenia Vidal**, dio una conferencia de prensa y le respondió a Aníbal Fernández, quien la había responsabilizado por la evasión: «Le diría a Aníbal Fernández que justamente en este momento se llame a silencio», dijo Vidal.

Fernández también se cruzó con el ministro de Seguridad bonaerense, Cristian Ritondo. El ex jefe de gabinete de Cristina le exigió que los prófugos aparecieran con vida. Ritondo lo acusó de estar «involucrado» con todo lo que se relacionaba «en el submundo de Quilmes», zona de donde eran los Lanatta y los Schillaci.

Más allá del chisporroteo político, la fuga resultó **un raid de 1.360 kilómetros** que tuvo escenarios diversos. Además de General Alvear, donde se escaparon, la persecución incluyó Ranchos, Chascomús, Quilmes, Berazategui, Florencio Varela y una gran zona rural santafesina.

La presión era tanta que por ellos inmediatamente se ofreció una recompensa de **dos millones de pesos por cabeza**, algo así como 130 mil dólares de la época.

La secuencia de la enloquecida fuga para llegar a la triple frontera merece un paso a paso:

Los juicios por la fuga

Por los delitos que cometieron al fugarse y durante los 15 días que estuvieron prófugos, los hermanos Lanatta y Víctor Schillaci peregrinaron por cuatro juicios orales.

En todos fueron condenados, pero fue como sumarles manchas al tigre – como dice el refrán- porque sobre ellos ya pesaba una condena a perpetua confirmada en 2016 por la Corte Suprema de Justicia de la Nación.

En 2018 prácticamente se la pasaron de tribunal en tribunal.