hoy se celebra Día Mundial de la Agricultura para rendir homenaje a una de las actividades más relevantes para el desarrollo de la civilización humana y desde la Asociación Latinoamericana de Desalación y Reutilización del Agua, ALADYR, aprovecharon la oportunidad para visibilizar la necesidad de mejorar su sostenibilidad a través de la incorporación de no -fuentes convencionales para hacerlo resiliente a los desafíos que plantea el cambio climático.
ALADYR expresó su preocupación por las pérdidas que viene experimentando el sector agrícola latinoamericano debido a sequías cada vez más largas e intensas. La plataforma internacional de recolección de datos sobre desastres (EM-DAT) sostiene que en América Latina y el Caribe las pérdidas económicas directas en la región por los efectos de la sequía se estiman en 28 mil millones de dólares en los últimos 20 años (2003-2022), lo que representa 15 por ciento de las pérdidas globales por sequía.
Representantes de ALADYR destacaron el caso de Argentina donde la Bolsa de Comercio de Rosario proyectó pérdidas por 14 mil millones de dólares para este año que generará la sequía en la producción de soja, maíz y trigo.
Asimismo, en Uruguay la sequía tuvo repercusiones que fueron más allá del malestar social provocado por la salinidad del agua en el sistema potable de Montevideo y el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP) calcula que las pérdidas directas en la fase agrícola ascienden a 1.809 millones de dólares, siendo en términos históricos las mayores pérdidas registradas en las últimas tres décadas.
El Sistema de Información sobre Sequías indica que para el Sur de América del Sur (SISSA), Brasil, uno de los principales exportadores de productos agrícolas del mundo, presenta áreas susceptibles a la desertificación que representan el 16% de su territorio, afectando a una población de más de 31 millones de personas. . Se constató que el número de brasileños potencialmente expuestos a sequías en algún grado alcanzó un valor superior a 41 millones y en 2022 la producción de cereales, frutas, productos hortícolas y leche totalizó una pérdida de 20 mil millones de reales.
Desde México hasta Chile, estos escenarios se repiten con imágenes de animales muertos y cultivos atrofiados por falta de agua. Ante esto, Gerald Ross, presidente de ALADYR, advirtió que “Según las proyecciones del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC), esto no va a mejorar y lo mejor que podemos hacer es utilizar tecnologías para adaptarnos”.
Agregó que “hay que incorporar el concepto de economía circular del agua a través de la reutilización y dosificación de lo estrictamente necesario, por lo que es imperativo avanzar en la masificación del riego por goteo o por pulsos”.
Declaró que, de no incorporarse tecnologías de desalinización y reúso a la matriz hídrica de la producción de alimentos, es muy probable que el sector siga sufriendo grandes pérdidas, lo que impactaría no sólo en la economía sino también en la seguridad alimentaria de varios países del mundo. la región. región.
“La falta de agua hará que los alimentos sean cada vez más caros y escasos, lo que tendrá impactos económicos y sociales que socavarían todo orden institucional. Lo bueno es que podemos anticiparnos a esta situación antes de llegar a un escenario de hambruna y evitar el mayor sufrimiento posible haciendo la matriz hídrica más fuerte y resiliente, pero el tiempo no está de nuestro lado”, enfatizó.
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) se ha pronunciado en repetidas ocasiones sobre cambiar el paradigma sobre las aguas residuales y verlas como un recurso, e insta a los Estados miembros a adaptar sus infraestructuras de tratamiento para utilizar los efluentes en usos como el agrícola, para el que ha establecido normas de calidad. normas para la seguridad de la práctica.
sembrar en el desierto
La Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación (UNCCD) estima que aproximadamente el 52% de la tierra en América Latina y el Caribe está en riesgo de degradación debido a factores climáticos, actividades humanas insostenibles y presión constante sobre los recursos. natural. Además, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) señala que la pérdida de tierras productivas debido a la desertificación y la degradación del suelo da como resultado una disminución anual del 1% en la producción de alimentos en la región, lo que exacerba los desafíos alimentarios y socioeconómicos en numerosos países.
Ante esta realidad, representantes de ALADYR destacaron el caso de éxito del riego agrícola con aguas residuales tratadas como cultivos de exportación en la región desértica de Ica, Perú, donde las empresas redujeron su dependencia del agua subterránea y para afrontar esta situación, decidieron comprar aguas residuales crudas y tratarlas. lo que les da la certeza de cumplir con los rigurosos estándares de calidad exigidos para la exportación.
De esta manera no sólo han logrado reducir su dependencia del agua subterránea, sino que también han obtenido impactos positivos en la comunidad y el medio ambiente. También destacaron las mejoras sustanciales en las condiciones sanitarias locales, evitando la contaminación de suelos y fuentes de agua.. “Las experiencias del Valle de Ica demuestran que la sostenibilidad puede ser económicamente viable” dijo Ross.
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Con informacion de Medios de Argentina y Telam