He leído el editorial del 08/02, “Se necesitan estrategias en biocombustibles”. Los beneficios del bioetanol son bien conocidos, pero lo que se publica es incompleto y confunde a los lectores, al no mostrar la otra cara de la moneda. Poco o nada se dice sobre cómo se produce este combustible en Tucumán y sobre los impactos y daños a la salud de las personas y al medio ambiente, en las etapas del proceso de fabricación. Para obtener bioetanol, la industria sucroalcoholera local utiliza como materia prima la melaza, un subproducto de la fabricación de azúcar de caña. Como residuo se obtiene la vinaza, contaminante del aire, agua y suelo. Además de un pH ácido, contiene, entre otros: calcio, magnesio, zinc, cobre, etc. (por cada litro de bioetanol se generan 12 litros de vinaza). Este se utiliza como fertirriego o se almacena en los molinos en piscinas o lagunas. Al descomponerse, produce gases como el metano y el CO2 (2,23 kg por m3 de vinaza), responsables del efecto invernadero. Además, tenemos asociados: cañaverales quemados (800 gr de hollín por m2 de caña quemada, más gases tóxicos), cachaça (4% del total de caña triturada) y dragas de caña de azúcar, protagonistas endémicos de accidentes viales graves (mutilaciones, invalidez ). y mortal en nuestras rutas. Los actores de la industria sucroalcoholera y los funcionarios del Estado (nacional, provincial, municipal) deben entender que esta actividad es parte del medio ambiente, que debe ser protegido, y que los ciudadanos tienen derechos ambientales constitucionales que deben ser respetados y protegidos. . Los dueños de los ingenios son responsables de los residuos que generan y el Estado debe controlar que se cumplan las leyes por el bien de todos los tucumanos, de quienes nos visitan y del patrimonio ambiental y natural de la provincia.
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