Atravesando el quinto mes sin atención hospitalaria en toda la provincia, la intención de destruir un servicio esencial del Estado es clara. La leve mejora salarial lograda por el sindicato oficial (41%) dista mucho de la razonable petición de Sitas (78%). Lo ofertado ubica los salarios del sector, en y por debajo de la línea de pobreza del INDEC. ¿Es necesario recordar la inflación aterradora que estamos sufriendo (por encima del 100% anual y al borde del hiper), el valor del dólar en casi 500 pesos, el riesgo país por las nubes, etc., para justificar un salario? ¿aumentar? Y hay que mencionar la desastrosa persecución que sufre todo aquel que se atreva a someterse a medidas de fuerza, coronada con el despido de un médico que se atrevió a postularse para un partido de oposición y todo ello en un contexto de hospitales desbordados por la actual epidemia de dengue y una crisis económico-social que obliga a recurrir al imprescindible servicio público de salud. Esta situación llevó a los profesionales del sector a renunciar a desempeñar sus tareas en el sector privado y aquí hay que denunciarlo por aprovecharse del contexto, ofreciendo una insignificante mejora (y en negro) para diferenciarse. En fin, impresiona la desolada indiferencia de los tucumanos ante la tremenda y digna batalla de todos los que, llegado el momento, se encargarán de salvarles la vida en cualquier hospital provincial. ¿O están esperando el momento de expresarse contundentemente en las urnas?
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