Soy usuario habitual de la RP 338 que conduce a San Javier y otros centros turísticos de nuestra provincia y me aqueja el lento avance de la obra que sustituirá al icónico Rulo (inusualmente se realiza en el período más inadecuado del año). A ello hay que sumar el estado calamitoso que presenta esta vía, con todos sus muros de contención destruidos, con derrumbes y fracturas que presentan un grave peligro de derrumbes, que evidentemente se producirán tras la grandilocuente inauguración del nuevo puente. La deteriorada carpeta asfáltica terminó su vida útil hace años, sin intención de mejorarla. El corte prolongado deberá ser aprovechado para hacer todas aquellas reparaciones urgentes, de lo contrario habrá nuevos cortes en la calzada, con el consiguiente perjuicio para los vecinos. Cualquiera con un mínimo de racionalidad usaría una ínfima porción del obsceno presupuesto para publicidad oficial (léase propaganda política), para hacer inversiones esenciales mientras la carretera está sin tráfico. El pasmoso gasto en publicidad es un despilfarro de dinero público que bien podría ir a parar a obras de todo tipo como las descritas, o reparar canales, calles, diques, etc. Los ciudadanos no queremos publicidad y los funcionarios no se dan cuenta de que la mejor propaganda son obras concretas y no tanta mierda.
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