Dos mujeres y un hombre fueron detenidos días atrás acusados de vender droga y explotar sexualmente a jóvenes en situación de vulnerabilidad en la ciudad de La Plata, en el marco de la causa que investiga la desaparición y feminicidio de Johana Ramallo. Después de más de cinco años, el expediente ya tiene nueve detenidos y más de 45 cuerpos, Pero quién asesinó al joven de 23 años sigue siendo un misterio.
“Johana primero fue desaparecida por un Estado ausente y una Justicia cómplice”, remarcó a Tennesse su madre, Marta Ramallo, quien desde el 26 de julio de 2017, cuando su hija salió de su casa y nunca más regresó, comenzó a recorrer un largo camino en busca de la verdad que por momentos parece no tener fin. “Como familiares nos condenan a luto perpetuo”, subrayó.
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A año después Tras la desaparición de Johana encontraron parte de su cuerpo mutilado en la costa de Berisso, pero tomó otros ocho meses confirmando finalmente que el ADN de esos restos coincidía con el de la joven que buscaban. Mientras espera que los responsables del crimen de su hija paguen por lo que hicieron, Marta tiene una necesidad aún más primitiva: «Necesito encontrar la otra parte del cuerpo Johana, que alguien diga dónde la dejaron”.
El día que se fue Johana
La joven de 23 años salió ese 26 de julio alrededor de las 17:00 horas con el prometo regresar «entre las 8:30 pm y las 9:00 pm» para cenar con su familia. En su casa la estaban esperando su madre, su abuela y su hijaque tenía seis años en ese momento.
«Me dijo que le amarrara el pelo y que ella esperar la noche para compartir la sopa de la olla”, recordaba con tristeza Marta sobre ese último momento compartido con su hija. Varios testigos y registros de cámaras de seguridad la localizaron posteriormente en el esquina de las calles 1 y 63junto con un menor de 17 años que trabajaba en la zona roja, y ahí se perdió definitivamente el rastro.
Dos meses antes, Johana se había separado del padre de su hija y había regresado a vivir a la casa de su madre, donde también vivían sus seis hermanos. La difícil situación económica por la que atravesaba la familia y su problemático consumo de drogas la habían hecho empujado al ambiente de la noche y las malas compañiasy esa era una espiral de la que no podía salir.
«Prostitución No es trabajo, es explotación. sexual”, señaló su madre, y agregó: “Ninguna niña tomaría la decisión de que 30 tipos pasan por su cuerpo en 24 horas”. En ese sentido, la mujer señaló que la venta de drogas y la explotación sexual en la llamada zona roja de La Plata “son delitos que se están cometiendo mucho antes que lo que paso con Johana» y que el primer fiscal que tuvo su caso»puertas y ventanas abiertas para facilitar mantenerlo funcionando».
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Mientras Johana Ramallo seguía desaparecida, la investigación trató de avanzar sobre múltiples hipótesis. Se barajó la posibilidad de un ajuste de cuentas relacionado con las drogas, la posibilidad de que la joven se hubiera marchado por voluntad propia y la más importante apuntaba a una red de tráfico. Pero todos quedaron en nada.
Tanta incertidumbre era el escenario ideal para Aparecen más pistas falsas desde testigos que decían que la habían llevado a un sótano del penal Melchor Romero donde se alojaban pacientes psiquiátricos -algo que no existe- hasta que había sido secuestrada por una organización de penitenciarios que sacaba presos de la cárcel durante la noche para prostituirse Incluso una mujer habló con Marta Ramallo en Facebook para decirle: “Se lo haré breve. johana ya esta muerta y enterrada. Adiós».
Un pie, una mano y los tiempos de la Justicia
El oscuro complot detrás de la desaparición de Johana comenzó a ser revelado el 24 de agosto de 2018. Ese día encontraron el pie de una mujer a orillas de la ciudad de Berisso. Tres meses después, apareció una mano. Sin embargo, no fueron identificados como pertenecientes a Johana Ramallo hasta Abril 2019.
“¿Cómo es que no se dieron cuenta cuando se levantó ese primer descanso, que era el tatuaje que tenía Johana en la pierna? yo habia denunciado ese tatuaje, como no se dieron cuenta que era ella? Con qué impunidad se manejó la Justicia ordinaria que dejó con un sello los restos de Johana, encajonado, tirado en una caja”, señaló enojada su madre en una entrevista con los medios hace un tiempo.
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A lo lejos, Marta Ramallo señalaba Tennesse: «Los tiempos de la justicia lamentablemente ellos no son familia de una víctima”, sin embargo, destacó los últimos avances en el caso, actualmente a cargo del juez federal Alejo Ramos Padilla.
«El Cabezón», principal imputado
El principal sospechoso del trágico destino de Johana cayó recién a finales de junio de este año. Se trata de Carlos Rodríguez, apodado El Cabezón, designado como chulo de la zona de El Mondongo y también considerado un eslabón importante en una organización que distribuía cocaína en el barrio.
La “clave” para enjuiciar a Rodríguez fue la declaración de 27 personasentre ellos varias trabajadoras sexuales y algunos testigos de identidad reservada, quienes aseguraron que el imputado se aprovechó de la “situación de vulnerabilidad” de las víctimas, entre ellas Johana Ramallo e incluso algunos de los familiares directos de los imputados, para someterlos a abusos con la promesa de suministrarles drogas.
Según informes, el hombre detenido en las últimas horas fue uno de los cómplices de «El Cabezón» y el juez Ramos Padilla lo acusaron de haber «comercializado, distribuido y suministrado» drogas, especialmente cocaína, a trabajadoras sexuales en la «zona roja», ubicada entre las avenidas 1, 60, 122 y 72, a quienes también explotaba económicamente.
Necesito encontrar la otra parte del cuerpo de Johana, que alguien me diga donde lo dejaron.
Mientras tanto, las dos mujeres que fueron detenidas con él están acusado de explotar económicamente el trabajo sexual de otras trabajadoras que reciben dinero por hacer “paradas” en las esquinas.
“Me apoyo en la mirada de mi nieta”
Con las nuevas detenciones, ya son nueve los sospechosos que están a disposición de la Justicia pero, a pesar de los avances, aún hay no se determinó quién fue el autor material del delito cometido en 2017.
«No necesito consuelo, no necesito que me digan ‘lo siento mucho'», remarcó Marta Ramallo a este medio, y agregó: «Lo que necesito es que me digan que tenemos Justicia». En ese sentido, la madre de Johana citó como ejemplo los beneficios que recibe por el Servicio Penitenciario «El Cabezón» Rodríguez.
“Está en un pabellón VIP, puede hablar con sus hijas por teléfono y hasta puede acceder a un psicólogo”, dijo Marta. En cambio, sostuvo que ni ella ni su familia recibieron asistencia psicológica en un principio, y completó: “A Johana No le dieron la oportunidad de despedirse. de su hija».
Los más de cinco años de lucha por los que ha pasado se sienten en su cuerpo, pero Marta se mantiene firme en la búsqueda de la verdad. “Me apoyo en la mirada de mi nieta, sigo luchando porque se lo debo a mi hija”, dijo la mujer, y concluyó: “A ella y a todas las Johanas que regresaron a sus hogares en una urna 30×50″.
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Fuente: TN