Mientras los líderes políticos se enfocan en las disputas internas, muy pocos hablan o piensan en la formación de los argentinos.
La política hierve. Falta menos de un año para las elecciones presidenciales, los candidatos a candidatos hacen mil y una maniobras para quedar bien. Todo tipo de acuerdos se tejen y se destejen. Habla de todo… pero nadie menciona la educación.
Como suele ocurrir, una vez definidas las alianzas, cerradas las candidaturas, llegará el momento de salir a decir “lo-que-la-gente-quiere-oír”, y luego habrá diferentes propuestas para “mejorar la educación”. Y el diagnóstico fatal: ¡Qué bárbaros somos!
Estos pasos de comedia tendrían hasta gracia si no fuera porque reflejan, en rigor, la (muy poca) importancia que la dirigencia política argentina le da a la formación de los argentinos. Y si no fuera porque vivimos en un mundo en el que eso sí, las cuentas tienen que estar en orden, la inflación de tres dígitos es insostenible, pero el país no encontrará el camino del crecimiento si no se desarrolla. personas (capital humano) suficientemente capacitadas en ciencia, en tecnología, en esa amplia área de conocimiento que llaman “conocimiento del siglo XXI”.
¿Qué están haciendo hoy los líderes de las principales coaliciones en relación con este desafío estratégico? Cerca de ellos hay expertos en educación y muchos de ellos trabajan en la planificación de políticas educativas. Ahora bien, ¿los tienes en cuenta? ¿Los escuchas?
¿Seguirá siendo el Ministerio de Educación el último casillero a llenar en la asamblea de gabinete y al que irá un allegado al cercano?
La presentación del Presupuesto 2023 en el Congreso es un ejemplo de todo ello. Calculado con una inflación razonable para el próximo año (82%), el recorte en el área educativa propuesto por el Gobierno fue 15,5%más del doble que en el resto del Estado nacional.
Es cierto que posteriormente se agregaron dos artículos que facultan al Ejecutivo para hacer las correcciones. Tan cierto como que el primer proyecto oficial fue de fuerte ajuste. Y tanto como en los dos últimos años del macrismo también se recortó el presupuesto de educación.
El mensaje es claro: entre todas las áreas de la administración pública, la educación es siempre la perdedora. Siempre bajo el radar.
Queda un año para las elecciones y quizás sea el momento de darle la vuelta a la historia. Algo que difícilmente sucede si no sucede un fuerte reclamo de la sociedad para que la educación se tome con la urgencia y seriedad que necesita.
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Fuente: Titulares.com