Tres cosas se piden básicamente en muchos, muchos barrios de Córdoba. Primero, que la Policía realmente patrulla. Segundo, no robes tanto. Tercero, que en las unidades judiciales, que funcionan en las comisarías y que dependen de la Justicia, hay una atención seria.
Ya atrapar ladrones y recuperar bienes robados parece haber quedado en un segundo plano entre las reivindicaciones vecinales en tantos barrios.
La delincuencia se puso fea en Córdoba. Se puso serio. Para peor, las respuestas parecen estar muy lejos. Tan lejos que, se podría decir, no se ven ni a largo plazo.
El silencio de muchos de los que deben dar respuestas ya aturde.
En cambio, los reclamos vecinales no paran de aumentar. Lo que eran marchas y protestas vecinales aisladas en la Capital se han convertido en una constante. Cada semana, decenas de vecinos hartos de todo salen a hacer esto: a pedir que vuelva la Policía, a exigir que no haya tantos robos y a exigir que se tomen en serio las denuncias.
No se pide mucho más.
La nueva normalidad, tras la pandemia, trajo un resurgimiento de la inseguridad. Las cifras de delincuencia no han dejado de aumentar, sostenerse y fortalecerse.
Llama la atención que, contrario a lo que se venía haciendo, en la Provincia ya no se lavan figuras delictivas. ¿Somos tan malos, tal vez?
El último reporte del Observatorio del Delito, dependiente del Ministerio de Gobierno y Seguridad, fue en marzo de 2022. Y ya era preocupante.
En dicho estudio se reveló que en 2021 se habían reportado nueve robos por hora en toda la provincia, mientras que en 2020 hubo ocho ilegales por hora.
Las cifras totales para 2022 aún no se han publicado.
A su vez, el último informe del Ministerio de Seguridad Nacional ubicó a Córdoba en un lugar destacado en el mapeo de distritos inseguros del país. La provincia quedó en cuarto lugar. Ese informe se basa únicamente en las denuncias de las víctimas del delito. ¿Cuántas personas no denuncian?
¿Y qué se ve en Córdoba? Como siempre. De todo. Y parece que más.
En las calles, en sus noches, en sus madrugadas, en sus siestas desoladas, conviven las pandillas que aprendieron a dar golpes de comando en las fábricas; bandas especializadas en asaltar familias ya sea en barrios privados o en barrios que parecen liberados; los que cometen entradas, los que hacen salidas, los que saquean negocios, los que entran a edificios, los que cometen ataques de pirañas y los que emboscan a los que salen con dinero de un banco o de un negocio.
Y hay quienes aprendieron e hicieron un posgrado en robo de ruedas, ya sea con inhibidores de alarma o reventando vidrios o directamente levantando un auto con los brazos.
Y están las motos. Nadie sabe de dónde vinieron tantos. Hablamos de delincuentes que aprendieron eso de ponerse “hierro”, subirse a una moto con un cómplice para salir a recorrer las calles y avenidas con el fin de agredir a quien se cruzara.
Parece que roban a propósito donde hay cámaras de seguridad en el hogar.
Los muertos y heridos por motos conforman una extensa lista en Córdoba desde hace mucho tiempo.
Mientras tanto, hay comisarios que todavía ordenan a los albañiles o empleados del servicio doméstico que revisen cuando regresan del trabajo en sus motocicletas en los puentes o frente a los centros comerciales. Como si eso fuera efectivo.
Las nuevas autoridades de seguridad de la provincia están aquí desde hace cuatro meses. El hecho de que en muchos barrios no conozcan sus voces, sus caras o sus explicaciones de lo que está pasando podría ser incluso anecdótico, si hay un plan a medio o largo plazo.
Pero ahí está el problema.
El crimen parece haberse colocado quinto en Córdoba y no se sabe una idea, un plan concreto, un proyecto para tratar de revertir la situación. Es sabido que no se puede vencer al crimen: apenas se puede intentar no perder por tantos triunfos.
A todo esto, en algunos barrios hay condiciones curiosas a pesar de la idea de policía comunitaria. Para que un funcionario se reúna con vecinos que exigen seguridad se debe cumplir una cosa: no deben asistir a la reunión más de «cinco o seis» frontistas.
Fuente: La Voz
Fuente: diariocordoba.com.ar