La historia familiar de Patricia Fehr (48) y Germán De Córdova (56) está en constante movimiento. Él 10 de marzo de 2003 partieron desde San Nicolás de los Arroyos para recorrer el continente americano de punta a punta en 12 meses: desde el sur de Argentina hasta el norte de Alaska.
El plan de un año les llevó cinco, pero siguieron la marcha y ya llevan casi dos décadas cruzando fronteras y trópicos en el continente americano. Hoy viven con su hija Inti (14) en un autobús escolar que convirtieron en su casa y en una galería de fotos itinerante.
Nómadas digitales y autónomos. Se perciben como amunches (@amunches) que significa viajeros en lengua mapuche. Actualmente están de gira por México y continuarán hacia el sur el próximo año.
“Como este sueño se planteó como un viaje, nuestro interés fue conocer a los pueblos originarios. En algunos de ellos estacionamos nuestra casa sobre ruedas, enfrentamos el problema de la comunicación, nos sacudió la marginalidad y el rechazo que aún late por quienes fueron los primeros pobladores y guardianes de los bosques y ríos”, asume la pareja, en dialogar con Clarín.
Patricia y Diego se conocieron en 1991 cuando ella estaba en cuarto año de secundaria. Los unió a través de la aventura, el río, el campamento y las ganas de explorar el mundo. Se casaron en 1999 y ahorraron durante 10 años para emprender un viaje que se pospuso por diversas razones.
Patricia soñaba con ser maestro fronterizo. Se imaginó enseñando en las montañas y en lugares remotos. Se graduó como maestra de escuela primaria y se especializó en educación de adultos.
Comprometidos con las tradiciones y cosmovisión de los pueblos originarios, adoptaron la fotografía como herramienta de comunicación. Publicaron «Amunches bajo un nuevo sol», un libro fotográfico que recopila los rostros y distintas historias de las formas de vida de estas comunidades.
Coordenadas de voces y pueblos
atravesado desiertos, ríos y montañas. La primera etapa del viaje fue de adaptación y mucho descubrimiento personal a partir del nuevo mundo que iban descubriendo. Los miedos regulaban cada uno de sus impulsos. “Nos ayudan a analizar con más detalle los pasos a seguir o si tenemos que cambiar de rumbo”, describe Germán.
“El camino recorrido nos ha demostrado que la propia experiencia puede ser un factor de cambio en el entorno; logrando trascender en el otro con una experiencia diferente”, recapitulan como un mantra.
¿Obstáculos? “El aspecto económico porque constantemente debemos generar y administrar estos ingresos. ¿Como? Forjan alianzas con marcas alineadas con su espíritu y ofrecen conferencias motivacionales en empresas, escuelas de todos los niveles y universidades que tienen como objetivo motivar y fortalecer a las personas en el cumplimiento de sus metas. Además, participan en eventos culturales donde montan exposiciones fotográficas y venden el material audiovisual que graban.
“Todo lo recaudado es para seguir financiando esta labor de documentar las experiencias del camino y devolver a las escuelas remotas lo aprendido a través de nuestro proyecto educativo como parte de nuestro compromiso social”, explican.
“Nuestra casa es un autobús escolar”
“Llegamos a Alaska cinco años y medio después de partir, en septiembre de 2008, con nuestro Inti en una barriga de 7 meses y con la ilusión de seguir viajando”, recuerda Patricia.
Con la incertidumbre de saber dónde nacería la pequeña, pero con el deseo de seguir viajando y tener un espacio más amplio, vendieron la camioneta en la que habían viajado hasta ese momento, una casa improvisada con un dormitorio en la azotea y una cocina abarrotada en la parte trasera, y afincado en españa donde fueron recibidos por una familia amiga en un pueblo de Málaga.
Cuando nació Inti, la nueva aventura comenzó dentro de un autobús escolar amarillo, lleno de asientos e historias para seguir contando. “Conseguimos el bus en un pueblo cerca de Houston, en un almacén donde había cientos de ellos destinados a ser transporte público para América Latina y África, pero habían sido descartados por cumplir con el límite de años de fabricación”, relata Patricia.
“El que adquirimos era el único con transmisión manual, diesel y no tenía sistema eléctrico. Por tanto, la mecánica sería muy sencilla de reparar en cualquier taller mecánico con un par de herramientas y repuestos fácilmente disponibles”, añade Germán.
¿Cómo es? Un pequeño espacio de 12 metros de largo que cuenta con una cocina de camping atornillada al suelo, un refrigerador que funciona con electricidad cuando están conectados y con gas cuando están en movimiento, y un sistema de baño seco que transforma los desechos en compost. También tiene dos células solares para cargar baterías de los dispositivos que utilizan: teléfono, ordenador y cámara.
El tomo amarillo se enchufa en cualquier enchufe, no tiene aire acondicionado ni calefacción. ¿Qué no puede faltar? 12 kilos de hierba, latas de atún y 20 rollos de fotos con la limitación de hacer dos fotos como máximo al día.
la llegada de inti
Con la paternidad pospuesta por un día que terminó un viaje que parecía no tener fin, reconsideraron por qué no formar una familia de la forma en que vivían, viajando. Inti, que significa Sol en quechua, creció en esta aventura. En diciembre de 2019, Aurora se convirtió en la nuevo miembro canino de la familia.
¿Cómo es la educación de Inti? “Desde que tenía seis años estudia el SEAD, un sistema de educación a distancia del Ministerio de Educación de Argentina para niños que se encuentran fuera del país. Es público, gratuito y oficialmente es como si fuera a una escuela”, explica Patricia a este medio.
“Además, asiste de forma presencial a un establecimiento durante determinados periodos en los que puede experimentar esta alternativa”, completa Germán.
“En un mundo tan cambiante, creo que lo mejor que podemos darle a nuestros hijos es la capacidad de adaptarse a diferentes realidades que nos toca vivir Aprender de los demás, aceptar las diversidades, respetarlas y ser empáticos con los demás es una de las mejores lecciones”, confiesan sus padres.
un proyecto de ensueño
Con la convicción de que es posible construir lazos en la educación de la diversidad, desde los primeros kilómetros del viaje iniciaron la tarea de compartir y acercarse a los diferentes pueblos que visitaron.
“En el camino vamos recogiendo saberes populares de los abuelos y referentes culturales. Con ellos hicimos un recorrido fotográfico por el continente, revalorizando sus saberes ancestrales sobre el cuidado de la Madre Tierra”, recopila Patricia.
Así nació el proyecto educativo para que los niños se conozcan y se reconozcan en las diferentes realidades y formas de vida de otros compañeros. “Hacemos hincapié en el refuerzo de la autoestima, conocer otras culturas y geografías, conocer los problemas ambientales y sus soluciones, y las necesidades que surgen en las comunidades con las que trabajamos”, explica.
El lugar perfecto eres tú mismo
“Amanecer en diferentes lugares nos da la perspectiva de que cada día puede ser diferente, y también una nueva oportunidad para empezar o modificar lo que no está bien. Es el ejercicio constante de estar preparados para los cambios”, valoran.
Desde el momento en que planearon esta experiencia de vida, la gran pregunta fue cómo sería el día que comenzaran a viajar. Pero ahora, la pregunta principal es cómo será el día que termine. “Aunque todavía no tenemos una fecha exacta, sentimos que estamos más cerca de iniciar otra etapa con nuevos retos y más metas por cumplir”, evalúan.
“El mundo es un lugar con muchos colores y queremos seguir aprendiendo sobre sus diferentes geografías, culturas y formas de vida. No hay una sola manera de vivir”, dice Inti. La moraleja conserva la esencia que motiva el camino de esta familia.
PD
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Fuente: Titulares.com