El video de la fuga de este domingo fue viralizado por todos los medios y redes sociales. La escena es alarmante: se escuchan disparos entre guardias de la prisión y personas que han llegado en un auto para cortar la tela con una trituradora, mientras los internos huyen por el agujero y el interno que está filmando se regocija. El resultado fue la muerte de uno de los civiles que había combatido en las cárceles y la fuga de ocho internos, dos de los cuales fueron recapturados en las primeras horas de la mañana.
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El nombre de los internos que más emergió fue Claudio Javier «Morocho» Mansilla. Según se confirmó en el programa Roberto Caferra en Radio 2 del Subsecretario de Asuntos Penitenciarios, Jorge Bortolozzi, el principal objetivo del operativo de comando era rescatar a este preso con un grueso historial médico. A su vez, el gobernador desvinculó la posibilidad de complicidad por parte de los funcionarios penitenciarios. Durante la mañana, mientras las autoridades provinciales realizaban ruedas de prensa para contener el revuelo generado por la fuga, dos de los presos fueron recapturados.
sentencia suspendida
El martes 22 de junio se inició un juicio oral y público contra Morocho Mansilla por dos homicidios agravados, uno de ellos cometido por un menor, ocurridos en septiembre de 2018. La fiscal Marisol Fabbro solicitó a Mansilla 25 años de prisión.
El Ministerio Público acusó a Mansilla de haber enviado a un menor a buscar a dos jóvenes: Kevin Nieri, de 16 años, y Leonel Bubacar, de 18, para llevarlos a una casa donde los esperaba el hombre. Una vez allí, Mansilla, que iba armado, les disparó. Nieri murió en el lugar y Bubacar un poco más tarde en el Hospital de Emergencias Clemente Álvarez.
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Mansilla también fue acusado de pasar por el cruce de Riobamba y Servando Bayo un día después en un automóvil conducido por otro menor y disparar a familiares de los niños a los que había matado el día anterior. Dos semanas después fue detenido en Capitán Bermúdez.
100.000 pesos por matar a un niño
Al anochecer del lunes 26 de abril, Mauricio Gómez, de 21 años, fue asesinado frente a la casa de su abuela en Colombia y Francia. Dos personas le dispararon desde un automóvil que los vecinos habían visto pasar por el área varias veces en el período previo al ataque. En mayo pasado, uno de los tiradores fue acusado, al igual que Morocho Mansilla, quien instigó y pagó 100.000 pesos por el delito de prisión.
El imputado del homicidio, Ulises Nicolás O., de 21 años, mantuvo una serie de conversaciones con Morocho en WhatsApp que se transmitieron en la audiencia de imputación. Primero hablaron sobre cómo se veía Gómez, para asegurarse de que iban tras el objetivo correcto. Un poco más tarde, tras el atentado, hablaron para confirmar el resultado. «Tengan la seguridad de que ahí me confirma esto, lo vemos, también saldrá en las noticias. Tenga la seguridad de que el dinero será el mismo», dijo Morocho, de Piñero.
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Días después, Ulises O. confirmó su participación en el crimen en conversación con otra persona. En él, también publicó Pago por el crimen a la vista: «El Morocho te pega en el trabajo y te paga a tiempo». Luego dijo que le pagaron 100.000 pesos por esto. Mansilla fue acusado de homicidio agravado en el grado de instigador.
Con René, contra Tartita
Varios hechos violentos de los últimos tiempos dan señales de cómo ha operado Mansilla desde la detención de Piñero, así como con quién podría relacionarse y con quién tendría conflictos. Todo sucede dentro de la prisión y afecta a la calle.
El asesinato de Guido Samuel Pérez, un joven de 28 años que recibió cinco balazos el pasado mes de abril en el barrio San Cayetano, se explicó en el contexto de una disputa territorial en un contexto de narcotráfico. Los nombres que surgieron, según el comunicado de prensa de la época, fueron los de Morocho Mansilla y Alexis «Tartita» Schneider, hijo de Ariel Máximo «Viejo» Cantero. Los dos detenidos en Piñero, según personas cercanas a la investigación, mantendrían un tenso conflicto dentro del penal con consecuencias en la calle: entre ellos el asesinato de Estévez y otros cuatro delitos que se produjeron en la misma zona en los últimos tres años. .
A fines del pasado mes de mayo, en el marco de la condena de René «Brujo» Ungaro en el contexto de la asociación ilícita que el hombre dirigía en Piñero, el nombre de Morocho Mansilla apareció en el esquema de la banda. Pues cuando Ungaro se distanció de «Los Funes», grupo con el que había mantenido la disputa con los familiares del asesinado Pimpi Caminos, encontró en Mansilla la posibilidad de rearmar su grupo. Incluso Mansilla estuvo vinculada al grupo cercano a Ungaro que gestionaba la venta de dorsales para los visitantes de Piñero.
Filtrado hace trece años
A principios de 2008, Morocho Mansilla tenía 25 años, preso en la Unidad 3 cumpliendo condena por robo agravado y estaba vinculado a un homicidio ocurrido en 2006. En marzo de ese año fue liberado de prisión con la autorización de una libertad temporal. y nunca volver.
Dos meses después, a mediados de mayo, una expareja de Mansilla lo denunció en una comisaría porque el hombre la golpeó y le robó la motocicleta. La policía fue a buscarlo a una casa en Pasco al 6000 y allí lo detuvo. Tenía en su poder un revólver calibre 32, medio ladrillo de marihuana y 140 bolsas de la misma sustancia fraccionada que pesaban en total 1,3 kilos.
Otra fuga y visita fatal en Coronda
El 3 de mayo de 2011, Morocho Mansilla, quien se encontraba detenido en el penal de Coronda ya condenado por asesinato, aprovechó una oportunidad laboral y huyó gracias a la colaboración de dos mujeres. Uno de ellos era su pareja en ese momento, una joven de 28 años llamada Pamela Escalla. Ella y la otra mujer, María del Carmen S., lo esperaban en un automóvil en una vía que bordea el penal y de allí tomaba la Ruta 11 hacia Santa Fe. Unos kilómetros después, una comisaría detuvo al trío. Y Mansilla había volver a la cárcel.
Ocho meses después, Pamela Escalla fue a visitar a Mansilla en Coronda y fue asesinada a tiros. En la madrugada del domingo 9 de enero, la mujer se bajó de un autobús a pocas cuadras de la prisión, caminaba con un familiar de otro recluso cuando un automóvil se detuvo a su lado y otra mujer se bajó del mismo. Esta persona la confrontó y la mató de varios tiros.
El objetivo del crimen fue María del Carmen S., la misma mujer que colaboró meses antes en la fuga de Mansilla. Eran socios de otro interno de Coronda, Carlos Pochón, quien tenía una amistad con Mansilla que se vino abajo en una disputa por el liderazgo del pabellón que compartían.
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Fuente: unosantafe.com.ar