Cuando hablamos de una red de interconexión energética en la región, nos referimos a una importante estrategia de complementariedad entre países que puede traer un importante desarrollo tecnológico y sistémico a nuestro continente. Sin embargo, lo cierto es que, en la actualidad, América Latina sólo puede hablar de planes y proyectos pendientes para lograr una verdadera integración energética internacional.
Si miramos el mapa de las interconexiones eléctricas en Europa, nos encontramos con un panorama alejado de nuestra realidad, con interconexiones a todos los niveles. En Latinoamérica, en cambio, solo tenemos como casos de éxito las líneas de conexión entre Ecuador y Colombia y otras en algunos países centroamericanos.
Si bien la geografía nos ha jugado en contra, es innegable que el desarrollo de un sistema de interconexión en nuestra región sigue siendo una tarea difícil de consolidar, pero que tiene un importante potencial para el crecimiento de las naciones.
Lamentablemente hemos dejado de ver con claridad los innumerables beneficios de contar con una red de interconexiones internacionales y acuerdos de importación y exportación de energía. Uno de los primeros puntos a destacar de este sistema es el factor ligado a la seguridad de suministro. Vivimos en un mundo con consumidores empoderados que recuerdan que tienen electricidad cuando falla, lo que crea un entorno de demanda particularmente exigente que requiere un plan de respaldo.
La complementariedad energética entre países logra enfrentar las deficiencias existentes en las alternativas de energías renovables. Hoy asistimos a uno de los escenarios más complicados en materia de cambio climático, por lo que la tendencia energética sostenible debe complementarse con una alternativa eléctrica que permita cubrir el déficit en un contexto de demanda creciente. Siempre que podamos construir sistemas robustos y bien interconectados, es posible generar suficiente estabilidad para hacer frente a variables como las opciones renovables intermitentes.
Estos factores configuran el futuro del acceso a la electricidad en nuestra región, pero también muestran la coordinación pendiente que tiene América Latina para organizar una cadena de suministro de energía sostenible. Es fundamental, por ejemplo, reconocer los desafíos a superar, como la armonía de intereses entre los sectores público y privado, porque el impulso privado no siempre es suficiente para consolidar un acuerdo rentable (la experiencia del proyecto de interconexión entre Brasil y Argentina es una muestra de ello).
En este sentido, esperamos que, en el corto plazo, la estrategia de interconexión internacional deje de ser uno de los muchos temas en suspenso, tome forma y se haga realidad.
Titulares de Perú