Como un círculo vicioso que no tenía por donde cortar, el equipo jugaba mal, quien tenía que montar el equipo traía refuerzos que no rompían moldes, el entrenador no podía dar la vuelta., el elenco perdió categoría y luego jugó peor, y así comenzó como un bucle infinito: esa era la realidad de un Boca que no pateó el arco en la cancha.
Tan fuerte y contundente es la descripción literal de un equipo cuando no puede acercarse al portero rival, ni siquiera una jugada preparada en un córner o tiro libre, no hay nada más que añadir sobre el descontento de todos en el club.
Ruso y Riquelme. Otros tiempos. Ni siquiera el superclásico le permitió llegar a fin de año.
La decisión fue romper este círculo por el detonante que trae rápidamente la situación: el entrenador, quien con la victoria en los penaltis sobre River en la Copa Argentina prolongó la agonía. Además de las responsabilidades compartidas con los jugadores y el Consejo, Russo pagó por tener que dimitir.
DESGASTE RUSO Y FALTA DE REACCIÓN
Nadie se merece el trato que recibió el técnico del propio club, pero cuando se habla de un apellido como el ruso, se refuerza la crítica de tanto «fuego amigo». Porque estaban moliendo, lastimando, reduciendo el rango. Y así perdió la autoridad, el respeto del equipo y la paciencia de la gente.
Tan seguro fue que Russo no acabó dando la talla como en sus días como campeón de la Libertadores. No ha podido en todo ese tiempo imprimir una identidad definida para el equipo. Pero quizás fue un fuerte reclamo hacerlo el año pasado más que en este torneo. Si variaba entre buenas, aceptables y malas actuaciones con los jugadores que tenían, deberían haberlo analizado con el Ayuntamiento para mejorarlo. Ya sea que lo hayan hecho o no, ahí es donde las responsabilidades de Roman y de la compañía comienzan a aparecer en el campo. Porque si Cavani era un sueño complicado y quizás hasta utópico, acabaron armando un equipo muy inferior al que él tenía. Y Russo ha tolerado la salida de jugadores importantes en más de una ocasión y la llegada de muchos que no formaban parte de su prioridad.
No deberían haberle maltratado y él no debería haberlo permitido. Tenía una placa para otra despedida.
Sebastian Battaglia será su reemplazo.
PERFIL DE SUSTITUCIÓN RUSA
Sebastián Alejandro Battaglia inició el curso de DT a principios de 2012, cuando intentó dejar atrás el dolor que le producía la osteocondritis en el tobillo derecho, el mismo que lo sacó del fútbol en 2013. En ese momento, Sebá practicaba por separado, junto a los niños de la Reserva, y anotaba cada ejercicio que Diagrama de Julio Falcioni, uno de los primeros que confió en él cuando estaba fuera de la cancha.
Le gustan los centrales que salen jugando con el balón dominados, los principales goleadores que van al ataque (Barco, Eros Mancuso) y sobre todo los centrocampistas mixtos, como Cristian Medina, Varela o el propio Equi Fernández, todos chicos que han mejorado sus condiciones desde la llegada de Battaglia. ¿Arriba? Dos extremos que hacen de ida y vuelta un área 9 (Vázquez, Almirón, Bodencer), todas marcas registradas de los equipos de Sebastián. Así, quedó subcampeón en la Reserva. ¿Y primero?
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Fuente: ole.com.ar/